(He dudado mucho en poner un cuadro tan bonito de Ramon en compañía de una historia tan detestable, pero luego he pensado que Rodrigo Sorogoyen y todos los que han hecho la película sí se merecían el regalo. Se trata de uno de los cuadros de la serie La corona d’un re donatore, del 2009)
“Una
puesta al día del mejor cine político italiano. Un ritmo del mejor
cine político americano. Sin dejar de ser intensamente española.” Escribí
estas tres frases al salir del pase de El
reino, la nueva película de Rodrigo Sorogoyen. También escribí: “Me gustó mucho mas de los
que esperaba. Solo un apunte del título, más que El reino yo la habría titulado El chiringuito, porque eso es lo que estos canallas tienen montado.”
Un
chiringuito en toda regla para robar a manos llenas del erario público sin
despeinarse un pelo. Y lo que es peor, sin tener conciencia de que hacerlo está
mal. “Yo pensaba que era lo normal” o “Tú habrías hecho lo mismo”, son algunas
de las cosas que se suelen decir para justificar estos comportamientos
mafiosos. En su presentación en el Festival de San Sebastián se ha preguntado
insistentemente a Rodrigo y su equipo porque no se nombra nunca el Partido Popular
en la película. Me parece obvio. No se trata de denunciar a un partido en
concreto, sino de poner en evidencia un problema sistémico. Manueles López
Vidal hay en todos los partidos: los unos y los otros, los del 3% y los de la
trama Gurtel; los de los Eres y los que simplemente se aprovechan de la
ingenuidad de la gente para otorgarse sueldos desproporcionados con sus
méritos. Todo es corrupción y todos somos un poco corruptos. Eso es lo
importante de este film. Eso y responder a algunas preguntas como, por ejemplo,
¿Qué pasa cuando estos políticos se marchan a casa? ¿Cómo se comportan con su
familia, con sus amigos? ¿Qué hacen en las comidas de trabajo? Bueno, en las
comidas de trabajo se sabe bastante lo que hacen gracias a la insana costumbre
de grabarse unos a otros. Pero lo demás es un misterio que el reino nos desvela
un poco demostrando que son gente normal, de los nuestros, como usted y como
yo, que han sabido ver en una situación determinada una oportunidad y no han
calculado las consecuencias. En este chiringuito de desaprensivos no se salva
nadie. Ni siquiera la periodista estrella que persigue a su objetivo hasta
acorralarle en una secuencia antológica. Hay mucho cine en este espléndido
guión, en el uso de la música que pone de los nervios hasta que te das cuenta
de que es un personaje más, en ese retrato de una violencia moral que está más
extendida de lo que nos gustaría creer. El
reino no necesita mucha publicidad, se la hacen todos los días los
telediarios, la comparecencia de José María Aznar en el congreso, los juicios y
sus delaciones, los favores concedidos a cambio de (no siempre de dinero, a
veces de votos). Pero lo mejor es que todo esto que en un determinado cine
político sería insoportable, en manos de Sorogoyen y su equipo se convierte en
un magnífico espectáculo. Cine popular, comercial, del mejor. Un thriller en
toda regla, cine negro. Necesario y útil. El
reino (o el chiringuito) será una de las películas españolas del año.
.....
Por si no estábamos
convencidos de su dimensión universal y actual, mas allá de la traición y el
sálvese quien pueda, estas últimas semanas nos están ofreciendo un culebrón en
entregas de la corrupción en todas su variantes: másteres, casas compradas de
forma como mínimo extraña, chanchullos de te doy mi voto si me quitas a ese
fiscal. El reino es tema de todos los
días, sobre todo en esa variante de “cuídate de tus enemigos, pero más de tus
amigos, sobre todo si son compañeros de partido”. Ojala se hagan muchas más
películas como ésta.
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