Esta
semana Iciar Bollain, Alicia Luna y Candela Peña nos invitan a una boda, La boda de Rosa. Yo me he sumado a la
alegre y berlanguiana comitiva que acompaña a Rosa a casarse en la playa,
vestida de rojo, en una ceremonia de autoafirmación que no todos comprenden,
que algunos comparten y otros son incapaces de asumir. Rosa se casa y se
compromete a respetarse, a quererse y a no dejarse dominar por los demás, se
compromete a luchar por sus deseos y cambiar de vida. Porque Rosa ha apretado
el botón nuclear y ha dejado atrás todo lo que la rutina y la cotidianidad había
ido acumulando en sus espaldas. Las nuestras, las de ella, las de todos. Y a
los 45 años, decide que ya basta, que va a empezar de nuevo. Su padre, su
hermano, su hermana y su hija al principio no son capaces de entenderlo, pero
poco a poco van dándose cuenta de que ellos mismos tienen que apretar sus
propios botones nucleares. Rosa, es decir Candela, es decir Iciar, es decir
Alicia, transitan desde la grisura rutinaria y agobiante de la vida en Madrid a
la alegría mediterránea y luminosa de un pueblo valenciano. Porque esta boda
solo puede ser mediterránea, valenciana y berlanguiana, aunque sus orígenes
estén en el lejano Japón donde este tipo de bodas no son nada extraordinario. Viendo
la película y pensando en esa boda, me di cuenta de que un año después del
rodaje no se habría podido hacer igual. En los tiempos del virus con nombre de
mascota, a la boda de Rosa no habría podido asistir todo el pueblo, ni los
primos de Pamplona, ni se habrían podido besar y abrazar con la mascarilla
puesta. Esta es una mas de las muchas cosas que nos ha robado este virus que
nos ha hecho apretar el botón nuclear de nuestras vidas aunque no de forma
voluntaria, feliz y constructiva como Rosa, sino forzados por las circunstancias.
Esta misma semana de la boda de rojo, dos amigos muy cercanos me han dicho por
teléfono “tengo que cambiar mi forma de vida”. Como hace Rosa, pero en su caso
porque los dos han visto como la vida que creían segura y asentada, se ha ido
de paseo a otro sitio. La de ellos y la de casi todos. Pero volvamos a Rosa y
su boda en esta película alegre, positiva, que enfila el futuro con ilusión y
sobre todo con respeto por uno mismo.Yo creo que todos deberíamos casarnos como
Rosa al menos una vez en la vida. Pero lo mejor de esta comedia agridulce que
provoca sonrisas de complicidad, es su extrema sencillez. Si he de hacer una frase diría que en su sencillez está
su grandeza. No hay nada impostado, no hay sermones, no hay lecciones. Esta
boda playera es una fábula moral (no moralista), poco convencional e inesperada. He oído algunos comentarios un poco
escépticos con Rosa, que le falta un poco de tensión, un punto de intriga. Para mí, en cambio, es
eso precisamente lo que más me ha gustado, que todo fluye con naturalidad, que
las reacciones de los personajes son las que podríamos tener cualquiera de
nosotros enfrentados a una situación tan surreal como la que plantea Rosa. Y en
ese fluir se incluye el bilingüismo valenciano/castellano que se utiliza con
total naturalidad en la historia de estas flores de este mundo, Rosa, Violeta,
la madre muerta que se llamaba Amapola e incluso Lidia, la hija, que es la flor
que mas me gusta. Porque Lidia es la que tiene la oportunidad de relanzar su
vida mucho antes de perder mas años tontamente. Candela Peña está estupenda con
su tierna mala leche, su cansancio, su falta de aire, Nathalie Poza y Sergi López
bordan sus papeles de fracasados pero no hundidos y Paula Usero asume el
difícil papel de hija de Rosa y madre de unos gemelos tiránicos. Rosa y Lidia
transitan de la oscuridad a la luz, como lo hacían en cierto modo Trini y La
