La
diva: María, Pablo Larraín
No soy una gran entendida en
opera, pero La Callas me gusta. No sé gran cosa de su vida, (Onassis aparte),
pero no me importa. Tampoco sé gran cosa de ella después de ver el misterioso
film que ha construido Pablo Larráin. María
se puede considerar el tercero de sus grandes retratos de mujeres célebres.
Primero fue Jackie, luego Spencer y ahora María, La Callas. Hablo de retrato y no de biografía, porque estas
tres películas no cuentan la historia de estas mujeres, la evocan, la
reescriben desde la mirada del cineasta. Estos tres esbozos en profundidad de
Larraín me recuerdan los retratos de Ramon. Nunca son iguales al modelo, pero
todas las modelos se han reconocido en ellos, han sentido algo intimo,
escondido, algo que a veces ni ellas mismas sabían que tenían, En el catálogo
de la exposición del 2006 en la Fundación Vilacasas, una exposición solo de
retratos, Marga Perera escribió un texto
que describe muy bien el trabajo del pintor:
“... La atmósfera que respiran
sus modelos es la propia realidad del cuadro, un espacio donde aparentemente,
sólo aparentemente, no hay referentes: la modelo es la protagonista y a partir
de ella Herreros va construyendo el entorno, creando un fondo de color
puramente pictórico, un fondo que le pertenece de manera íntima porque, en
realidad, evoca todo el mundo de su época abstracta, dando así unidad a toda su
trayectoria. Y en estos cuadros, con estas figuras y estos fondos coloreados,
es dónde aparece la historia moral y física del taller, y por tanto del
pintor...”
Podríamos decir lo mismo de
los retratos de Larraín que son en sí mismos, más allá de la figura que
representan. Larraín se fija en un tiempo muy preciso, unos días concretos en
la vida de sus mujeres retratadas y las aísla del mundo, las pinta, las
construye. En el caso de María Callas, es la última semana de su vida en un
París fantasmagórico en el que la diva concede una última entrevista al pintor,
al narrador, al cineasta, a si misma, mientras deambula por una casa/marco en
el que hay dos figuras imprescindibles: el mayordomo y la sirvienta, sin las
cuales, como si fueran los elementos que acompañan y complementan el retrato,
no se entendería el conjunto. No quiero acabar este texto sin citar el
excelente trabajo de Angelina Jolie metida en la piel de esa mujer inacabada.
Angelina no se parece a la Callas, pero ES la Callas, como los retratos de
Ramon no se parecen a sus modelos, pero SON sus modelos.
Rareza
1 Following Christopher Nolan
No tengo ni idea de a quién se
le ha ocurrido estrenar ahora esta película, la primera que dirigió Christopher
Nolan en 1998. Un film de 70 minutos en blanco y negro, rodado en 16 mm durante
los fines de semana con un coste declarado de 6.000 dólares. No creo que se
llegara a estrenar nunca. Pero si los que descubrimos Memento dos años después hubiéramos visto Following, la habríamos entendido mucho mejor. Porque Memento ya está en este film extraño y
fascinante. Hay, además, algo que a mi particularmente me gusta mucho. La idea
de seguir a un desconocido por la calle simplemente para saber dónde va,
imaginar su vida, es algo que me habría gustado hacer alguna vez. Lo de seguir
a la gente no lo he hecho por cobarde, pero lo de imaginar vidas me gusta
mucho, sobre todo en un viaje largo en tren o mientras espero en un aeropuerto.
Por eso, el punto de partida de Following
me encantó. Un hombre joven de pelo corto y con un traje, le cuenta a un
hombre mayor una historia. Es escritor y en una de las crisis creativas,
decidió seguir a la gente por la calle de una manera aleatoria. Por una serie
de circunstancias, acaba por entablar una relación con dos de sus seguidos, un
hombre y una mujer. La narración no es lineal, (por eso digo lo de Memento) avanza y retrocede y la única
pista que tenemos para seguirla es la forma de vestir del escritor, mas
andrajoso y dejado a veces, bien vestido otros, a veces con la cara dañada por
una paliza. Poco a poco descubrimos la historia de un engaño y de una traición
que se sigue como se sigue un camino, porque queremos saber donde nos lleva. Following es un gran debut y ya anuncia
al enorme director de títulos como Origen
o Interstellar.
Rareza
2 Bodegón con fantasmas de Enrique
Buleo
Esta rareza es muy distinta.
Es una rareza manchega. Viéndola, me vienen a la cabeza algunos films
“rurales/fantásticos” del cine español con el que se podría hacer un ciclo
estupendo y sorprendente. Espíritu
sagrado de Chema García Ibarra, Destello
bravío de Ainhoa Rodríguez, Tierra de
nuestras madres, de Liz Lobato. Pero la película que se evoca en este
cuento manchego de fantasmas es Finisterrae
de Sergio Caballero. Júntenlo todo, agreguen unas gotas de Kaurismaki, y el Bodegón está servido. Los cinco
elementos del bodegón son cinco historias que suceden todas en el mismo pueblo
de la Mancha, impersonal, aburrido, feo. Todos se conocen, los vivos y los
muertos. Es a ese pueblo donde vuelven los fantasmas: un padre que quiere
cumplir un deseo, dos fantasmas expulsados del limbo por que el Vaticano lo ha
suprimido, un fantasma verde y juguetón. Hay dos historias de fantasmas sin
presencia. La cámara encuadra ese espacio convirtiéndolo en cuadros de tienda
de muebles. Y la gente camina por su calle principal sin saber bien a donde
van. Hay arquitecturas con palillos, champiñones, botellas de Palinka (bebida
alcohólica rumana, muñecos que hablan. Y soledad, mucha soledad. Y humor muy
negro y subterráneo. Bodegón con
fantasmas mezcla el esperpento y el costumbrismo heredero de El extraño viaje con unas historias
minimalistas sobre esos pueblos olvidados en los que nunca se detiene nadie.
Para acabar, me he acordado de unas palabras de Chema García Ibarra, director
de Espíritu sagrado, que creo resumen
muy bien este tipo de cine único en el mundo: “Me gusta el contraste entre
drama y comedia y entre fantasía y realismo. Me gusta el humor a la vez negro y
tierno. Me gusta explorar la belleza de lo que el cine suele marginar”.
El regalo de esta semana es un
bodegón. Los fantasmas los ponemos cada uno
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