sábado, 10 de febrero de 2024

MUJERES VALIENTES

 


Mientras seas tú, de Claudia Pinto

La mujer valiente en este caso es Carmen Elías, aunque creo que también podríamos calificar de valiente a la directora Claudia Pinto. Juntas han hecho un documental esperanzador y al mismo tiempo estremecedor. A estas alturas no voy a descubrir nada si digo que Carmen Elías padece Alzheimer desde hace años. Pero viéndolo si, he descubierto dos cosas que no son tan evidentes: se puede convivir con el amigo Al, como lo llama Carmen, sin dejar de ser uno mismo y sobre todo, es muy importante tener un objetivo, hacer algo, no para luchar contra Al, sino para hacer de él un cómplice creativo. Carmen reconoce que hacer este trabajo en el que su amiga y confidente Claudia Pinto la sigue, primero en privado, sin que nadie lo supiera, y luego de forma más pública, ha sido la mejor medicina para sobrellevar lo inevitable. En el documental hay muchos momentos emocionantes, otros divertidos, algunos que te general dolor, pero hay una frase que dice un médico que me parece una lección no solo para los que padecen o conviven con “el amigo Al”, también para los que no lo tenemos cerca pero sabemos que está por ahí, escondido en cualquier esquina: la memoria no es un álbum de fotos, la memoria es un cuadro en restauración permanente. Mientras seas tú es una restauración que ambas comparten con el mundo, una memoria de la pérdida de memoria, una reivindicación de que sigues siendo tú aunque ya no seas el tu que eras antes. Sí, Carmen y Claudia son dos mujeres valientes.

 


Las cuatro hijas, de Kaouther Ben Hania

Aquí hay una mujer valiente, o a lo mejor cobarde, es difícil decirlo. Olfa es la madre tunecina de las cuatro hijas que dan titulo a este documental que se acerca a un tema que por desgracia ha dejado de ocupar las primeras páginas de la información, pero sigue estando ahí. El docudrama empieza con unas palabras de la directora: “En esta película intentaré explicar la historia de las hijas de Olfa. Olfa tiene cuatro hijas. Las dos pequeñas, Eya y Tayssir, aún viven con ella. A las dos mayores, Rahma y Ghofrane, se las comió el lobo”. El lobo del fundamentalismo, el lobo del integrismo, el lobo de la reacción que llevó a dos adolescentes a unirse a ISIS, el Estado Islámico, creyendo que así se salvaban. Este tema habría dado para un excelente documental de los que realiza Alba Sotorra, o para una ficción lacerante y cargada de razones. Pero Kaouther Ben Hania ha escogido otro camino, el de una recreación entremezclada con la realidad, una puesta en escena que nunca pierde de vista lo que quiere contar. Estamos en un espacio cerrado, teatral, donde Olfa y sus hijas (reales) hablan a cámara y recuerdan su vida llena de momentos traumáticos y de enfrentamientos entre una madre muy tradicional y unas hijas que quieren escapar de su mundo. Olfa y las dos hijas que aun viven con ella, rememoran un tiempo en el que las cuatro hermanas estaban juntas, hasta que la primavera árabe del 2011, que debería liberarlas de los prejuicios y las servidumbres, derivó en un reino de la intolerancia que fue su perdición. Los recuerdos más dolorosos de Olfa están visualizados con una actriz que hace de ella, mientras ella la mira. Las dos hermanas desaparecidas las interpretan dos actrices. Esta representación doblada tiene una enorme fuerza. Ver a la auténtica Olfa frente a su espejo o las escenas con las cuatro hermanas, las falsas y las verdaderas, hace de este documental algo hasta cierto punto provocador. La forma narrativa de Las cuatro hijas no deja indiferente: o te sumerges con ella o la detestas. A mí me sedujo su apuesta no naturalista.  

 


El deshielo de Veerle Baetens

No estoy segura de que se pueda calificar de valiente a Eva, la protagonista de este interesante debut como directora de la actriz belga Veerle Baetens. Pero sí, Eva es valiente a su manera huraña, silenciosa, huidiza. Es valiente porque es capaz de tramar una venganza aunque sabe que esa venganza no será buena para ella. La película está contada desde el presente de Eva, cuando a sus 26 años, decide volver al pueblo natal del que huyó hace mucho. Mientras prepara ese viaje, Eva recuerda su infancia, sus amigos, los veranos… y la crueldad y maldad de esos años que la marcaron para siempre. No es algo original, no es tampoco una propuesta formalmente muy arriesgada, pero si es un film que te deja con la sensación de que la infancia no es el paraíso que a veces hemos guardado en la memoria. 

Me doy cuenta en este punto de que esta entrada podría llamarse también Mujeres con memoria. La de Carmen recuperada para que no se pierda por su amiga Claudia Pinto; la de Olfa y sus hijas para que se conozca el horror cotidiano en el que viven muchas mujeres en el mundo islámico; la de Eva para asumir su pasado y enfrentarse a él. Cuadros en restauración.

 

(no he encontrado ninguna foto con Patricia, por eso recurro a ésta que me parece muy bonita porque en ella se ve la dulzura de su sonrisa y de su mirada)

Memoria de una amiga. Patricia Ferreira 

Hace unos días, en la ceremonia de los Premios Gaudí, me enteré de la muerte de Patricia Ferreira. Me dio un vuelco el corazón. Por no saberlo, y por saberlo de esa manera tan inesperada. Patricia murió el 27 de diciembre pasado. Yo, que leo tres periódicos al día, no recuerdo haber visto nada de su muerte. Es probable que se comentara en redes sociales (que no tengo), en el programa La Finestra Indiscreta de Alex Gorina, o en Días de Cine, pero por lo que fuera, no lo supe hasta este domingo. Tengo muchos recuerdos con Patricia a la que conocí hace casi 40 años en la Seminci de Valladolid que dirigía Fernando Lara. Desde entonces, he coincidido con ella muchas veces, siempre en encuentros tranquilos, serenos, donde se podía hablar de todo. Patricia era una gran persona y una gran directora creo que poco reconocida. Por su edad, estaba en esa franja difícil entre las veteranas, Pilar Miro o Josefina Molina y las nuevas directoras, formaba parte de una generación que accedió al cine cuando no era fácil. Patricia hizo películas muy interesantes, curiosamente, algunas muy relacionadas con la memoria. Su primera película Sé quién eres, trataba de eso, de la memoria perdida, en Para que no me olvides, aunque no es su tema central, la memoria del personaje de Fernando Fernán Gómez es crucial en la historia; Señora de es un imprescindible documental sobre las mujeres que fueron silenciadas, marginadas, escondidas por una sociedad que nunca las respetó. Memoria y valentía. Porque Patricia fue valiente, “soy una mujer con una enfermedad, no una mujer enferma”, decía (robo la cita a Fernando Lara, su compañero durante toda la vida). Y en eso se parece a Carmen Elías cuando dice que no hay que lucha contra la enfermedad, hay que seguir viviendo y aprender a convivir con ella. He empezado con una mujer valiente y acabo con otra mujer valiente a la que estoy orgullosa de haber conocido: Patricia.  

El regalo de esta semana es para Patricia, estoy segura que le habrían gustado



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