lunes, 8 de abril de 2013

BIGAS Y LUNA



(para Bigas,  estoy segura que le habría gustado mucho este dibujo)
Hace un par de días murió Bigas Luna. Fue un palo. Si he tardado en escribir sobre su muerte ha sido porque me ha costado mucho aceptarla, entenderla. ¿Cómo alguien tan vital puede haber muerto? Bigas era la esencia de la vida. No se si el día que murió estaba en uno de sus “días Luna” o en uno de sus “días Bigas”. Espero que fuera en un día Luna cuando era todo felicidad, tranquilidad, encanto y amabilidad. La muerte se merecía un día Bigas, mordaz, irónico, pero él se merecía un día Bigas.
Si me paro a pensar, Bigas estuvo siempre ahí, desde la  prehistoria de los tiempos, cuando rodó Tatuaje.  Le conocía, nos cruzábamos, hablábamos…
Pero mi relación más directa con él empezó en el rodaje de Las edades de Lulú cuando Fotogramas me encargó un reportaje largo sobre la película. Nos entendimos enseguida. Cuando empezó a preparar Jamón Jamón, me llamó para contármelo y mas tarde me invitó al rodaje. Fue muy divertido. Allí conocí a una jovencísima y un poco asustada Penélope y a Jordi Mollà. y sobre todo a Juan Diego. Estuve varias veces en ese rodaje tan comestible. Luego vino La teta y la luna,el Molino, Poveda,…
Bigas estaba siempre dispuesto a hablar, siempre dispuesto a colaborar.
Que yo dejara de hacer entrevistas para la tele o para los diarios no significó que no siguiéramos en contacto. De hecho, nos escribimos hace muy poco, en diciembre del año pasado, cuando le mandé una serie de dibujos eróticos de Ramón que sabía le iban a gustar mucho. Su respuesta fue entusiasta. Nada me hizo pensar que pudiera estar enfermo. Por eso su muerte  ha sido tan dura, tan repentina, tan inesperada. Pero en realidad no debería sorprenderme. Llevarlo en silencio, entre los suyos, sin dejar de trabajar ni un solo día, de cultivar su tierra, de pasear, es lo que le hacía diferente. Bigas y Luna.

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