Esta semana he asistido a uno de los Cursos de Verano en El
Escorial organizado por la Universidad Complutense. Fernando
Lara dirigía el curso titulado IMÁGENES DE UNA TRAGEDIA: LA I GUERRA MUNDIAL Y
EL CINE, y me invitó a participar con una conferencia sobre la película JOHNNY
COGIÓ SU FUSIL, de Dalton Trumbo.
Ha sido una experiencia estupenda. No solo por ver de cerca
como funciona este tipo de reuniones académico-veraniegas que siempre había
contemplado desde la
lejanía. También por conocer gente nueva, como Emilio G.
Romero, autor de un libro sobre el cine de la I Guerra Mundial ,
o Carolina Martínez, inteligente y cariñosa secretaria del curso. Sobre todo ha sido apasionante porque me ha permitido acercarme a la
primera guerra mundial de una manera muy especial. Me explico. Como casi todo
el mundo, yo pensaba que sabía todo lo que era necesario saber de la llamada Gran Guerra. Como casi todo el mundo, seguro que no sabía más que un
conjunto de lugares comunes. Asistir a estas conferencias, donde a partir del
cine se analizaba que fue y que significó la I Guerra Mundial, ha sido
tremendamente aleccionador. Y no en el sentido historicista. Más bien me ha
servido para darme cuenta de que cien años después, estamos casi en el mismo
sitio. ¡Que terrible lección!
Hay una frase en Senderos
de gloria, de Stanley Kubrick, que me parece ejemplar y muy actual. La dice
el Coronel Dax/Kirk Douglas en voz baja, pero sus superiores la escuchan y le
exigen repetirla y decirles de quién es.
El Coronel Dax dice: “El refugio de los canallas es la patria”.
Es una frase de Samuel Johnson, un pensador inglés del siglo XVIII.
Una frase que tenía su plena justificación en 1914, ante la barbarie desatada en Europa y que vuelve a tener pleno
sentido cien años después en una Europa (y un mundo) dominado por la idea de
Patria, Nación, Identidad, Bandera, Himno. Separación. En definitiva, por los
mismos criterios que imperaban entonces. Y cuando hablo de Patrias y Naciones
no me limito a los pequeños territorios en los que nos movemos en nuestro
entorno (España, Catalunya, Galicia, Euskadi…) ideas sentimentales y culturales
absolutamente necesarias (las identidades de cada pueblo son indispensables
para enriquecer al conjunto, pero son inaceptables cuando se convierten en imposiciones
o sirven para establecer separaciones). También me refiero y con mas miedo, a
las Patrias y Naciones de unos canallas mucho mas peligrosos que están llevando
a Europa a una nueva conflagración, no con un ejército de armas, pero si con un
ejército de poderes económicos. Alemania, Rusia, Francia, Inglaterra, vuelven a
jugar en el tablero de Europa una partida que tiene al gas y la energía como
arma arrojadiza y los territorios centroeuropeos como escenario de la primera
confrontación.
Pero bueno me he ido
por las ramas (aunque, como dice Manuel Hidalgo, para eso están las ramas, si
no, no habría árboles). Quiero volver al curso de El Escorial y a compartir
algunas de las cosas que he descubierto. Por ejemplo una que me impresionó
mucho. No tenía la menor idea del papel que jugó el rey Alfonso XIII en la
primera guerra mundial. Siempre había pensado (y en parte lo sigo pensando),
que uno de los problemas del atraso de España respecto a Europa fue el
mantenerse al margen de las guerras mundiales. Pero lo que nunca me había
parado a pensar es que hizo el rey durante ese periodo. Entre otras cosas,
el rey Alfonso XIII creó en 1917 lo que se llamó la Oficina Pro-Cautivos ,
seguramente una de las primeras organizaciones de acción humanitaria
internacional. La montó en el Palacio Real y la financió íntegramente de su
fortuna personal. Esta oficina consiguió localizar, informar y en muchos casos
liberar a soldados de ambos bandos perdidos en la barbarie que lanzaba millones
de hombres unos contra otros. Utilizando sus contactos internacionales (hijo de
austro-húngara, casado con británica) hay documentos que demuestran que consiguió
salvar a 70.000 civiles, 21.000 soldados, intervino a favor de 136.000
prisioneros de guerra… Alfonso XIII tuvo un papel muy importante que la
historiografía oficial se ha encargado de borrar de los libros. La republicana,
porque no se podía concebir alguna buena acción del rey destronado; la
franquista, porque no se podía permitir que se supiera que la monarquía había
hecho algo inteligente y bueno; la de la transición, porque en su afán de
cerrar heridas (mal, muchas veces) se olvidó de reivindicar lo que había de
bueno en la historia de España. Me he
vuelto a ir por las ramas, pero la historia se escribe así, leyéndola como nos
conviene, borrando lo que no nos gusta. Mintiendo casi siempre.
