sábado, 22 de septiembre de 2018

CUATRO HOMBRES



(un caballo de Ramon para Brady)
Brady (el cowboy)
The rider es una película de piel, de emociones, de paisajes, de ocaso de una forma de vida que desaparece. Es la historia de un jinete de rodeos que ha nacido para eso, para montar a caballo, recorrer las praderas. Es la vida del personaje de ficción y el personaje real que son uno. Porque el The rider cuenta la historia del Brady real, con su hermana Lily, su padre, su amigo Lane Scott. Es una documental convertido en ficción o una ficción que nace de la realidad. Brady Jandreau es Brady Blackburn, y su historia es la del accidente que le alejó para siempre de los rodeos y su imposibilidad de vivir lejos de ese mundo. No es una película nostálgica ni melancólica, pero si es profundamente romántica. Brady, el de verdad y el de la ficción, es un joven indio nacido y criado en la reserva de Pine Ridge en Dakota del Sur, donde viven los indios de la tribu de los Lakotas. “Hay cosas que no se hacen por el dinero que se puede ganar, hay cosas que se hacen solo por las ganas de divertirse…he salido de esos corrales muchas veces entre los gritos de la gente montando un toro o un caballo enloquecido que se retorcía debajo de mi, y siempre he sentido lo mismo. Durante unos segundos eres mucho más que cuando paseas por la calle o comes o duermes. Quizás sea algo que no se puede explicar a una mujer.” Son palabras que dice Robert Mitchum en un film de 1952 que se ha citado mucho en las críticas a The rider, Hombres errantes, de Nicholas Ray. Pero en este caso si ha sido una mujer la que ha entendido lo que le sucede a este jinete. La joven china Chloe Zhao ha sabido captar esa mezcla de tristeza y orgullo, de amor y deseo, de vínculo con un paisaje, con una tierra, con un horizonte. Le copio a Marta Medina el titular de su estupenda critica El confidencial, aunque con un ligero cambio: “Si solo puede ver una película esta semana (ella dice este año) … que sea esta maravilla”.

 (el auténtico Willi Herold, tenía 21 años cuando fue ejecutado en 1946)

Willi Herold (el capitán)
Me resulta difícil hablar de este personaje, de esta película. Pero creo que tengo que hacerlo. No solo porque pienso que es una buena película, sino porque me parece importante conocer a Willi Herold, un soldado alemán desertor que los últimos días de la guerra, huyendo de sus perseguidores, encuentra un uniforme de capitán del ejército y al ponérselo no solo asume una nueva identidad sino que con la máscara puesta construye un personaje que es compendio de lo peor que generó el nazismo: la crueldad gratuita, la arbitrariedad del poder, la manipulación de los que considera inferiores. El horror en estado puro. Saber que está basado en un personaje que existió y cometió esas barbaridades, es aun más espeluznante porque nos pone frente a una idea terrible: cualquiera puede dejar aflorar al monstruo que se esconde detrás de una máscara y lo que es peor, la banalidad del mal de la que hablaba Hanna Arendt no era exclusiva de los mandos militares y políticos. Hubo mucha más complicidad en el horror entre la población civil de la que a muchos alemanes les gusta reconocer en la revisión de la historia. La película está rodada en blanco y negro porque en colores sería insoportable, fue tan dura de filmar (algunos actores rompían a llorar durante el rodaje) como de ver. Pero es hermosa, si, lo es en su maldad y en su frialdad y sobre todo es necesaria. Si van a verla, quédense a los títulos de crédito, donde vemos al joven Willi al frente de su tropa de depredadores circulando por una ciudad alemana de ahora mismo sembrando el terror entre los ciudadanos. Una lección de historia.


(un icono de Ramon)
Jacques (el periodista) 
¿Una película sobre apariciones de la virgen? ¿Mande? ¿A estas alturas? Pues si una película sobre la aparición de la virgen, pero… y ahí está lo interesante, contada desde la mirada de un hombre que no cree, pero respeta. Jacques viene de sufrir una pérdida terrible, su mejor amigo ha muerto mientras los dos cubrían una de esas guerras que pasan lejos y que desgraciadamente de tan cotidianas ya ni salen en los telediarios. Jacques está herido en el alma. Y eso le lleva a aceptar presidir una comisión de investigación del Vaticano sobre la supuesta aparición de la virgen que una chica de 18 años afirma haber visto en un pueblecito del sur de Francia. Jaques llega sin ideas preconcebidas en ningún sentido. Es un periodista y lo que quiere saber no es la verdad, eso es muy difícil, sino los porqués. La película le sigue en este viaje de investigación donde vemos como Anna, la chica que ha visto a la virgen, se consume ante sus ojos y los nuestros víctima inocente de sus propia ingenuidad, de su propia historia y del abuso de los que la rodean. Hay tres cosas que no es La aparición: no es maniquea, no es mística, no es previsible. Y hay una que si es: una curiosidad.




(una estrella de Ramon)
Juan (el gaucho/guaraní)
Testigo de otro mundo se estrenó la semana pasada, pero la recupero esta porque también es una historia de un hombre, Juan Pérez, protagonista de un encuentro (aparición) con seres extraterrestres cuando era un niño de doce años en medio de la Pampa argentina. Este hecho marcó toda su vida y llamó la atención del documentalista Alan Stivelman que decidió averiguar qué había pasado con Juan cuarenta años después. Desde el punto de vista cinematográfico no deja de ser un documental muy convencional, casi televisivo, pero desde el punto de vista del personaje, ese Juan de cincuenta años, que aun no es capaz de entender que le pasó entonces, es muy interesante. Stivelman se sitúa en segundo plano y busca no solo entender, sino ayudar a Juan. Y ello les lleva a los dos a conocer una comunidad de indios guaraníes, de donde viene la familia de Juan, en la que el hombre acabar por aceptar lo que le sucedió al enmarcarlo en una creencia más amplia, mas colectiva, que le ayuda acerrar el círculo de su soledad y su diferencia, en definitiva de su vida. Testigo de otro mundo es un documental sencillo en su forma y complejo en su contenido. Abre puertas y no solo las de la ciencia ficción.




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