Ben-Hur no podía imaginarse el infierno que se le venía
encima cuando en el desfile de bienvenida del nuevo gobernador romano en Judea
cayó una teja desde su terraza provocando confusión y la ira de los
conquistadores. Tampoco podían imaginar el infierno en que iban a vivir durante
casi cinco años los tres jóvenes que, en la noche del 4 de febrero del 2006,
fueron detenidos acusados de ser los autores materiales de la agresión a un
guardia urbano que quedó en coma a raíz de un golpe en la cabeza. Los hechos
pasaron en la calle
Sant Pere mes Baix de Barcelona en una Teatro okupado donde
se celebraba una fiesta que acabó con una brutal carga de la guardia urbana.
Alguien, desde un balcón de la casa, tiró una maceta que impactó en un guardia sin
casco. La reacción de sus compañeros fue de una violencia salvaje, una pura
venganza que se llevó por delante a siete personas, ninguna de ellas
directamente implicadas en los hechos. Cuatro fueron liberados, pero Rodrigo,
Alexis y Juan, tres jóvenes de 21 años, curiosamente sudamericanos y con un
look de lo que se denomina “antisistema”, fueron detenidos y recibieron una
paliza descomunal. Tan descomunal que tras su interrogatorio tuvieron que
llevarlos al Hospital del Mar para que fueran atendidos de diversas lesiones, algunas
de gravedad.
Y ahí la película cambia y pasa del cine negro a Kafka
directamente. En la sala de urgencias del Hospital del Mar se encuentran un
chico y una chica que han tenido un accidente con la bicicleta. Esperan
para ser atendidos. Su aspecto, como el de los otros tres, entra en la
definición “antisistemas”. Ella lleva el pelo rapado a cuadritos en un peinado
muy llamativo. Ella se llama Patrica Heras, el Alfredo. Ven entrar a los
guardias urbanos con los detenidos y para su asombro, son interpelados
directamente por un guardia encapuchado que sin comerlo ni beberlo y guiado únicamente
por su apariencia y las heridas que tienen, deduce que estaban en la refriega,
los detiene y se los lleva junto con los otros tres. Acaban todos en la Comisaría
de les Corts de Barcelona, la mas siniestra de todas las comisarías del país,
donde reciben vejaciones e incluso torturas. La policía quiere venganza. No
importa que los tres chicos no pudieran ser autores del golpe al urbano herido,
no importa que la pareja ni siquiera estuviera en la escena de la refriega. Ellos representan
al enemigo, por tanto son culpables y el sistema lo va a corroborar.
La jueza de instrucción del caso, Carmen García Martínez,
decreta detención preventiva para los cinco sin aceptar ninguno de los
testimonios de la
defensa. Durante dos años, permanecen encarcelados esperando el
juicio y cuando llega, no es mas que una farsa en la que la sentencia está
dictada antes de comenzar. Resultado, mas tiempo de cárcel para los cinco.
Vidas truncadas, heridas por una mentira. Y una vida perdida. Patricia,
estudiante de literatura, poeta y escritora, deja constancia en su blog, Poeta muerta, de todo este proceso
inconcebible y del dolor por el que ha estado pasando esos años. Hasta que un
día, el 26 de abril de 2011, cuando está apunto de volver a la cárcel tras un
permiso, no puede mas y se suicida
tirándose por una ventana.
Esto cuenta el impresionante documental Ciutat morta de Xavier
Artigas y Xapo Ortega que ganó el premio al Mejor Documental en el Festival de Málaga y se pudo ver en el Docs Barcelona en una sesión
especial. Esto y mucho mas, porque lo que este
indispensable testimonio va desgranando ante nuestros ojos es una
increíble trama de corrupción policial en la Guardia Urbana y
los Mossos de Esquadra dispuestos a manipular y mentir sin ningún pudor, no una
vez, sino continuamente. Lo que cuenta es la complicidad del Ayuntamiento, encabezado
en aquel momento por el alcalde Jordi Clos y con Jordi Hereu como concejal de Seguretat
i Movilitat, en proteger a los corruptos, en criminalizar a los jóvenes y en
hacerlos aparecer ante la opinión pública como unos vándalos. Lo que cuenta es
la tremenda raíz conservadora, reaccionaria, racista e incluso franquista, de
los estamentos judiciales, especialmente la juez que se encargó de la
instrucción del caso que se negó a aceptar evidencias claras de la inocencia de
los acusados. Los jueces en toda su escala habían decidido que estos chicos
tenían que pagar por todos y les daba exactamente igual si eran o no culpables.
