sábado, 21 de junio de 2014

CINE, CINEASTA. MARCEL HANOUN

Esta semana los estrenos son de una pobreza absoluta, con la excepción de Amanece en Edimburgo, un musical antiguo como las películas de Stanley Donen, un melodrama en el sentido literal de la palabra.

Como no hay muchas cosas a recomendar, he querido rescatar un libro publicado este año, Cine, cineasta, Notas sobre la imagen escrita, de Marcel Hanoun. Hanoun no es un director muy conocido, pero si es un director importante en la formación de una generación de cineastas españoles: Marc Recha o Javier Rebollo se declaran discípulos suyos. Hanoun murió en el 2012. Tenía 83 años, y hasta el final estuvo filmando, escribiendo, pensando el cine. Lo vimos por primera vez en la Filmoteca, cuando aun era Filmoteca Nacional de España, en el lejano año 1977. Su presencia fue emocionante y nos dejó a todos los que trabajábamos allí un recuerdo imborrable, que en el caso de Ramon y mío, siguió durante muchos años convertido en una buena amistad. Hanoun no era un cineasta convencional, quizás por eso no llegó nunca a ser mediático. Pero era un hombre sabio al que valía la pena escuchar.
Recojo aquí un par de frases de los coloquios que mantuvo en 1977 en Barcelona y Madrid, junto con una serie de aforismos seleccionados casi al azar de su último libro. Sus películas no son fáciles de ver, por algo era y sigue siendo un cineasta secreto, pero su pensamiento si se puede leer.




(Marcel Hanoun en la entrada de la Filmoteca Nacional de España en Barcelona, en la calle Mercaders)
No puedo hacer cine sin preguntarme porque se hace cine, para quién está hecho, como hacerlo. Siempre pienso que mis películas hacen una reflexión sobre el propio trabajo de la película. Me parece necesario demostrar al espectador que está en el cine, que está mirando una película… Pretendo ser el primer espectador de una película, con el placer que se puede desarrollar haciendo un film, y ese placer, ese trabajo, tiene que ser aprehendido por el que está mirando el film.
(Febrero 1977 en la sede de la Filmoteca Nacional de España)



Extractos al azar del libro Cine, cineasta. Notas sobre la imagen escrita, de Marcel Hanoun. Shangrila, 2014

TRABAJO es la palabra maestra de la creación cinematográfica, trabajo infinitesimal y de todos los instantes, trabajo de las palabras, los sonidos y las imágenes, por el sujeto que las crea, para el sujeto que las recibe, es trabajado a su manera y a su manera las trabaja a su vez, trabajo metafórico de alerta, trabajo realmente político.

Encuadrar no es mantenerse en la retaguardia, en la distancia, para rodear la imagen, es entrar en ella.

Caminar con los árboles. Lentamente, pasarlos sin ser visto, salir del bosque.

Soy de esos que viajan inmóviles. Ningún exotismo me es extraño, como si lo más lejano me fuera lo más próximo y lo más familiar.

¿El  cine es dormir, el film es sueño? ¿Quién es el soñador?

El trayecto es lo único que importa. El camino del film no es un sendero construido, es insospechable, imprevisible, desconocido, se descubre y se explora caminando. El film no tiene modelo.

Lo que concebimos como film quizá no es más que la representación errónea de una realidad que no cesa y no cesará jamás de escapársenos.

La imagen no es espejo y reflejo, es contracampo, el campo principal es siempre el espectador (único), al que algunos llaman irrisoria y abusivamente el público.

Todo film es político, debería ser experimental y no debería tener que reivindicar ser una excepción cultural.

La crítica es Teseo, pero el arte es Minotauro.


Ciertos films son como las partidas de caza que terminan mal: el espectador es abatido por desprecio.

Me he acordado que escribí de Marcel Hanoun cuando me enteré de su muerte en octubre del 2012. Allí recordaba su paso por Barcelona y su amistad con nosotros, Si alguien quiere recuperar esa entrada es del sábado 13 de octubre del 2012.

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