Desde el primer día que ví Animals tuve claro que es lo que me gustaba mas de esta extraña
película: sus paisajes. Casi todas las criticas y textos en blog que he leído
sobre la película de Marçal Forés, se centran en el personaje de Pol, su
dificultad para crecer o asumir su sexualidad. Hablan de su entrañable relación
con Deerhoof, el osito de peluche de voz metálica que le sirve de conciencia.
Todos hemos tenido un amigo imaginario con el que podíamos hablar libremente en
los momentos de duda y de desespero ante el mundo que se nos venia encima. El
problema para Pol es que sigue hablando con él cuando casi todos han dejado de
hacerlo. Su osito me recuerda a conejo gigante de El invisible Harvey, también a Hobbes, el tigre del tremendo Calvin
de las viñetas. Hay muchos ositos y animales varios en el mundo imaginario de
los adolescentes y los niños. También se relaciona el film con Donnie Darko o con Elephant. Vale, de todos tiene un poco. Pero donde de verdad
encuentro que es tremendamente original este Animals es en los paisajes del pantano que son centrales en la historia de Pol. Un mundo
de agua estancada y profunda que alberga la muerte. Los planos del pantano y del
bosque son los mas mágicos que he visto en mucho tiempo. Y para mi son la
prueba de que Marçal Forés tiene mirada (madera) de auténtico director.
No hay comentarios:
Publicar un comentario