Alanis
No me gusta utilizar carteles de películas para
ilustrar los post de este blog, pero en esta ocasión no puedo evitarlo. El
cartel es la película. Una mujer
ocupa prácticamente toda la superficie. Está sentada, con las piernas abiertas,
desafiante, segura. Lleva un niño en los brazos que mama de uno de sus pechos
descubierto. Los tonos son rojizos, como es rojo su vestido, aunque la mujer
está flanqueda de una sombra amenazante de color violeta. Su mirada es dulce
pero no sumisa. Esta mujer sabe lo que quiere. La mujer es la actriz Sofía
Gala Castiglione, o lo que es lo mismo, Alanis, una puta de Buenos Aires, que lleva a su
hijo en brazos. Pero Alanis no es la típica puta de película de denuncia
social. Alanis no es una mujer explotada ni obligada por nadie mas que ella
misma a ejercer la prostitución. Vive en un piso con una compañera de profesión
que la ayuda a cuidar al bebe. Cuando el estado, la sociedad, en forma de
policía y asistentes sociales, irrumpe en su vida, Alanis tendrá que sobrevivir
durante tres días hasta encontrar otro espacio donde trabajar sin problemas en
lo que ella quiere, en lo que ha elegido. Esta es la gran lección del film de
Anahi Berneri, multipremiado en San Sebastián. Su capacidad de provocar
reacciones de incomprensión en buena parte del público. Cuesta aceptar que no
haya miseria, ni menos aun miserabilismo, que no haya explotación y abusos, que
en cambio se vea la solidaridad entre las putas que comparten piso, aunque no
la de las que se buscan la vida en las calles. Cuesta creer que esta mujer,
guapa, inteligente, con recursos, prefiera su vida a la que una sociedad hipócrita
y reaccionaria quiere imponerle. Durante toda la película vemos a Alanis
siempre a través de algún obstáculo que la aparta, la margina. También la vemos
constantemente reflejada en un espejo que devuelve su imagen en esos días de
desconcierto. Alanis no forma parte de ese mundo que la rodea como la sombra
violeta en el cartel. Hace su trabajo de forma profesional, sin emociones, sin
implicarse. Conserva siempre su dignidad. Y al final, consigue lo que quiere. Solo en la última secuencia, cuando
ha vuelto a encontrar un espacio de equilibrio, la vemos sin sombra, sin
obstáculos que nos la oculten en todo su esplendor. Vuelvo al cartel porque me
sigue impresionando la imagen de madonna renacentista, de virgen dando de mamar,
de mujer fuerte. Bravo por las tres: la directora, la actriz y el personaje.
(en este caso no puedo resistir poner una foto de Julita en sus reinos)
Julita
Muchos
hijos, un mono y un castillo, es un ejercicio de memoria familiar y colectiva que cuenta la vida de una
mujer sin miedo a ser políticamente incorrecta, a ser excepcional. Julita Salmerón tuvo tres deseos de pequeña: tener muchos hijos, tener un mono y tener un castillo.
La vida le permitió cumplir los tres. Ahora Julita tiene 82 años, tiene muchos
hijo, ya no tiene mono y ha perdido el castillo por culpa de la crisis. Julita
es la protagonista del hilarante, inesperado y muy recomendable documental de
Gustavo Salmerón. Julita no tiene ningún pudor en decir y hacer lo que quiere
delante de la cámara de su hijo. Igual que no lo tuvo para llenar el castillo
heredado de miles de objetos, muebles y pinturas que merecerían estar en un museo de los horrores. Durante catorce años, el actor se dedicó a filmar a su
madre, su padre, sus hermanos, los gallos y las gallinas, el cerdo, el burro,
el belén, el caos de una familia muy poco convencional. La inverosímil y muy
berlanguiana búsqueda de unas vertebras de la bisabuela asesinada por los rojos
es el macguffin de una historia que tiene muchos otros momentos azconianos: la
muerte vestida de monja, el belén regado en julio, el diente en el café con leche… . Entre
la carcajada y la melancolía, entre la tragicomedia y el esperpento, Julita,
como la Carmina de Paco León, despierta un sentimiento de complicidad con el
espectador. Quizás eso explique que ante el asombro de Julita Salmeron este
film privado y familiar sea no solo entendido, sino disfrutado, premiado y
compartido por públicos de todo el mundo.
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