(este dibujo de Ramón podría ilustrar Une simple histoire. A Marcel le habría gustado)
Me he enterado hace un par de días que Marcel Hanoun murió a
finales de septiembre. Ningún medio de
comunicación dio la noticia, ni siquiera en un pequeño suelto. Es una lástima.
No que no hablaran de su muerte, sino que prácticamente no se le conociera fuera
de algunos circuitos. Hanoun era un director al margen. Al margen de las
corrientes dominantes del cine, lo que no quiere decir al margen de una clara
influencia en nuevas generaciones que han bebido en su sencillo, hermoso y muy
claro cine. Marc Recha
y Javier Rebollo
son solo dos de los ejemplos de esta nueva oleada de directores que
descubrieron en los fotogramas de Une
simple histoire el valor de un plano, la riqueza de una mirada.
Conocimos a Marcel Hanoun en febrero del 1977 cuando vino a la Filmoteca Nacional
de España en Barcelona y en Madrid a
presentar un ciclo sobre su entonces corta filmografía. Allí nos hicimos
amigos. Hanoun y su Une simple histoire
aparecía en el primer número del Arc Voltaic publicado en el verano de 1977.
Era un artículo de Ramón Herreros que no ha perdido vigencia. Mas tarde, le
seguimos viendo. Cada vez que venía a Barcelona, pasaba por casa y cuando Ramón
empezó a pintar, se interesó inmediatamente por su trabajo. Nosotros estuvimos
en su casa de París varias veces. Siempre te recibía con una sonrisa en su
rostro de profeta. Profeta de una manera de ver y entender la imagen del cine
que no se adecuaba a las normas vigentes: ni a las del cine mas convencional ni
a las del cine de vanguardia, muchas veces tan convencional como el otro.
Hanoun seguía su propia via.
Reproduzco un fragmento del coloquio que hubo con Hanoun el 26 de febrero de 1977. Me
parece que define su trabajo mejor que ninguna otra cosa.
“Creo que hay que hacer una reflexión sobre el propio
trabajo. No puedo hacer cine sin preguntarme porque se hace cine, para quién
está hecho, cómo hacerlo. Siempre pienso que mis películas hacen una reflexión
sobre el propio trabajo de la
película. Me parece necesario demostrar al espectador que
está en el cine, que está mirando una película, rechazar la posible
identificación con los personajes que está viendo, prefiero la identificación
con quién ha hecho la película.”
Hola Nuria,
ResponderEliminarHe llegado a tu blog por casualidad, y estoy totalmente de acuerdo con tus palabras. Personalmente tuve la suerte de conocer a Marcel en unas clases magistrales que preparamos en la universidad, en el marco de un máster sobre documental. Me fascinó su obra, su cine, su trabajo, pero todavía más su persona, sensible, clara, y muy franca. Fue mi amigo hasta el día en que murió, y cada día le recuerdo un poco. A Marcel le hubiera encantado leerte. Un fuerte abrazo.