viernes, 22 de marzo de 2013

ANATOLIA



(este podía ser el lugar que buscan en la película)
Piensen por un momento que resultaría de cruzar el ritmo, la planificación y la dilatación del tiempo de Kiarostami con los diálogos y las situaciones absurdas de los Hermanos Coen. Si son capaces de imaginarlo, a lo mejor les sale algo parecido a Érase una vez en Anatolia, la última película del director turco Nuri Bilge Ceylan.  Tras una secuencia prólogo, la película sucede en su mayor parte en las horas que va desde el atardecer, hasta la mañana del siguiente día. Una noche larga en la que tres coches circulan por carreteras desiertas buscando una fuente y un árbol bajo el que supuestamente debe haber un cadáver. Un forense, un fiscal, un comisario de policía, un acusado y diversos agentes, ocupan esos tres coches que atraviesan paisajes vacíos, se detienen, cavan, se van. Figuras en el paisaje que Ceylan va moviendo como piezas en un tablero colocando siempre una en primer plano. No hay intriga, porque ya sabemos quién es el asesino. Pero si hay misterios. Los de cada uno de esos seres que esconden un secreto, un pasado, una historia que iremos descubriendo entre parada y parada.  La última parte de la película, pasa en un juzgado. Allí el tono es otro. Quizás mas coheniano aun que el resto del film. Protagonizado casi exclusivamente por hombres, con una única y perturbadora presencia femenina, Érase una vez en Anatolia es un paso adelante en la filmografía del director  turco mas importante del momento. El único capaz de mostrar un Estambúl nevado y una estepa nocturna cubierta de estrellas en la que todo lo que se busca en la vida  se esconde siempre detrás de la siguiente colina.

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Una acotación a este texto. He leído la crítica de Jordi Costa en El País y me ha parecido muy interesante todo lo que dice. Por curiosidad, ya que en el titular decía: “Érase una vez en Anatolia es un truño importante” he escuchado el videoblog Al cine con Carlos Boyero para ver como lo explicaba.
Esto es lo que dice: “Un truño importante. Una de las películas más aburridas y raras, pero raras en el mal sentido, que he visto en mucho tiempo. La ví, creo en el último Cannes ¿no? (se pasó en el Cannes del 2011)  y no me acuerdo de casi nada aparte de los bostezos que estuve pegando durante toda la película  y algún que otro sueño. Lo que pasa es que este tío tiene películas muy atormentadas y con estilo, pero esta me parece un horror, espantosa.” 
Sobran los comentarios.

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