(no hay imágenes, lo siento)
Durante el Festival
de San Sebastián escribí acerca de la película En la casa, de François Ozon y el uso de la voz en
off. Esto es lo que decía: “El film de Ozon es diferente. Aquí la voz en off no
es narrativa, sino que forma parte de la historia, mejor dicho, ES la historia. Claude ,
un alumno callado que siempre se sienta en la última fila, escribe como
ejercicio en la clase de literatura un relato sobre cómo consigue entrar
pasolinianamente en casa de un compañero de clase y trastornar la armonía
familiar. El relato lo lee su profesor y la película lo visualiza para el
espectador. Al margen de lo bien usado que está el recurso, este último trabajo
de Ozon es una carga de profundidad contra la esa pequeña burguesía intelectual
que se cree por encima de la clase media “normal”.
Ahora que la
película se estrena me gustaría hacer una lectura distinta. Ozon, sin saberlo o sin
quererlo, está hablando de Europa. Una Europa superior que se cree con derecho
a meterse en casa de una Europa inferior y modificar su forma de vida siguiendo
su capricho. Una Europa rica (pero menos de lo que se cree), que invade la vida
cotidiana de una Europa menos rica (en realidad muy pobre), igual que hace
Claude, instigado por su profesor Germaine, cuando entra en la casa de su
compañero de clase Raphael.
Al margen de esta veleidad politiquera, la verdad es que esta película es estupenda. Una de las mejores del año.
Otros estrenos.
Mejor dicho, pequeños apuntes sobre dos estrenos
Reality, de Matteo Garrone. Un film viejo: en
el buen sentido de la palabra, porque recuerda el cine de Fellini; en el mal
sentido de la palabra, porque habla de una Italia berlusconiana que está
dejando de existir aplastada por la realidad de un mundo que se desmorona. Lo
mejor, Nápoles. Lo peor, la historia se alarga y no sabe como acabarla. Por
cierto, también parece una puesta al día de 1984: todos nos vigilan y no solo
en la casa del Grande Fratello.
Todo es silencio, de José Luís Cuerda. Lo mejor es
guardar silencio respecto a este film, pero no puedo dejar de decir una cosa,
solo una. En el año 1969, en Galicia, no había hippies follando desnudos en la playa. Yo estaba en
Galicia el verano de 1969. Tenía 18 años. Iba con Ramón. Y en un pueblo muy
parecido al que sale en la película, nos tiraron piedras, literalmente, porque
yo llevaba un vestido corto. En fin,
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