(La
verdad es que escribir de cine esta
semana cuesta un poco. Los atentados de Bruselas hacen que todo pase a un
segundo plano. Cuando la guerra llama a tu puerta es difícil no escucharla. Y
ya son muchas las llamadas que se están haciendo. Pero la vida sigue. Sigue y
esa es la más grande victoria sobre los que intentan que no siga. Así que, aquí
está el post de Semana Santa.)
1
Por
fin he visto ¡Ave, César!, de los
Coen. Y me ha gustado. Al salir me he
preguntado a que se debía el alud de malas críticas y decepciones que había
provocado la película desde su presentación en Berlín. La única explicación que
encuentro es que se esperaban una comedia divertida y se encontraron con un
film muy serio. O al menos eso me ha parecido a mi.
Es
cierto que hay humor, hay risas, hay gags, pero en su conjunto, ¡Ave, César! es una de las películas más
serias que he visto sobre el mundo de… los guionistas. Esa fue la mayor
sorpresa con la que me encontré. En ninguno de los artículos o críticas que
había leído se hacía la más mínima referencia a los guionistas y su rebelión
contra la tiranía del estudio que los margina, los utiliza y no los reconoce en
todo su valor. En ese sentido, ¡Ave,
César! enlaza perfectamente con Barton
Fink, y es en cierto modo un segundo capítulo sobre el tema de la autoría
en el cine. A estas alturas no solo no me importa desvelar aspectos de la
historia, sino que creo que debo hacerlo porque nadie lo ha hecho. El personaje
de George Clooney, perfecto en su traje de centurión toda la película, es
secuestrado por un grupo de guionistas airados y hartos de su situación que se
autodenominan “El futuro”. Clooney es encerrado en una casa en la playa y allí,
estos escritores, casi todos comunistas, le dan una auténtica lección de
economía marxista creativa. Una lección que Clooney escucha interesado y que
luego, cuando se encuentra a los pies de la cruz en el film bíblico que está
rodando, repite casi palabra por palabra en el mejor homenaje que se le puede
hacer a la profesión del escritor: trasladar su mensaje a un contexto
completamente inesperado.
Entre
medio, hay bromas hirientes. El espía ruso es un actor, bailarín y cantante gay
mas pendiente de su perro que de hacer la revolución; la joven nadadora es una
ninfómana embarazada; el jefe del estudio utiliza la iglesia para librarse del
sentimiento de culpa que su trabajo de niñera apagafuegos le obliga a hacer
cada día y que le lleva ser una especie de Cristo redimiendo de estúpidos pecados
a todos sus polluelos. El retrato de Capitol Pictures, el nombre no es banal y
ya aparecía en Barton Fink, es tan
mordaz como histórico y contemporáneo. Y los guionistas, aunque se consideran el
futuro, acaban siendo una vez más utilizados por unos y por otros.
2
Nuestra hermana
pequeña
se suma a la lista de films que consolidan a Kore-eda como el heredero natural
de Yasujiro Ozu. La historia de estas
tres hermanas que descubren que tienen una cuarta hermana pequeña a la que no
conocen y a la que acogen en su casa, es de una sencillez narrativa y una
sensibilidad de tono típica del cine de Ozu. Lo que no tiene nada de Ozu, en
cambio, es la forma en que Kore-eda filma a sus personajes y sus espacios. Sus
planos y encuadres no tienen la densidad ni la fuerza estructural que tienen
los del maestro japonés. No sé si es la posición de la cámara o el movimiento y
la disposición de los actores en el plano, pero hay algo que hace que Kore-eda
recuerde a Ozu, pero no imite a Ozu. Y no me parece mal. Demuestra que el joven
director tiene un mundo propio y que aunque las historias sean muy parecidas,
la manera de acercarse a ellas sea muy diferente. Lo que si tienen en común
estos dos cineastas es la capacidad de contar cosas muy importantes sin que
apenas se note. Todo pasa por debajo, todo fluye como un rio subterráneo que
deja aflorar los espacios de calma y esconde las turbulencias.
3
En
una semana teñida de tristeza, viene bien un regalo. Este es el mío.
Espero que os guste¡¡¡
¿No se han frivolizado demasiado los Coen?
ResponderEliminar¿No es Kore-eda un epígono algo "light" de Ozu?
Saludos cordiales:
Luis S.
www.elcineenquevivimos.es