Lo que cuenta es la impunidad de toda la estructura política y de poder para
manipular los hechos a su conveniencia. Lo que cuenta es la servidumbre de los medios de comunicación que,
con algunas excepciones, pasaron de
puntillas por el caso 4F
aceptando por buenos los comunicados de la Guardia Urbana y
del Ayuntamiento. Lo que cuenta es como la especulación inmobiliaria y el
proceso de gentrificación impulsado desde el propio ayuntamiento (por si no
saben que quiere decir gentrificación es algo tan sencillo como desplazar de
zonas urbanas deterioradas a las clases populares y bajas que la habitan para promover
una reforma urbana que eleve el precio del suelo y permita una mayor
especulación. Vaya, lo que ha pasado en el Raval de Barcelona sin ir mas lejos),
está detrás de muchos de los problemas que supuestamente crean los llamados Okupas.
El Teatro okupado de la calle Sant Pere
més Baix era propiedad del ayuntamiento que había autorizado la fiesta del 4F del 2006 con un objetivo muy
claro: criminalizar un poco mas a los okupas, acusándolos de todo tipo de
vandalismos, para provocar un malestar entre los vecinos a los que se les ofrecía nuevos pisos
en otras zonas de la ciudad donde estarían libres de esos inciviles y así
hacerse con las propiedades y seguir en el proceso de matar a una ciudad que ya
estaba casi muerta en manos del asesino llamado Turismo.
Esto cuenta esta película que coincidió en su pase en el
DOCS Barcelona con la “guerra de Sants”. Mientras en la pantalla se veía este
demoledor retrato de una sociedad y una ciudad, en la calle se sucedían los
enfrentamientos provocados por el estúpido error de derribar Can Vies sin
pensar en las consecuencias que esto podría tener. ¿O no era un error? Está
claro que no hacia ninguna falta desocupar ese centro que llevaba 17 años de
convivencia vecinal sin grandes altercados. No era indispensable en este
momento aunque mas adelante estuviera afectada por un plan de renovación urbanística
(¿Otra vez?). Y menos aun había que hacerlo con esa violencia, prepotencia e
impunidad que caracteriza a la Guardia Urbana y a los Mossos en esta ciudad
donde se creen con derecho a todo, convencidos como están (ellos y los que los
mandan) que no están al servicio de los ciudadanos, sino que los ciudadanos
deben someterse a ellos porque si, porque tienen el mando. Los sucesos de Sants recuerdan mucho a lo que
pasó en el Teatro de la calle Sant Pere
mes Baix. Crear descontento entre los vecinos que justifiquen la intervención
policial, provocar enfrentamientos que desemboquen en actos vandálicos de los
llamados grupos antisistema entre los que hay muchos policías infiltrados como
se pudo ver en otro documental visto en el Docs Barcelona, Demonstration,
realizados por 32 estudiantes del Master de Documental de Creació de la Univesidad Pompeu
Fabra durante los acontecimientos producidos durante la
huelga general del 29 de marzo de 2012 en donde se ve claramente el trabajo de
estos agentes camuflados.
Ciutat morta
debería proyectarse en todas las televisiones, especialmente en TV3, debería pasarse
en todos los cines, debería ser punto de partida de discusiones y de reivindicación.
Y sobre todo, debería ser una vergüenza para la clase política que gobierna
Barcelona y Catalunya.
Si quieren saber mas sobre el documental , el caso 4F , ly sobre todo saber donde y cuando se puede ver, busquen en
la web http://metromuster.cc
o la página de Facebook
https://www.facebook.com/Documental4f
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