Bueno ya estamos metidos en la
NN. Esta semana ha empezado el BCN Film Festival aplazado por culpa del bicho;
se estrenan doce películas en los cines (como en la Vieja Normalidad) algunas
de ellas las he visto, la mayoría no tengo ni idea que son. En estos
momentos en que volvemos a intentar vivir como antes aunque sea de forma
distinta, la nostalgia de la tranquilidad y el silencio de hace tan solo un par
de meses está en lucha con el instinto vital de seguir hacia delante. Por eso
en esta entrada veraniega post verbenera, me apetece hablar de un estreno On
Line y una serie que juegan a la nostalgia, aunque de muy distinta manera.
The Vast of Night, Amazon Prime Video
La nostalgia de esta curiosa y
sorprendente primera película de Andrew Patterson, un director del que nada
sabía hasta ahora, es la del cine de ciencia ficción de los años cincuenta,
cuando la tecnología no dominaba el mundo y se podía creer en los “seres del
cielo”, aún no llamados aliens o extraterrestres. Rodada en el 2016, de una
manera precaria pero muy inteligente, el film fue rechazado por 18 festivales
miopes ante la capacidad hipnótica que desprende en todos sus fotogramas.
Finalmente fue aceptada en el Slamdance Film Festival del 2019 donde ganó el
premio del público a la Mejor Narrativa. Amazon la descubrió entonces, la
compró y la estrenó el 15 de mayo de este año, en plena pandemia, en una cadena
de Autocines, espacio nostálgico y confinado perfecto para el momento. Un poco
después la subió a su plataforma. Pero, ¿qué tiene esta historia para que me
parezca una de las más fascinantes que he visto en mucho tiempo? Lo que cuenta
es muy sencillo. Todo empieza en el salón de una casa donde hay un extraño
televisor futurista en el que se presenta un episodio de la serie Paradox
Theatre Hour, una especie de Dimensión
desconocida. La cámara entra en el televisor y descubrimos que estamos en
una pequeña ciudad de Nuevo México de 492 habitantes a mediados de los años
cincuenta. Mientras todo el pueblo asiste a un partido de baloncesto, Everett,
el inteligente locutor de la radio local y Fay, una espabilada adolescente responsable
de la centralita telefónica, escuchan unos extraños sonidos que despiertan su
curiosidad. Durante toda esa noche, seguimos a estos dos personajes que no
paran de hablar y de correr. La película se mueve a su ritmo y los acompaña en
la búsqueda de una explicación para esos sonidos. Su investigación les lleva a
conocer dos historias, una contada en la radio y otra contada por una anciana,
que explican extrañas experiencias con los sonidos provocados por “los seres
que están en el cielo”. No hay mas, ni hay menos. Con dos personajes y una cámara
que se mueve con total libertad, el film crea unas imágenes que tienen algo metafísico,
algo que te va envolviendo poco a poco en una experiencia muy especial. Cine
low cost, cuenta con dos actores estupendos y unas localizaciones perfectas.
Pero ni unos ni otras explican la capacidad hipnótica de esta película
nostálgica de una época en la que la ingenuidad permitía creer que en el cielo
había algo desconocido y no era un virus.
Mrs
America HBO
En realidad no sé si se puede
calificar de nostálgica a esta serie política que aunque está ambientada en Estados
Unidos en los años que van de Nixon a Reagan, es absolutamente contemporánea y
muy actual. Pero bueno, juguemos a la nostalgia. La nostalgia de una época en
la que el feminismo vivía uno de los momentos fundacionales del movimiento con
figuras como Gloria Steinem, Betty Friedan, Shirley Chisholm, o Bella Abzug,
defensoras y luchadoras en la aprobación de la ERA, la Enmienda de la Igualdad
de Derechos. Pero lo mas interesante de Mrs
America es que la historia está contada desde otro punto de vista, el de Phillys
Schlafly, una furibunda y ultraconservadora ama de casa republicana que se
convirtió en la principal opositora de lo que significaba la ERA al frente de
un poderoso lobby antifeminista que defendía los derechos de las mujeres de clase
media blancas a seguir siendo madres y esposas. Espléndidamente interpretada
por Cate Blanchett, la serie se centra en Phillys, una mujer odiosa pero muy
inteligente, que se mueve en la enorme contradicción de un discurso
de ultra derecha contra la liberación de la mujer y su insaciable deseo de
llegar a ocupar un puesto en la Casa Blanca. La nostalgia nos la puede producir
la casi ingenua reivindicación feminista por derechos que ahora mismo están
bastante consolidados en nuestra sociedad (no en otras, lamentablemente),
gracias en gran medida a la lucha de las mujeres de esa generación. Pero la
actualidad y vigencia de la historia la sentimos al comprobar que los argumentos
del terrible personaje de Phillys en defensa de la familia tradicional, contra
el aborto, la homosexualidad y en general contra cualquier reivindicación
feminista, vuelven a estar muy presentes, no solo en la política de la América
de Trump, sino aquí mismo, en nuestra propia realidad.
Y esto me lleva a hacer una
reflexión sobre el tema de las manifestaciones del 8 de marzo. Desde las voces
más que reaccionarias y ultraconservadoras de las mujeres de VOX –copias
deformadas de la propia Phillys, incluso en su vestuario–, se acusa a la
manifestación y al feminismo de ser la causa de la pandemia con argumentos que
se desmontan simplemente recordándoles que ese mismo día ellos hicieron un
mitin multitudinario. Pero creo que desde el gobierno se han equivocado
entrando al trapo del antifeminismo en lugar de reconocer que efectivamente fue
un error autorizar no solo las manifestaciones, también los actos políticos
o los partidos de fútbol que hubo esos días en toda España. Decirlo ahora, cuando
sabemos que quince días después de todo aquello se pasó de 500 casos el 8 de
marzo a 9.159 contagios el 26 de marzo, resulta muy fácil. En todo caso,
centrar el tema en el feminismo, tanto para defender el derecho a la
manifestación a pesar de lo que se podía imaginar o para atacarlo desde
posiciones tan reaccionarias que ni siquiera Phyllis asumiría, es equivocar el
debate. El problema fue que en ese momento nadie era consciente de la gravedad
de la situación. El desconocimiento por parte del Gobierno de la envergadura de
la epidemia y el miedo a provocar un rechazo social si se prohibían las manifestaciones,
le hizo permitirlas Y si se permitían las manifestaciones, había que permitir
todo lo demás. Volviendo a Mrs America,
es una de esa series que te hacen pensar, te invitan a discutir y te provocan
no pocas preguntas de por qué una ideología tan reaccionaria como la del Eagle
Forum de Phyllis Schlafly vuelve a estar tan vigente y por qué el feminismo contemporáneo
ha evolucionado hacia posturas de una intransigencia que sus antecesoras nunca
tuvieron. Vale la pena verla y discutirla.
El regalo de hoy es una imagen del verano
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