Silvio (y los otros)
Tengo que reconocerle a Paolo
Sorrentino la capacidad de crear imágenes impactantes, mejor dicho secuencias
impresionantes, que se te quedan en la retina mucho tiempo. Sobre todo en los
inicios y finales de sus películas. No creo que haya nadie que haya olvidado el
principio de La gran belleza, aunque
la peli no les gustara. Como será difícil olvidar el primer plano de esa oveja
que acaba perdida en el salón de una lujosa y hortera mansión en Cerdeña en su
último film, Silvio (y los otros).
Tras ese inicio, uno está dispuesto a todo. Y Sorrentino lo da todo. Demasiado
quizás, o a lo mejor demasiado poco. En este retrato sarcástico del personaje
de Silvio Berlusconi hay agujeros negros que se tragan el relato y lo dejan
escondido. Son los agujeros que crea un montaje recortado de una historia que
duraba 204 minutos y se ha quedado en 150. Muchos, si, pero no los necesarios,
porque faltan cosas que expliquen no tanto a Silvio, pero si a esos otros parásitos
que viven a su costa y a su sombra, sin saber que en realidad es él, Él con
mayúscula, como se le denomina en buena parte del film, el que los utiliza a
ellos y a ellas, en su propio beneficio. La mirada de Sorrentino, con la
complicidad de Toni Servillo que aparece sobre el minuto 45 en un plano
simétrico al de la oveja del principio, quiere ser crítica, pero no puede
renunciar a la fascinación; quiere ser irónica, pero cae a veces en el chiste
fácil; quiere ser cruel y acaba siendo complaciente. Berlusconi es el inventor
de la tele/basura por excelencia, concepto que extrapoló al país/basura los
muchos años que estuvo al frente del gobierno italiano. Una tele y un país
poblado de arribistas, velinas cada vez más desnudas, mujeres y hombres
cosificados y convertidos en elementos de decoración de su paisaje, tanto en
las pantallas de la televisión berlusconiana, como en los dramas transformados
en espectáculo que han llevado a Italia a la ruina en la que se encuentra
actualmente. ¿Hasta qué punto es responsable de este desastre este hombre
histriónico y mediocre? La película no lo explica, pero juega a una desmesura
que creo queda descompensada por la hora que falta. Desequilibrada, ambigua, lo
que ustedes quieran, aburrida incluso y sobre todo estragante como un pastel de
nata que te obligan a comer cuando ya no quieres ni verlo, éste es, sin duda,
el primer gran estreno del año.
BTV
Una de las ideas que deja el
film de Sorrentino es comprobar que el modelo de televisión berlusconiana se ha
quedado obsoleto, viejo, caducado como un yogurt agrio. Las lentejuelas y los
biquinis de las velinas (que aún colean en algunas de las teles de Mediaset)
parecen viejos fantasmas de otro tiempo en una época en la que la televisión se
consume de una manera distinta y se concibe de una forma diferente. Y eso me
lleva a pensar en la crisis que se está viviendo en BTV, la televisión pública
del Ayuntamiento de Barcelona. No solo porque se hayan eliminado programas
importantes de su parrilla, por razones mas burocráticas que económicas,
kafkianas en definitiva, sino y sobre todo, porque se ha perdido el norte del
modelo de televisión que se quiere hacer. Es evidente que una televisión local,
aunque lo local sea Barcelona, tiene que tener un doble objetivo: conectar con
la ciudad y ser su amplificador social, y político; y conectar con la cultura
ofreciendo espacios donde las minorías/mayorías de los creadores que viven en
la ciudad encuentren un lugar para manifestarse. Nunca se puede plantear como
una competencia con televisiones privadas o televisiones de ámbitos mayores
(TV3 ha perdido también esta batalla convertida en una televisión de propaganda
que olvida la que debería ser su principal función). Solo la especialización,
la oferta de programas que UNICAMENTE, se puedan ver ahí, porque cualquier otra
tele, condicionada por las audiencias o por la publicidad, nunca asumirá, es la
posible solución a la crisis de creatividad de BTV. Perder el contacto con la
ciudad (Codi de barris no se sabe si
continuará, los telenoticies se reducen a la mínima expresión) es un error
mayúsculo que se pagará caro; perder ventanas que hablen de cine (La Cartellera también está pendiente de
un hilo) de libros (ya no hay ninguno) de cultura en cualquier dirección (Noticia oberta también se ha terminado)
es otro error que provocará el abandono de los pocos espectadores que le
quedaban. No es tan difícil, pero los responsables de BTV han ido desvirtuando un
proyecto de televisión innovador, al servicio de los ciudadanos desde hace
muchos años, ya fuera por la mala gestión de los distintos directores que ha
tenido, como por el abandono institucional del ayuntamiento. Aun hay tiempo de
enderezarlo y encarar los retos de las nuevas tecnologías para hacer una tele
digna. Ojala lo entiendan pronto.
El
viaje
Y hablando de teles, debo una
explicación de las ilustraciones que acompañan esta entrada. Se trata de
fotogramas extraídos de El viaje, un programa
que la Televisión de Aragón emitió en prime time el primer día del año. El viaje son cuatro horas del recorrido
de los 218 km del tren que une Zaragoza con Canfranc, cuatro horas filmadas
desde la cabina del conductor y emitidas íntegramente en el horario de máxima
audiencia. Ramon es un fan de estos viajes y muchas veces se pasa horas montado
en un tren que cruza Noruega, los Andes o Italia, (hay un canal en Youtube
donde se pueden encontrar todos estos recorridos). Pero que yo sepa, ninguna
televisión, pública o privada, había emitido uno de estos viajes en su
totalidad. Me parece una gran idea, contraponer al ruido de las viejas velinas berlusconianas,
o de las tertulias políticas llenas de gritos estridentes, un viaje hipnótico
que te relaja más que cualquier clase de yoga. Descubrir los paisajes y los
cielos que recorre permite a la imaginación dejarse llevar por una aventura
inesperada mucho más estimulante que ver series consumidas muchas veces con una
voracidad enfermiza,. Es un experimento que se ha saldado con una gran
polémica. A mí, en particular, me parece una idea magnífica. Otra cosa es que
el “Canfranero” sea un tren deficiente, que casi nadie usa por su lentitud y su
falta de infraestructuras, un ejemplo del abandono y olvido de la red ferroviaria
interior. Una vergüenza en definitiva que sería tema de otra entrada en este
blog.
(si alguien tiene ganas de disfrutar de este viaje, este es el enlace en Youtube:
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