He aprendido muchas mas cosas en este curso. El valor del concepto de la
tierra de nadie; la colaboración entre soldados enemigos, miembros de una misma clase, pero también el odio
entre pueblos que desembocó años mas tarde en la II Guerra Mundial; la incompetencia de los mandos (Senderos de gloria), la utilización de los hombres como carne de
cañón (Johnny cogió su fusil), el
dolor por las muertes inútiles (Remordimiento).
He aprendido que esa guerra fue la primera guerra con rostro en la que no se
enfrentaban ejércitos profesionales, sino civiles transformados en soldados y
lanzados a una matanza. He aprendido como se interpreta desde el cine el mismo
tema según sea el momento en que se realiza la película. Y sobre todo
he aprendido que la historia, desgraciadamente, se repite.
En fin, no quiero dar una idea pesimista, al contrario. El
curso de El Escorial me ha dejado con una esperanza. Mientras sepamos plantar
cara a los canallas que usan las patrias para enfrentarnos, seremos capaces de
seguir adelante.
Dejo aquí un enlace con un documental de la 2 que cuenta la
historia de la Oficina de Cautivos.
Por si hay alguien interesado les recomiendo el libro de
Emilio G. Romero,
Y como siempre hay coincidencias interesantes e imprevistas,
también les recomiendo el artículo que Luis Foix publicó en La Vanguardia del
16 de julio, titulado Semejanzas con 1914.
Este es el link
Aprovecho para colgar mi conferencia sobre Johnny cogió su fusil en el otro blog que tengo y que está tan abandonado el pobre. Si alguien tiene curiosidad o interés, ésta es la dirección del blog
http://nuriavidaltextos.blogspot.com
Hola Núria!
ResponderEliminarAcabo de leer tus reflexiones interesantes sobre el curso de verano en El Escorial y me has convencido de que los que no estuvimos hemos perdido una buena ocasión de aprender algo más de lo que salía en nuestros libros de historia en los años 60.
Sólo quiero dejar un comentario y matiz sobre la frase de Samuel Johnson formulado en el siglo XVIII: "El refugio de los canallas es la patria". Los poderosos en la historia han utilizado tanto las patrias como las religiones para manipular las masas y justificar sus guerras y otras salvajadas. Las matanzas más grandes en la historia se han hecho y sigue haciéndose en nombre de naciones y religiones. Esto es lo que considero condenable, aún más cuando te enteras que los mismos protagonistas suelen esconder sus verdaderos motivos: enriquecimiento y poder.
Soy ateo y no tengo patria pero con los años he aprendido –hablando con la gente (sobre todo fuera de las grandes urbes)– que los sentimientos religiosos y nacionales muchas veces son tan arraigados que no vale la pena intentar convencer. Estos sentimientos forman parte de su crecimiento y formación y los debemos respetar como parte de su cultura, simplemente es inútil intentar ignorarlos. Las "imposiciones" son casi siempre obra de la manipulación por parte de los que mandan y no de culturas o sentimientos, sea hoy en Catalunya o Ucrania.
La consciencia popular todavía no ha llegado más allá, eso era lo que comentaba Darwin sobre la frase de Marx: "La religión es el opio del pueblo" (en realidad, antes formulada por Bruno Bauer, amigo personal de Marx). Desgraciadamente creo que el comentario de Darwin todavía es válido. Mejor orientar la artillería contra los Pujol, Mas y todos los que hacen un falso uso de sentimientos populares para enriquecerse. La posición "anti" fácilmente tiende a caer en un fanatismo igual o peor que el que pretende combatir. Y, me quedo con la frase que tu bien dices al final: "Mientras sepamos plantar cara a los canallas que usan las patrias para enfrentarnos, seremos capaces de seguir adelante."
Un saludo
Jonas
Estoy completamente de acuerdo contigo. Los sentimientos propios no solo son respetables, son riquezas. Idioma, cultura, esa cosa tan denostada llamada folklore, ideas religiosas, son elementos consustanciales de los individuos. Lo que es inaceptable es imponerlos por la fuerza a los "otros". Y por desgracias, siempre hay algún "otro" al que machacar.
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