sábado, 18 de febrero de 2012

BERLIN DIA 9


El festival no se acaba con la última película a competición. Por suerte quedan aún muchas secciones que siguen ofreciendo la posibilidad de descubrir cosas. Hace ya varios años que al final de la semana me encuentro con sorpresas. Este año también. Ayer, por ejemplo, me salí de Bel Ami. Tenía la sensación de estar perdiendo el tiempo por completo y me fui a la calle. Miré si había algo para ver y me encontré con una película holandesa de la que no sabía nada Hemel de Sacha Polak, en el Forum. Mi sorpresa empezó cuando vi que tenia producción española de Jaleo Films y una parte de la historia pasaba en Sevilla. Curioso. La sorpresa continúo cuando me entere que había ganado el premio Fipresci de la crítica en la sección del Forum. Así que la casualidad me llevo hasta una película que, además, es muy interesante. Hemel quiere decir Cielo y Cielo es el nombre de una jovencita de 20 años que busca en el sexo un sentido a su vida. En realidad esta Peter Pan del sexo lo único que necesita es reencontrarse con el beso en la comisura de los labios que le daba su madre, perdón en este caso su padre. Dividido en capítulos, el film empieza muy alto no en balde el primer fragmento se llama Cuestión de genitales, para poco a poco irse adentrando en un el auténtico problema de Hemel: su incapacidad de aceptar que es una adulta.
La segunda sorpresa también tuvo que ver con España. Hace unos días conocí a una chica catalana que vive en Berlín desde hace diez años. Estudio en la Pompeu y se llama Cristina Diz. Pues bien, Cristina y su compañero Stefan Butzmühlen, han conseguido que su primera película este seleccionada en el Forum. Se llama Sleepless Knights, está rodada en un pequeño pueblo de Extremadura y no cuenta con absolutamente NINGUNA ayuda ni subvención ni de España ni de Alemania, aunque ya han conseguido un distribuidor y un agente de ventas internacional. Es un ejemplo de que se puede hacer cine, buen cine, con imaginación y una buena planificación. Desde luego lo que sería estupendo es que además pudieran ganarse la vida con ello en lugar de trabajar casi por nada. No me resisto a contar la historia. Carlos vive en Madrid, pero ha vuelto al pueblo durante el verano, Juan es un guardia civil recién llegado al pueblo. Los dos se sienten ajenos a ese mundo rural y eso les lleva a compartir un amor de verano clandestino y sensual. Al mismo tiempo que se desarrolla su historia, los mas viejos del lugar ensayan una escena que reproduce el momento mas glorioso de la historia local: cuando los cristianos en minoría consiguieron expulsar a los moros engañándolos al poner en marcha un ejército de vacas con teas en los cuernos. Si la historia de los dos chicos es sensual y física, la de los caballeros dormidos del título es hilarante y disparatada. Hay algún toque de Albert Serra en ese episodio, pero mucho mejor filmado y sobre todo ensamblado con una historia cotidiana.
Lo mejor fue ver esta película en un cine del extrarradio berlinés donde se hacen repeticiones. El cine Colisseum es un viejo cine del Berlín oriental, precioso y muy bien conservado. Fue toda una experiencia ver la película entre los amigos de la Pompeu de Cristina que habían venido a verla, algunos desde Barcelona, y rodeada de gente normal y no periodistas.
Y esto me da pie a una reflexión no por repetida menos cierta. Me duele en el alma que haya gente que no puede venir al festival porque sus medios no les pagan ni siquiera el viaje o incluso les prohíben venir cuando encuentran soluciones baratas porque les aterroriza sentar precedentes de que se puede cubrir un festival con muy poco gasto, y en cambio haya otros críticos, pagados a cuerpo de rey que se pasan todo el festival lamentándose de su suerte, de tener que soportar películas soporíferas y deseando no que se acabe este Berlín sino el festival de Berlín. “Si de mi depende, el año que bien Berlín se ha terminado para mi medio” se atrevió a decirme ayer un crítico importante. Los críticos de los grandes diarios europeos tienen una falta de curiosidad tremenda. Bajo la excusa de que sus medios les piden que solo hablen de la competición, se niegan el placer de descubrir y disfrutar con otras películas. Claro que en eso cuenta también el hecho de que no sepan mas idioma que el suyo y sean incapaces de ver un film holandés subtitulado al inglés.
En fin perdón por este desahogo, pero creo que los lectores de los grandes diarios europeos se merecen algo mas de respeto y de información.
Esta será mi última crónica. Mañana vuelvo a la vida normal.

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