sábado, 2 de agosto de 2014

DOS PELÍCULAS DE MUJERES PARA EL VERANO





(un precioso árbol magnético de Ramón que se puede ver en La Casa Grande, en Arcos de la Frontera)

Se han estrenado esta semana dos películas que ayudan a pasar el verano. La primera es italiana se llama Viajo sola; la segunda es español-chileno y se llama El árbol magnético.
Empiezo por el árbol porque es la que mas me gusta. Es la ópera prima de una directora gallega, Isabel Aguavives y está rodada en Chile. El árbol magnético parece un árbol normal, pequeñito, adusto, introvertido, pero con un encanto especial y una cualidad única: atrae los metales irremediablemente. La definición del árbol sirve perfectamente para el personaje principal de esta historia, Nela (Manuela Martelli), una chica normal, pequeñita, adusta, introvertida, pero con un encanto especial y una cualidad única: atrae a la gente. Bueno, a quién atrae mas es a Bruno, su primo, recién llegado de España tras años de vivir fuera. Nela y Bruno forman parte de una familia marteliana (de Lucrecia Martel) pero en realidad son personajes rohmerianos (de Rohmer). Todo sucede en un fin de semana muy importante para la familia, es el último que pasan en la  vieja casa de campo de su infancia. La crisis y la vida, les obliga a venderla. Nela es la que mas sufre, ella se siente parte de esa casa, de ese paisaje, como la abuela que todo lo mira desde su memoria perdida. Esta es una película/vida. Y con esto quiero decir que no hay tragedias, no hay conflictos, no hay grandes problemas. Solo esas pequeñas y dolorosas cosas que son la esencia de vivir. Se ve con placer (los paisajes son bonitos, la familia divertida, la comida apetitosa) y se recuerda con una cierta añoranza. El árbol magnético no es una película nostálgica “los viejos tiempos no necesariamente fueron mejores”, pero si es una película melancólica. Un pequeño regalo veraniego.

Viajo sola es otra cosa. La dirige Maria Sole Tognazzi, hija del actor italiano Ugo Tognazzi, y la protagoniza otra mujer importante en el cine italiano, Margerita Buy. Lo que mas me gusta de este film es la tremenda identificación que siento con la protagonista, Irene. No por su persona, Irene tiene poco mas de cuarenta años, es guapa, vive sola y gana mucho dinero (nada que ver conmigo). Pero si con su trabajo. Irene se pasa la vida viajando (sola), alojándose en hoteles magníficos, disfrutando de todas las ventajas del lujo. Pero ese es “su trabajo”. Irene está deseando volver a Roma, a su casa con la nevera vacía, a ver a su hermana y sus agobios familiares, a compartir con su amigo Andrea las pequeñas cosas que hacen feliz a la gente. Es en este punto donde me identifico con Irene. Hace tiempo que no voy a festivales, pero sigo viendo muchas, muchísimas películas. El cine, que para la mayor parte de la gente es una diversión, una manera de desconectar, para los críticos de cine es un trabajo. No quiero decir que no nos guste este trabajo, a mi me encanta, como a Irene le gusta el suyo. Pero nunca he sabido que hacer cuando me comentan “que suerte tienes, todo el día viendo cine”. Como Irene no sabe que hacer cuando le dicen “que suerte, todo el tiempo viviendo en hoteles de lujo”. Las cosas buenas cuando se convierten en trabajo no dejan de ser buenas, pero si se viven de otra manera. Dicho esto, Viajo sola es una película entretenida, agradable, con unos hoteles que se han prestado a aparecer con defectos (me olvidaba decir que Irene es lo que se conoce como el “viajero incógnita”, es decir inspectora de hoteles de lujo con poder para dar o quitar estrellas) y una protagonista con la que empatizas aunque no seas crítico de cine.

Los simios

Un poco tarde pero he visto Amanecer del planeta de los simios. Me he aburrido mucho. La anterior, El origen…, me gustó bastante, pero ésta no. Si la traigo a colación es porque la traición de Koba, el mono malo que mata a Cesar, el mono bueno, para provocar el enfrentamiento con los humanos que César intenta evitar como sea, me ha hecho pensar que la realidad de nuestro tiempo no está demasiado lejos. César sabe que será una guerra cruenta y por eso no la quiere, como no la quiere su amigo el ingeniero Malcom. Pero a Koba le da igual que sus monos mueran a montones. Él quiere la guerra porque así se fortalece frente a la manada y encuentra en el jefe  Dreyfuss el eco de su ambición. El resultado es la devastación mutua.

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