Esta
semana la protagonista de los estrenos es sin duda LA HISTORIA. Así, con muchas
mayúsculas. Tres películas (más una de la semana pasada), tratan el tema de la
historia en grande y en pequeño. Hay dos excelentes, por distintas razones, y
otra que podía estar mejor, pero es sin duda interesante. Las tres (+la
anterior) valen la pena verlas y sobre todo pensarlas.
(propaganda nazi sobre Dunkerke en mayo del 1947)
Cronológicamente
tengo que empezar por Dunkerque, de
Christopher Nolan. Antes que nada me llama la atención dos cosas. La primera, porqué
los grandes directores norteamericanos en uno u otro momento de su carrera se
sienten empujados a hacer una película sobre la guerra, cualquier guerra, pero
especialmente la Segunda Guerra Mundial. La segunda es comprobar como los
grandes temas nunca se agotan por mucho que se vuelva una y otra vez a ellos.
Simplemente cambian de punto de vista con la perspectiva histórica. Pero, si la
película es buena, no pasa nada por volver a contar los mismos hechos. Dunkerque es en este sentido muy buena.
Es una gran película de guerra que cuenta una derrota, la primera derrota de
los aliados, ingleses y franceses, en mayo de 1940. Fue una verdadera
carnicería la que se produjo en las playas de Bretaña. El gobierno británico la
encajó como pudo y desde muy pronto decidió convertirla en un acto heroico. El
film estrenado la semana pasada, Su mejor
historia, de Lone Scherfig, cuenta eso precisamente, como Churchill montó desde
el departamento de propaganda una película que hablara del heroísmo de los
británicos en las playas francesas. El film de Scherfing sirve de contrapunto
al de Nolan, sobre todo porque la de Nolan es todo menos heroica. Lo que mas me
interesa de Dunkerque es el uso del
tiempo y del silencio de los hombres (no el de la película que tiene una banda
sonora de Hans Zimmer operística y dialogante, a veces demasiado apabullante e
ilustrativa, pero eficaz como lenguaje). El tiempo es el tema fundamental de
este film bélico inesperado. Para unos, los soldados varados en la playa sin
poder hacer nada mas que esperar, el tiempo es el de una semana interminable;
para otros, los pescadores que salieron en sus pequeñas embarcaciones para
cruzar el canal y salvar el máximo de soldados posibles, es el de un día; para
los dos aviadores que tenían como misión impedir los ataques de los alemanes,
es el de una hora. Los tres tiempos se conjugan en el film sin continuidad
creando un nuevo tiempo: el de la narración cinematográfica. Si la música nos va
explicando la historia, los personajes, soldados, pescadores, aviadores, a
penas hablan. No hace falta. Basta con mirarse para expresar todo lo que
sienten. Dunkerque es un film que
debería verse en las escuelas, las de cine desde luego, sobre todo los guionistas,
pero también en las clases de historia.
(la India antes de 1947 y ahora)
Si
seguimos con la cronología histórica, el siguiente film es El último virrey de la India. A ver, esta es una película que podía
haber sido grande y se queda en mediana hacia abajo. Podía haber sido un gran
drama histórico y se queda en pequeño melodrama doméstico. Pero con todo es muy
interesante porque cuenta de una forma muy clara y sin medias tintas, los
entresijos político/coloniales que tuvieron lugar en 1947, cuando la India
consiguió su independencia del Imperio Británico a costa de perder parte de su territorio
a favor de la creación de dos países nuevos: Pakistán a su izquierda, Bangla
Desh a su derecha. Una partición traumática, que acarreó millones de
desplazados y muertos en función de las creencias religiosas. India, bajo el
poder de los hinduistas, Pakistàn, bajo el dominio de los musulmanes. La
película cuenta como se fraguó esta división, auspiciada por Gran Bretaña para
controlar los puertos del Océano Indico frente a la Unión Soviética, sin pensar
en las consecuencias para las personas que vivían en esos lugares y que hasta
entonces lo habían hecho en una buena convivencia religiosa y humana. Lo de
menos en la película es la historia sentimental que le sirve de contrapunto, lo
interesante es ver como las independencia se fraguan siempre en beneficio de alguien que no
siempre está en primera línea de luz. La
historia la escriben los vencedores, se afirma en la película antes de
empezar. Pero ¿quién son los vencedores cuando lo que se juega es algo que no
tiene en cuenta a las personas?
(recuerdos de la Rumania soviética)
El
tercer film de la semana es Sieranevada.
Es una película rumana de Cristi Puiu, uno de los mejores directores de la nueva
ola de cine rumano. A priori no parece una película sobre la Historia. Pero si
lo es. Rápidamente resumo su argumento. Cuarenta días después de la muerte de
su padre, Lary y su mujer Laura acuden a casa familiar para una reunión en
honor al difunto. Tras un largo plano secuencia en la calle y en el coche, Lary
y Laura llegan a la casa donde se reúnen amigos y familiares. Durante las dos
horas siguientes (prácticamente el tiempo de la narración) nunca saldrán de ese
piso claustrofóbico, un laberinto de pequeñas habitaciones, con puertas que se
abren y se cierra, largos planos cámara al hombro y una cena anunciada que
nunca llega a consumarse por mas hambre que tengan todos. En este microcosmos
se conjugan Buñuel y Berlanga, Haneke y Bergman, Almodóvar y Lubitsch. El
resultado es una película inclasificable que te envuelve en su mezcla de
banalidad y profundidad. ¿Y la Historia que justifique el que hable de ella
bajo este epígrafe? La Historia es la que sustenta todas las conversaciones,
los sentimientos, los actos de esta familia. La memoria selectiva de los
hechos, que cada uno recuerda de una u otra manera. Puiu explicaba que en el
origen de la película estaba en la fiesta homenaje a su padre muerto. Y como le
molestó que su hermano no solo no recordara lo mismo que él, sino que sus recuerdos era completamente distintos. Mas
que seguir escribiendo yo, prefiero dejar aquí dos declaraciones del director
que me parecen pertinentes en nuestro propio contexto:
“Si nos paramos a pensar, la Historia es
la ficción más presente en nuestras vidas, la Historia tal como nos la cuentan
en el colegio. Lo digo con conocimiento de causa porque aprendí una Historia
durante el comunismo. El Muro de Berlín cayó cuando tenía 23 años, y con él
desapareció una Historia, y enseguida apareció otra Historia, otra versión de
los hechos, cosas que desconocía, a pesar de que me gustaba mucho la Historia.
Me asombró descubrirlo.”
“Los comunistas falsificaron la Historia
con un programa muy claro. Desde entonces, nadie puede creer en la estabilidad
de la Historia, ni en la inmutabilidad de la verdad. Creo que la historia del
hombre se mueve constantemente y que es necesario realizar reajustes en los acontecimientos del pasado.
Siempre, siempre, siempre, porque solo son aproximaciones.”
Es esto lo que hacen estas tres
películas. Reajustar el relato histórico. Es esto, también, lo que hacen los gobiernos,
manipular la historia en su propio beneficio. Menos mal que el cine está ahí
para dejar memoria de cómo se veía y cómo se ve un mismo hecho histórico.
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