jueves, 22 de noviembre de 2012

ICIAR





(autoridades, amigas, Wyoming: todos con Iciar)
El fin de semana pasado estuve en Segovia en la Muestra de Cine Europeo MUCES. Me invitaron a participar en un homenaje a Iciar Bollaín.  Mi cometido en el homenaje era hacer un retrato profesional de Iciar antes de que subieran a hablar de ella amigos y compañeros en un acto presentado por Gran Wyoming. No era fácil hablar de una mujer que conozco desde que ella tendía 21 años y a la que he seguido desde entonces en su triple faceta de actriz, directora y amiga. Pero lo intenté. Este es el texto que mas o menos improvisé:

“Iciar fue antes que nada actriz. No niña actriz, más bien adolescente actriz. Su Estrellita de quince años en El sur, el legendario film de Erice, marcó toda su trayectoria profesional. Iciar creció bien. No todas las niñas y adolescentes del cine consiguen hacerse mujer ganando en todos los sentidos. Su físico peculiar y atractivo, diferente del standard aceptado entre las adolescentes de su edad, le permitió hacerse un hueco inconfundible. Un exterior luminoso,  enmarcado por su cabellera roja y unos ojos transparentes, no ocultaba del todo un interior inquietante, lleno de lugares escondidos.
El primero que supo verlo fue Manuel Gutiérrez Aragón cuando le dio el papel de Rocio en Malaventura, un film incomprendido que gana con los años, donde Iciar era hija de José Luís Borau, el director que sin duda mejor ha explotado esta ambigüedad de su personalidad en dos películas inolvidables y malditas: Leo y Niño nadie. Desde el principio de su carrera, Iciar no dudó en colaborar en  películas de directores que empezaban. Estuvo en el debut de Felipe Vega, con el que después rodaría hasta cuatro películas; en las dos primeras obras de un director tan atípico como Pablo Llorca; en la opera prima de su amiga Chus Gutiérrez; en la primera película del que fue su compañero en la aventura de la productora La Iguana, Santiago García de Leaniz…
Quizás por eso, cuando decidió pasarse al otro lado de la cámara para cumplir el sueño de ser directora, no dudó en reunirse de actrices jóvenes que la apoyaran. Silke y Candela Peña, fueron sus cómplices en la aventura de Hola, ¿estás sola?, un viaje al sur, ese sur con el que soñaba la Estrellita de Erice.A partir de ahí, su carrera alterna entre un lado y otro de la cámara, con trabajos como actriz y como directora, con incursiones en la maternidad entre unos y otros.
Se ha dicho que Iciar es una directora de mujeres, de historias de mujeres. Es verdad, sus protagonistas son siempre mujeres. Pero Iciar sabe que para que la mitad del cielo exista, es necesaria la otra mitad. Por eso los hombres en sus films no son los villanos, los malos. Son, como sus mujeres, personas ambiguas, con multiples matices y complejidades. He de reconocer que de todas las películas de Iciar, la que mas me gusta, hasta ahora, es precisamente una película donde no hay mujeres. También la lluvia, escrita por Paul Laverty, su compañero desde que se conocieron en 1994 en el rodaje de Tierra y libertad de Ken Loach, es un film de hombres. Aunque no es verdad. Es un film de personas, de gentes que luchan, se rebelan, buscan. En esa película, Iciar demostró que es una gran directora capaz de enfrentarse a retos técnico de gran producción, y capaz de controlar un equipo mayoritariamente masculino, contando, eso si, con la complicidad de Luis Tosar, el actor fetiche de su filmografía.
A Iciar le queda mucho camino por recorrer”.

Aquí terminaba mi intervención.


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