Niña. Veinticinco años después de su viaje iniciático en Hola ¿estás sola? Trini/Rosa/Candela vuelve a la playa para
encontrar de nuevo el camino. Felicidades a todas las Rosas¡¡¡
Las chicas Gilmore
La boda de Rosa me ha hecho recordar una
serie de hace veinte años con la que tiene mas de un punto de conexión, aunque
suene raro. Se trata de Las chicas Gilmore, una serie que empezó a emitirse
en octubre del año 2000 y duró hasta el 2006, con una especie de epílogo de
cuatro capítulos en el 2016. Las chicas Gilmore son Lorelai y su hija
adolescente Rory. Lorelai tuvo a Rory con 16 años y desde entonces, como Rosa,
se comprometió consigo misma a sacarla adelante con su esfuerzo. Cuando las
conocemos, Lorelai tiene 32 años y Rory 16 y está apunto de cambiar su vida al
empezar a ir a un caro colegio que le pagan sus abuelos con gran disgusto de su
madre. Las chicas Gilmore viven en Stars Hollow, un pueblecito de Nueva
Inglaterra. Forman parte de una alegre, solidaria y también conflictiva
comunidad en la que destaca Luke, el adusto dueño del café mas famoso del
pueblo donde, por cierto, no hay wifi. Eterno enamorado de Lorelai, Luke sabe
que ella le quiere pero no puede hacer nada ante su firme autocompromiso. Sookie
es la mejor amiga de Lorelai, una estupenda y divertida cocinera, Lane, una
chica coreana, es la mejor amiga de Rory. Pero todo el pueblo tiene un papel en
la vida de las chicas Gilmore que transitan cada temporada a lo largo de un año
entero de sus vidas. Es una serie que los mas jóvenes no conocerán y muchos de
los mas mayores tampoco. Políticamente incorrecta, estas chicas tenían muchos
fans pero también muchos arrugadores de nariz. A mi me encantaba y de vez en
cuando vuelvo a ver la primera temporada, la mas fresca de todas.
Creo que Rosa y Lorelai harían buenas migas, como creo que Rory y Lidia
tendrían mucho de qué hablar. Si quieren olvidarse un rato del bicho de marras,
y de su propio botón nuclear, vean la película y disfruten con la serie que se encuentra
entera en Netflix.
Festival de Málaga
La boda de Rosa ha inaugurado este
viernes el Festival de Málaga que tuvo que ser aplazado en marzo por culpa del
confinamiento. Veremos a ver como se desarrolla. Es la primera prueba de fuego
de los grandes festivales. El BCN Filmfest de Barcelona abrió el camino y
se arriesgó a ser presencial. Pero Málaga es un festival mas complejo.
Escaparate del cine español, concentra en la ciudad a toda la industria
nacional y eso implica mucho movimiento, muchos viajes, mucha gente de Madrid.
Además de atraer cada año a mas y mas público. Habrá que ver como organizan los
pases, como montan las ruedas de prensa, que sucede con las alfombras rojas (al final las han suprimido del todo).
Muchas incógnitas que espero se salden con un gran éxito. Las películas que se
verán en Málaga en sus distintas secciones tienen un componente antropológico
añadido: son las últimas producciones realizadas “antes del bicho”. Retrato de
una España, un mundo en realidad, que ha cambiado completamente en apenas seis meses.
Los que puedan disfrútenlas en los cines de Málaga, los demás, crucemos los dedos
para que las podamos ver pronto en salas de cine.
El regalo de esta semana es una rosa, no podía ser de otra
manera, enfrentada a la cuerda de la que se ha liberado.
Bonita reflexión, van a hacer falta muchas rosas rojas. Muchas cosas van a estar en desuso y serán solo recuerdos. Que miedo da!!
ResponderEliminar"La boda de Rosa" me ha gustado mucho, me ha parecido luminosa, tierna, tragicómica... Con sus actores en estado de gracia, de todos ellos me quedo con Nathalie Poza, que es la gran robaescenas de la historia.
ResponderEliminarY también soy muy fan de "Las chicas Gilmore".