viernes, 22 de abril de 2011

REFLEXIONES


Al volver de Terrassa donde se ha celebrado el BASE 2011 en la ESCAC, leí el libro de Iñaki Gabilondo “El fin de una época”, (Barril&Barral, Barcelona 2011),y me encontré con varias similitudes entre lo que se había dicho en las conferencias del BASE y lo que el periodista escribía en su último capítulo. Cámbiese periodismo por cine y no está muy lejos de lo que comentaron Mateo Gil, José Luis Félez, Daniel Sánchez Arévalo o Manuel Martín Cuenca, lúcidos ante los cambios estructurales y conceptuales que plantean las nuevas tecnologías y que resume muy bien la frase de Martín Cuenca. “No son tiempos malos, son tiempos de cambios”.
A continuación reproduzco algunas frases de Gabilondo que me parecen ejemplares y que suscribo por completo.
“La situación más complicada es la que padecen algunos profesionales que habían empezado a construir su vida con los parámetros antiguos y de repente se encuentran atropellados.
“El negocio que se está buscando terminará por encontrar un modelo válido que pueda erigirse en la referencia. Aunque se vehiculen a través de tecnologías nuevas y desconocidas, los modelos de referencia deberán resurgir como una necesidad de primer orden, en el marco de nuevos modelos de negocio. Mi pronóstico es que el mito del fin del periodismo clásico durará poco tiempo, si bien la profesión tendrá que alterarse por completo. Puede, por tanto, que tengan razón quienes anuncian la muerte del papel –en un sentido tradicional- o del modelo del periódico que conocemos. Pero si hay un elemento cuya supervivencia está garantizada son los valores, verdaderos baluartes del periodismo en cualquier época y soporte.
“Lo que está muriendo es un modelo de negocio que forzará el nacimiento de otro. Pero ningún nuevo negocio puede orillar el periodismo de referencia.
“Por mas que se modifique la noción de negocio, la gente requerirá siempre de una figura que cribe y explique la realidad en virtud de unos criterios de calidad contrastada.
“A mí me llevó mucho tiempo entender que siempre ha sido –y siempre será- minoritaria la demanda de productos de una cierta exigencia.”

Unos días después, leí un artículo de Anna Soler-Pont, una de las agentes literarias más activas y atenta a los cambios que se están sucediendo. El artículo, publicado en La Vanguardia del 21 de abril, se titulaba “Cuando no hay plan B”. También allí encontré muchos puntos en común con el debate que está en el aire y que afecta a todas las industrias culturales: cine, música, libros, periodismo..
Estas son algunas de sus reflexiones:
“El momento que vivimos a caballo entre la industria llamada tradicional y las revoluciones tecnológicas, es fascinante.
“Hay más interrogantes que respuestas. Y lo que ocurre es que los occidentales, y especialmente los europeos, tendemos a ver el mundo desde una óptica muy particular. Porque en otras partes del planeta las cosas van a un ritmo más acelerado y hace ya mucho tiempo que saben que no hay plan B. En la India y en China ya han empezado a cerrar imprentas y muchos niños y niñas nunca verán un libro de texto impreso. Las dimensiones de la población escolarizada en los países emergentes hace impensable que cada alumno tenga todos sus libros impresos. El libro físico será objeto de lujo, pero los contenidos estarán al alcance de todos.
“Finalmente, lo que importa es que los contenidos lleguen al destinatario. Que circulen, que se lean. En qué soporte y en qué formato, será lo de menos.
“Pero lo que importa también es dar al contenido el valor que se merece. ¿Quién creará si no se remunera por ello? En un mundo abocado a ser digital deberíamos preocuparnos para que las nuevas generaciones, los adolescentes de hoy que ya van con el ordenador portátil en la mochila con sus textos digitales sean educados para dar valor al contenido.”

Momento apasionante el que estamos viviendo. Si pensamos un poco, es casi tan apasionante como la puesta en marcha de la imprenta que permitió popularizar la edición de libros en lugar de ser reserva de unos cuantos privilegiados; momento apasionante como el de la implantación de la televisión que permitió que las noticias y las imágenes llegaran a todas partes. Momento apasionante que debemos aprovechar y cargar de contenidos. Como dice Anna, como dice Iñaki, como decían en la ESCAC los conferenciantes: cambian los soportes, pero los creadores seguirán siendo imprescindibles. O, para resumir con una frase de Martín Cuenca hablando de la facilidad de rodar. “Todo el mundo puede producir imágenes ahora mismo. Lo difícil es hacer cine y no una chorrada”.
En eso estamos.

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