viernes, 26 de junio de 2020

NOSTALGIA


Bueno ya estamos metidos en la NN. Esta semana ha empezado el BCN Film Festival aplazado por culpa del bicho; se estrenan doce películas en los cines (como en la Vieja Normalidad) algunas de ellas las he visto, la mayoría no tengo ni idea que son. En estos momentos en que volvemos a intentar vivir como antes aunque sea de forma distinta, la nostalgia de la tranquilidad y el silencio de hace tan solo un par de meses está en lucha con el instinto vital de seguir hacia delante. Por eso en esta entrada veraniega post verbenera, me apetece hablar de un estreno On Line y una serie que juegan a la nostalgia, aunque de muy distinta manera.


The Vast of Night, Amazon Prime Video
La nostalgia de esta curiosa y sorprendente primera película de Andrew Patterson, un director del que nada sabía hasta ahora, es la del cine de ciencia ficción de los años cincuenta, cuando la tecnología no dominaba el mundo y se podía creer en los “seres del cielo”, aún no llamados aliens o extraterrestres. Rodada en el 2016, de una manera precaria pero muy inteligente, el film fue rechazado por 18 festivales miopes ante la capacidad hipnótica que desprende en todos sus fotogramas. Finalmente fue aceptada en el Slamdance Film Festival del 2019 donde ganó el premio del público a la Mejor Narrativa. Amazon la descubrió entonces, la compró y la estrenó el 15 de mayo de este año, en plena pandemia, en una cadena de Autocines, espacio nostálgico y confinado perfecto para el momento. Un poco después la subió a su plataforma. Pero, ¿qué tiene esta historia para que me parezca una de las más fascinantes que he visto en mucho tiempo? Lo que cuenta es muy sencillo. Todo empieza en el salón de una casa donde hay un extraño televisor futurista en el que se presenta un episodio de la serie Paradox Theatre Hour, una especie de Dimensión desconocida. La cámara entra en el televisor y descubrimos que estamos en una pequeña ciudad de Nuevo México de 492 habitantes a mediados de los años cincuenta. Mientras todo el pueblo asiste a un partido de baloncesto, Everett, el inteligente locutor de la radio local y Fay, una espabilada adolescente responsable de la centralita telefónica, escuchan unos extraños sonidos que despiertan su curiosidad. Durante toda esa noche, seguimos a estos dos personajes que no paran de hablar y de correr. La película se mueve a su ritmo y los acompaña en la búsqueda de una explicación para esos sonidos. Su investigación les lleva a conocer dos historias, una contada en la radio y otra contada por una anciana, que explican extrañas experiencias con los sonidos provocados por “los seres que están en el cielo”. No hay mas, ni hay menos. Con dos personajes y una cámara que se mueve con total libertad, el film crea unas imágenes que tienen algo metafísico, algo que te va envolviendo poco a poco en una experiencia muy especial. Cine low cost, cuenta con dos actores estupendos y unas localizaciones perfectas. Pero ni unos ni otras explican la capacidad hipnótica de esta película nostálgica de una época en la que la ingenuidad permitía creer que en el cielo había algo desconocido y no era un virus.


Mrs America HBO
En realidad no sé si se puede calificar de nostálgica a esta serie política que aunque está ambientada en Estados Unidos en los años que van de Nixon a Reagan, es absolutamente contemporánea y muy actual. Pero bueno, juguemos a la nostalgia. La nostalgia de una época en la que el feminismo vivía uno de los momentos fundacionales del movimiento con figuras como Gloria Steinem, Betty Friedan, Shirley Chisholm, o Bella Abzug, defensoras y luchadoras en la aprobación de la ERA, la Enmienda de la Igualdad de Derechos. Pero lo mas interesante de Mrs America es que la historia está contada desde otro punto de vista, el de Phillys Schlafly, una furibunda y ultraconservadora ama de casa republicana que se convirtió en la principal opositora de lo que significaba la ERA al frente de un poderoso lobby antifeminista que defendía los derechos de las mujeres de clase media blancas a seguir siendo madres y esposas. Espléndidamente interpretada por Cate Blanchett, la serie se centra en Phillys, una mujer odiosa pero muy inteligente, que se mueve en la enorme contradicción de un discurso de ultra derecha contra la liberación de la mujer y su insaciable deseo de llegar a ocupar un puesto en la Casa Blanca. La nostalgia nos la puede producir la casi ingenua reivindicación feminista por derechos que ahora mismo están bastante consolidados en nuestra sociedad (no en otras, lamentablemente), gracias en gran medida a la lucha de las mujeres de esa generación. Pero la actualidad y vigencia de la historia la sentimos al comprobar que los argumentos del terrible personaje de Phillys en defensa de la familia tradicional, contra el aborto, la homosexualidad y en general contra cualquier reivindicación feminista, vuelven a estar muy presentes, no solo en la política de la América de Trump, sino aquí mismo, en nuestra propia realidad.
Y esto me lleva a hacer una reflexión sobre el tema de las manifestaciones del 8 de marzo. Desde las voces más que reaccionarias y ultraconservadoras de las mujeres de VOX –copias deformadas de la propia Phillys, incluso en su vestuario–, se acusa a la manifestación y al feminismo de ser la causa de la pandemia con argumentos que se desmontan simplemente recordándoles que ese mismo día ellos hicieron un mitin multitudinario. Pero creo que desde el gobierno se han equivocado entrando al trapo del antifeminismo en lugar de reconocer que efectivamente fue un error autorizar no solo las manifestaciones, también los actos políticos o los partidos de fútbol que hubo esos días en toda España. Decirlo ahora, cuando sabemos que quince días después de todo aquello se pasó de 500 casos el 8 de marzo a 9.159 contagios el 26 de marzo, resulta muy fácil. En todo caso, centrar el tema en el feminismo, tanto para defender el derecho a la manifestación a pesar de lo que se podía imaginar o para atacarlo desde posiciones tan reaccionarias que ni siquiera Phyllis asumiría, es equivocar el debate. El problema fue que en ese momento nadie era consciente de la gravedad de la situación. El desconocimiento por parte del Gobierno de la envergadura de la epidemia y el miedo a provocar un rechazo social si se prohibían las manifestaciones, le hizo permitirlas Y si se permitían las manifestaciones, había que permitir todo lo demás. Volviendo a Mrs America, es una de esa series que te hacen pensar, te invitan a discutir y te provocan no pocas preguntas de por qué una ideología tan reaccionaria como la del Eagle Forum de Phyllis Schlafly vuelve a estar tan vigente y por qué el feminismo contemporáneo ha evolucionado hacia posturas de una intransigencia que sus antecesoras nunca tuvieron. Vale la pena verla y discutirla.

El regalo de hoy es una imagen del verano



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