¿El
mal se lleva dentro o se genera como reacción ante la maldad de los demás? La
pregunta me la hago viendo la película Lady
Macbeth de William Oldroyd que inauguró el D’A Film Festival de Barcelona,
un día antes de estrenarse en los cines. ¿Es Karherine mala o la han hecho mala?
No es una pregunta tonta ni irrelevante. La respuesta tampoco es sencilla. Hay
otra pregunta que nos podemos hacer. ¿Por qué este film busca como referente el
personaje femenino más terrible de la obra de Shakespeare, en lugar de
llamarse, por ejemplo, Lady Bovary,
ya que la similitud con Emma Bovary es mucho más clara que la vinculación de
Katherine con la reina escocesa? La respuesta a esta pregunta es más sencilla.
Aunque Madame Bovary se publicó en
1856, casi diez años antes que Lady Macbeth Of Mtsensk
District, de Nikolai Leskov, que aparece en 1865, es casi seguro que el
escritor ruso no debía conocer la novela francesa cuando escribió la historia
de esta joven inocente que poco a poco se convierte en una mujer vengativa y malvada.
Con toda la razón, por cierto. En cambio, el referente inglés, seguro que flotaba
en la cabeza del escritor y periodista de San Petersburgo cuando, desde su casi
rutinaria vida como abogado, hizo el retrato de esta mujer vestida de azul.
La película de Oldroyd se basa en la novela
rusa, pero el guión de Alice Birch traslada el personaje a la
Inglaterra rural de 1865, con lo que se introduce en el relato un nuevo
referente literario. Lady Macbeth podía ser Lady Bovary y también Lady
Catherine, la cruel protagonista de Cumbres
borrascosas de Emily Brontë, con la que comparte nombre. Quizás estos tres
antecedentes literarios nos den la respuesta a la pregunta del principio. El
mal se lleva dentro, pero se contagia del mal de fuera. El mal es como un virus
latente en la mente de Katherine. Al principio no lo sabe, pero cuando empieza
a sufrir las humillaciones contantes y el desprecio de los hombres de la
familia en la que el destino la ha hecho caer, el mal se despierta y poco a
poco se va apoderando de ella convirtiéndola en un personaje que algunos han
emparentado, no sin cierta razón, con La novia de Kill Bill.
Sorprende
que esta Lady Macbeth sea una primera película para su director, para su
guionista y para su actriz protagonista. William Oldroyd sabe crear atmósferas
con una cámara frontal, de planos
despojados de cualquier artificio. Imágenes de preciosas naturalezas muertas en
las que Katherine con su vestido azul es una pieza indiscutible. No hay música
de adorno, no hay nada que estorbe la mirada que se concentra en esta mujer
casi siempre en el centro de un cuadro encuadrado, si es que se puede definir
así la fotografía de Ari Wegner, una directora de fotografía australiana con
una mirada propia. En cuanto a Alice Birch, autora teatral conocida por su
feminismo poco ortodoxo, hay que agradecerle que este primer guión no caiga
nunca en la tentación Jane Austen (con todos mis respetos y cariño a Jane
Austen) y en cambio deje aflorar poco a poco ese mal incubado en el corazón de
un rostro angelical. Y con esto llegamos al gran descubrimiento de esta
película, Florence Plugh, que con su mirada acerada, su cabello bien peinado y
su vestido azul (lleva otros vestidos, pero el azul es el que la identifica)
llena de pasión y tensión el personaje, proyectando un helado fuego interior
que atraviesa la pantalla.
Excelente
pórtico para el D’A que se inauguró el viernes y del que comentaré alguna cosa
en el próximo blog. Aunque no sé si podré hablar mucho, la verdad porque tengo
la suerte de estar en el Jurado de la Competición Talents lo que me obliga, por
honestidad, a no hablar de las películas que tengo que juzgar y me deja poco
tiempo para ver el resto de la excelente programación. A ver como lo soluciono.
En todo caso, recomiendo a todos los que estén en Barcelona o puedan venir
aprovechando este largo puente, a que descubran títulos y directores que son
difíciles de ver en nuestras pantallas.
(tan solo una nota para recordar que de Lady Macbeth hablé cuando se estrenó en el Festival de San Sebastiàn del año pasado donde fue una de las grandes sorpresas)
(tan solo una nota para recordar que de Lady Macbeth hablé cuando se estrenó en el Festival de San Sebastiàn del año pasado donde fue una de las grandes sorpresas)
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