(una de las últimas fotos que
nos ha mandado el Webb)
Un
documental: Lo desconocido. La máquina
del tiempo cósmica Netflix
Hace poco más de un año, el 16
de julio del 2022, hice una entrada en el blog donde hablaba del asombro que me
había producido las maravillosas primeras imágenes del Telescopio Espacial
James Webb. Esto es un fragmento de lo que escribí: “Acaban de publicarse las
primeras imágenes del universo, reales, no simulaciones, que nos ha enviado el
poderoso telescopio James Webb lanzado al espacio hace poco más de seis meses,
el 25 de diciembre del 2021. Lo que más me ha impresionado de las
impresionantes fotos que se han publicado es que ¡las estrellas son como las
que pintamos desde pequeños! Nunca he sabido porque los humanos empezaron a
representar las estrellas con forma de estrella. En el cielo nocturno, incluso
en el más brillante y cuajado de ellas, las estrellas se ven como puntitos
luminosos, pero los hombres, los artistas, inventaron una forma para
representarla que se ha ido transmitiendo de una generación a otra, casi
siempre a través de los niños que sin que nadie se lo diga, dibujan estrellas
aunque nunca hayan visto una. Cuando vi la primera imagen del James Webb no me
lo podía creer: era una estrella de las de siempre, pero de verdad. “Se encuentra
a 290 millones de años luz de la Tierra, en la constelación de Pegaso, y es el
primer grupo compacto de galaxias jamás descubierto.” El James Webb no solo ha cambiado nuestra
visión del universo. De golpe y a través de unas imágenes espectaculares, nos
devuelve a nuestra pequeñez y hace aun mas inútiles, absurdos e incomprensibles
los problemas que nos creamos a nosotros mismos…”: Vuelvo a el telescopio, no solo para recordar
que el Webb sigue ahí, enviando fotos e información sobre nuestro pasado y
nuestro futuro, lo hago porque casi por casualidad descubrí en Netflix un
documental de la serie Lo
desconocido dedicado a La
máquina del tiempo cósmica, que no es otro que el Telescopio Espacial James
Webb. El documental nos acerca de una manera muy sencilla a la historia de la
construcción del telescopio narrada por sus creadores, inventores,
constructores. Es un documento humanamente estelar. Humano, porque demuestra que
los seres humanos podemos crear algo grande cuando unimos esfuerzos, estelar
porque este magnífico aparato nos une y conecta con un universo inmenso que está
ahí y al que no le hacemos el caso que deberíamos. El documental es mucho mejor
que un relato de ciencia ficción porque es ciencia sin ficción. Seguir los
pasos de su complicada elaboración, ver como poco a poco se van ensamblando las
piezas de su enorme estructura en forma de panal, sentir la ansiedad y el miedo
de que algo salga mal, y son muchas las cosas que podían salir mal, y compartir
la alegría de ver que el telescopio se desplegaba en su grandeza en el viaje
hacia el infinito, es algo apasionante. Y un antídoto perfecto contra la
estupidez y la maldad que nos rodea por todas partes.
Una
serie. Círculo cerrado, de Steven
Soderbergh HBO Max
Estupidez humana que
encontramos en esta estupenda serie de seis capítulos dirigida y creada por
Steven Soderbergh con la complicidad de Ed Solomon. Estupidez de sus
protagonistas, no de sus creadores. Partiendo de una idea de un clásico de
Akira Kurosawa, El infierno del odio que
se puede ver en Filmin, que a su vez adapta una novela de Evan Hunter,
guionista de títulos como Los pájaros
de Alfred Hitchcock, Soderbergh nos descubre una nueva mafia en Estados Unidos.
La mafia de la Guyana que controla el tráfico de personas y droga en el bajo
Manhattan. Un secuestro fallido desemboca en una serie de actuaciones
conectadas con el pasado de dos familias, una rica familia blanca americana y
una rica familia negra de Guyana. Entre medio, los desgraciados peones de una
historia llena de giros y de revueltas con una policía más bien desagradable
(en realidad todos los personajes son desagradables) empeñada en llegar al
fondo de una trama de corrupción. Claire Danes, siempre enfadada como lo estaba
en Homeland, es la rica y soberbia
Sam Brown, Zazie Beetz es la desequilibrada policía Mel Harmony y la, para mí,
desconocida CCH Pounder, es Savitri Mahabir, la poderosa y supersticiosa
matriarca de la mafia guyanesca. Un guión milimétrico, una realización ágil que
combina los distintos círculos de la narración y unos actores estupendos acaban
por redondear una serie que vale la pena ver.
Un
estreno: Todas somos Jane de Phyllis
Nagy
Nunca sobran las películas que nos recuerdan un pasado reciente donde algunos de los derechos sociales adquiridos por las mujeres, o simplemente por la sociedad, no estaban garantizados ni mucho menos. Un pasado cercano en realidad que amenaza con volver si nos descuidamos un poco dando por sentado que ya todo está conseguido. No, no lo está y por eso películas como Todas somos Jane son tan útiles. Ambientada en el Chicago de 1968, cuenta la historia de Joy un ama de casa de clase media alta, embarazada de pocas semanas, que debe abortar porque su vida corre peligro si continúa con el embarazo. En Estados Unidos el aborto era ilegal y aunque su médico lo recomienda, los hombres que dirigen el hospital, le niegan la posibilidad de abortar. Desesperada, Joy encuentra un aviso que simplemente dice “Call Jane” si tienes un problema. Joy llama y de esta forma conoce a “Jane” un colectivo de mujeres, todas somos Jane, que practica abortos ilegales pero seguros y con un acompañamiento emocional. A partir de ese momento, la vida de Joy cambiará por completo, encontrará un sentido. Lo mejor de este film es la cotidianidad con que está narrado, la falta total de tremendismo y dramatismo en un tema que normalmente se trata desde el dolor y la culpa. Phyllis Nagy, que fue guionista de Todd Haynes en la adaptación de Carol, con la complicidad de Greta Zozula en una fotografía muy años sesenta y sobre todo la de Elizabeth Banks que ya se metía en esta época y este problema en la estupenda Mrs. America, con la que esta película tiene mucho que ver, casi como si fuera el contraplano de aquella serie, nos va lanzando mensajes sutiles nada aleccionadores (no hay malos en este film, solo seres humanos), mucho más eficaces que muchos panfletos y denuncias. Todas somos Jane o hemos podido ser Jane o seremos Jane. Todas y todos hemos de seguir adelante, garantizando los derechos que nos hemos ganado con muchos años de luchas colectivas.
El regalo de la semana es un homenaje al telescopio James Webb.
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