(esta vez tengo que recurrir a imágenes que no son ni de Ramón, ni mias)
En pleno mes de agosto, con mucha gente de vacaciones y otra
mucha sin vacaciones por razones obvias, se ha estrenado una película extraña,
insólita, invernal. Es curioso como hay películas de verano y películas de
invierno. Shirley: visiones de una realidad,
es claramente de invierno. Pero que le vamos a hacer, ha aparecido ahora y
ahora es cuando se puede ver en los cines. En las plataformas On Line ya se
podrá disfrutar en los meses mas fríos. Shirley
es un experimento artístico mas que una película. Un experimento que relaciona las
imágenes de Edward Hopper, el pintor mas imitado en el cine que ha intentado
mil veces reproducir fielmente sus atmósferas solitarias, y los textos de la trilogía USA de John Dos
Passos. Los dos mundos se unen a través del personaje de Shirley, una
mujer que recorre la historia del siglo XX americano desde los primeros años
treinta hasta bien entrados los sesenta. Treinta años de vida contada a través
de la recreación de 13 cuadros de Hopper. No inspirados en, copiados,
reproducidos literalmente en un plató con decorados de tamaño natural, con
luces artificiales. Tableaux vivants en el mas puro estilo. Cuadros en donde
Shirley cobra vida para contarnos como abandona París, se instala en Nueva
York, trabaja en un cine, vive en el desierto, frecuenta hoteles, sufre
desengaños… siempre sin moverse del escenario del cuadro, siempre con el marco
de la pantalla como el marco de la pintura. Y como enlaces entre los cuadros de su
vida, fragmentos de noticiarios de radio que dan cuenta de los acontecimientos
mas importantes de la historia del siglo XX. El contraste entre los textos
realistas y directos de Dos Passos y las pinturas de Hopper, aunque figurativas
sin un atisbo de realismo, con sus espacios muertos y sus personajes flotando,
produce una sensación muy interesante. No se si Shirley es una película o
habría que definirla de otra manera, en todo caso es una ventana abierta, una
manera diferente de mirar la pintura y de entender el cine.
Cine de papel
Puede que alguien eche de menos el famoso reportaje de
agosto de Fotogramas sobre las promesas del año siempre en ambientes muy, muy
veraniegos y ligeros de ropa. Pero yo agradezco que en lugar de eso este mes
hayan tenido una iniciativa que me parece estupenda. Han propuesto a cuatro
directores /guionistas que hicieran un
cuento inspirados en la figura de Marlon Brando del que se cumplen diez
años de su muerte. El resultado son cuatro pequeños relatos de cine, pero muy
literarios, en los que Paco León pone en contacto a Carmina y Marlon en una
situación inverosímil; Mar Coll decide buscar refugio en Blanche duBois; Borja
Cobeaga evoca a Melón Blando; y Rodrigo Cortés nos invita a conocer a un Marlon
en silla de ruedas. Cuatro pequeños regalos veraniegos.
Y siguiendo con el cine de papel, también tengo que decir que estoy disfrutando mucho con los
reportajes que Jordi Basté está haciendo en La
Vanguardia bajo el nombre de Un
verano de cine. En ellos, Basté relata sus visita a distintos pueblos y paisajes
de la geografía española donde se han rodado películas mas o menos importantes.
Hornillos, en Segovia, un lugar tan misterioso como El espíritu de la colmena, Guadalix de la Sierra, el pueblo de Bienvenido Mr. Marshall, La Almadraba de
Monteleva en donde David Trueba hace vivir a sus personajes con los ojos cerrados…
son solo algunos de los sitios que ha visitado. Es un placer ver como los
describe y como revive las experiencias de las películas que allí se rodaron.
Si no se pueden ir de vacaciones, por lo menos lean estos reportajes. Y después
busquen las pelis y disfrútenlas.
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