Hace muchos años, cuando trabajaba en el Festival de Sitges,
recuerdo una conversación con Alex Gorina que entonces era su director. Me
acuerdo que hablábamos de la posibilidad de hacer un festival por Internet; de
cómo sería y como se podría organizar.
En aquellos años, estoy hablando de 1995, 1996, la red estaba todavía en
mantillas, pero ya se podía imaginar cual iba a ser su futuro. Aquella idea tan
loca en ese momento, se ha convertido en una realidad. Hay varios festivales
de cine en Internet y uno de los mejores es el Atlántida Film Fest que se puede seguir desde la plataforma Filmin.
Durante un mes se podrán ver todos los títulos del festival
al módico precio de 20 euros (10 si ya eres abonado a la plataforma). Es una
iniciativa estupenda que permite ver películas no estrenadas y que posiblemente
tardarán mucho en estrenarse. Mi particular selección ha comenzado con un film
que desde su estreno en el Festival de Sevilla del año pasado tenía ganas de
ver: el Otelo de Hammudi Al-Rahmoun Font, producido por
Escándalo y la ESCAC.
Este Otelo
inesperado está ambientado en un plató donde se rueda una nueva versión de la
obra de Shakespeare. Una pareja de actores no profesionales encarnan al moro
celoso y a la rubia Desdémona.
Los miembros del equipo de rodaje son los figurantes de lujo
que acompañan la tragedia dirigidos por un Yago que no es otro que el propio
realizador. Este planteamiento podía haberse quedado en un experimento de cine
en el cine, un artefacto visual previsible. Si no lo es y por eso merece ser
destacado es por la capacidad de crear una situación violenta –violentar, no
viene exactamente de violencia sino de violación- que sabe provocar el
realizador en una determinada secuencia, utilizando la vulnerabilidad de los
actores, manipulándolos y conduciéndolos por dónde él quiere ir desde el: “si
tu no quieres, no lo hacemos” a “acabaréis follando por que yo lo quiero”. Esa
secuencia es uno de los momentos de cine mas perturbadores que he visto en mucho
tiempo.
(este hotel no está abandonado, pero sería un buen escenario para Diamond Flash)
Ya puesta en materia de españoles y raros, busqué en la misma Filmin una película
de la que había leído y oído muchas
cosas y que no había visto hasta ahora. Ya se que llego tarde a todo lo que se ha dicho de ella, pero no importa. Diamond Flash, de Carlos
Vermut, fue una sorpresa. No se que me esperaba, la verdad no lo había pensado,
pero desde luego no esa historia tan simple y al mismo tiempo tan imposible de
contar, con un superhéroe, una bruja, secuestradoras, mujeres maltratadas, y
niñas que sufren abusos. De todo eso hay en esta película, pero en realidad no
se habla de nada de eso. Cinco mujeres: Violeta, Elena, Juana, Lola y Enriqueta,
transitan por los distintos capítulos de esta historia fascinante que te
mantiene atento a la pantalla las dos horas que dura. El ritmo de la narración,
la potencia de las imágenes –especialmente el capítulo del hotel abandonado-
y la interpretación de las actrices en
sus duelos cara a cara son los elementos que utiliza Vermut para conseguir que
este film, realizado sin ningún tipo de ayuda oficial, pero con una enorme
profesionalidad, sea una de las mejores pruebas de la vitalidad del cine español
menos encorsetado en viejas y caducas estructuras de producción.
En cuanto a los estrenos, recomendar Los últimos días, de los Hermanos Pastor. De esta película he
escrito en Fotogramas y en Time Out Barcelona. Si alguien quiere leerlo estos
son los enlaces.
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