(por una vez la imagen no es mía. Está sacada de la web Tejiendo el
mundo, donde se pueden encontrar cosas fantásticas y terribles, como esta
imagen de la isla de Hashima, abandonada desde hace años y que muy bien podría
ser la guarida de Silva)
Skyfall significa Caída del cielo, no caído del cielo, sino
que el cielo se cae sobre uno. Eso es lo que le pasa a este James Bond cansado
y envejecido: se le cae el cielo encima cuando se da cuenta que su vida pende
de una orden de M. : dispara. Años atrás ese mismo cielo se le cayó encima a
Silva, un rubio oxigenado y malvado que también fue traicionado por M. Pero la
reacción de cada uno de ellos es diferente. Como diferentes son Daniel Craig y
Javier Bardem. Bardem jamás podría ser James Bond, en cambio es un Silva
perfecto. Daniel Craig podría ser ambos y nos lo creeríamos. Tiene un rostro
que sirve tanto para bueno como para malo. Y es que en realidad su James Bond
no es exactamente bueno, es más ambiguo. Más turbio, mas sombrío. Sombras es la
palabra más repetida en esta nueva entrega de 007, sombras que abren la
película con una imagen fantasmagórica que da el tono, como una nota musical,
de toda el film en que no faltan persecuciones espectaculares y si faltan
chicas Bond. No es película para chicas este Skyfall; es un film de hombres. Y aquí es dónde tengo que sumarme a los elogios a Javier
Bardem. He de reconocer que me encanta como villano. Su discurso sobre las
ratas es inmejorable, no solo por lo que dice (cada vez hay menos ratas y nadie
sabe si va a poder sobrevivir a esa masacre colectiva en la que nos han metido
los que nos manipulan sin piedad) sino como lo dice. Esa entonación como de
cuento, el amaneramiento, la mirada sonriente, todo se une para que esa sola
secuencia se erija en el centro vital de toda la película.
Siempre me hago preguntas extrañas al acabar una proyección,
es una especie de costumbre que me divierte. Preguntas que no tienen respuesta
en lo que acabo de ver pero que han provocado las imágenes que he visto. En
este caso, la pregunta que me hice al salir de este film que me encantó, fue: “¿Qué
van a decir a los compradores de la casa cuando se enteren que se han quedado
sin propiedad?” La película no nos lo cuenta, pero podría ser el principio de
otra historia. No de James Bond, claro.
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