(un cuadro también es una ventana abierta donde, a veces,
podemos encontrar un gato)
No voy a hablar del argumento de este film de suspense, me
voy a centrar en dos cosas que me llaman la atención. Una es la
elección de actores protagonistas. Que Vigalondo haya pensado en Sasha Grey,
mito del cine adulto y a Elijah Wood, mito del cine para toda la familia, no
deja de tener gracia. Sasha y Frodo juntos producen un cierto cortocircuito.
El otro elemento que me interesa de este curioso (aunque
fatigante film) es el del tiempo. Vigalondo está obsesionado con el tiempo.
Desde su primer famoso cortometraje, A
las 7.35 de la mañana, pasando por el tema de su primer largo, Los Cronocrímenes, el tiempo ha sido el
factor dominante en su cine. No he visto Extraterrestre,
así que no se si allí también es importante. En todo caso, en estas ventanas
abiertas, el tiempo de la acción es el tiempo real de la película. Todo
sucede en una hora y media más o menos. Todo menos un final rocambolesco que
Vigalondo se saca de la manga para, como en los folletines de principios del
siglo pasado, mostrarnos un protagonista /Fantomas que cambia de cara
continuamente.
Vale la pena acercarse a esta Ventana indiscreta de la era Internet. Vale
la pena por lo que tiene de fundacional: contar una historia con múltiples
voces a la manera de un cuento de las mil y una noches o como aquel Manuscrito encontrado en Zaragoza donde
llegaba un momento que no sabías quién te estaba contando qué. La multipantalla
de ventanas abiertas puede dar mucho juego en la unipantalla del cine. Pero
ojo, hay que cuidar las historias, hay
que vigilar que unas pantallas no anulen a las otras, que la incorporación de
nuevos personajes no acaben haciendo olvidar los anteriores. Mantener el hilo.
Todo esto es el riesgo que Vigalondo ha corrido. En algunas cosas ha salido
victorioso, en otras no. Pero reconozcámosle el valor de intentarlo.
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