sábado, 29 de agosto de 2020

TIEMPOS



Tenet

Christopher Nolan está entre los directores que más me han interesado en los últimos veinte años. Tres de sus películas se cuentan entre las que más me gustan del siglo XXI. La fundacional Memento, la compleja Origen y la emocionante Interstellar. Sus tres Batmans superan cualquier concepto del cine de superhéroes y Dunkerke es un prodigio del uso del tiempo, dimensión desconocida que le ha obsesionado siempre. Siento decir que Tenet no pasará a engrosar esta lista de favoritas. Tenet lo tiene todo, es espectacular, –la secuencia inicial en la ópera es difícil de superar–; es adrenalínica como todo buen blockbuster; está espléndidamente filmada, la banda sonora atronadora y excesiva es la que necesita. Pero…, pero sin embargo hay algo que falla. Y falla lo más elemental en cualquier película, desde los Lumière hasta ahora mismo, la historia. Casi al principio de la película hay una conversación entre una investigadora y El Protagonista sin nombre. La investigadora le dice al héroe: “No trates de entenderlo, siéntelo”. Es como si Nolan advirtiera a los espectadores que no intenten entender lo que pasa, que se dejen llevar por el enorme tren eléctrico con el que se ha puesto a jugar. El problema para mi es que, lamentablemente, lo entiendo todo mucho mas rápido de lo que querría y lo siento mucho menos de lo que me gustaría. La premisa de Nolan, que sigue con el tema del tiempo más presente que nunca, es super atractiva, estimulante, misteriosa, magnífica: la teoría del tiempo invertido. La posibilidad de ir del efecto a la causa (Irreversible de Gaspar Noé ya contaba algo así), se entremezcla con los viajes en el tiempo: al futuro lejano de donde llegan los restos de un naufragio temporal y al pasado más cercano que todavía es factible de ser modificado (por ejemplo, piensen si pudiéramos viajar al momento en que un maldito murciélago con el virus mordió a un maldito pangolin asqueroso que acabó en un mercado chino y de allí saltó a unos y a otros contaminando al mundo entero. Si se pudiera volver a ese punto y eliminar todos los murciélagos, a lo mejor no habría pasado nada, o si, vaya usted a saber). En todo caso, Nolan plantea esta posibilidad de la inversión temporal, la convivencia en un mismo plano de dos tiempos distintos, la paradoja de estar en dos sitios a la vez. Elementos narrativos y científicos que me apasionan y siempre han estado presentes en mi imaginación y en mis ficciones. ¿Entonces? ¿Por qué no me gusta Tenet todo lo que debería gustarme? Creo que porque toda esta estructura teórica está puesta al servicio de una pobre historia de espionaje. En todas las críticas que he leído se hace referencia a James Bond y todas tienen razón en eso. El Protagonista es, una especie de James Bond del siglo XXI con un Dr No actualizado con la parafernalia de un artefacto carísimo, sin que haya ni una sola de las sutilezas narrativas necesarias para hacerlo más interesante. Que me haya decepcionado Tenet no significa que no sea un título importante, uno de los más esperados de este año raro. Y mucho menos significa que no siga confiando en Nolan como uno de los mejores directores del siglo XXI. Espero con ganas, su siguiente aventura sea la que sea.

 


Abou Leila

Mucho menos grandiosa que Tenet, Abou Leila comparte con el film de Nolan dos cosas: la aventura de dos amigos contra el mundo; la utilización del tiempo como elemento distorsionador. Más allá de eso, cualquier parecido entre las dos es: ninguno. Abou Leila es la primera película del director argelino Amin Sidi-Boumédiêne. Se estrenó en Cannes del año pasado y desde entonces ha ido cosechando premios y buenas críticas en todas partes. Hace unos meses se pudo ver en el D’A Film Festival de Barcelona donde ganó el Premio de la Crítica. La historia pasa en Argelia 1994, pero podía pasar en Marte 2.699. La violencia que desencadena este viaje alucinante al corazón del desierto, es lo de menos. Lo que hace hipnótica esta aventura es seguir a S y su amigo Lofti en busca de un perdido Kurtz imaginado a través del desierto. Se ha hablado de Lynch y de Antonioni. Ahí están los dos, seguro, pero no es por eso que esta película es fascinante. La justificación del Premio de la Crítica decía que se le concedía: "por su capacidad de arriesgarse con unas imágenes que, con la mediación de lo onírico, transitan entre lo real y lo simbólico cuestionando una forma de masculinidad ligada al ejercicio de la violencia". Abou Leila, es también eso, pero insisto es mucho más. Una road movie alucinada en la que se enfrentan dos personajes, uno que intenta conservar la cordura y otro que se pierde en los laberintos de la locura. Un film impresionante que merecería no pasar desapercibido.

 

DEVS (HBO) y Dark (Netflix)

El estreno de Tenet me da pie a recordar dos series muy poderosas que se pueden ver en HBO y en Netflix. Dos historias que juegan con el tiempo, con la posibilidad de ir adelante y atrás, con el misterio de convertir la realidad en un plano desdoblado. Son muy distintas entre sí, una es americana y la otra es alemana. Se trata de DEVS y de Dark

DEVS

Un resumen de su historia diría: Lily es ingeniera informática en Amaya, una empresa tecnológica de Silicon Valley dirigida por el enigmático Forest. Lily vive con Sergei, un ingeniero cuántico que también trabaja en Amaya. El día que Sergei empieza a trabajar DEVS, el centro secreto donde se investiga un misterioso proyecto, desaparece sin dejar rastro. Lily no se cree que Sergei se haya suicidado como quieren hacerle pensar. Y sin darse cuenta, se ve envuelta en una trama donde se combinan las conspiraciones con la inteligencia artificial, la física cuántica con los viajes en el tiempo. La serie creada por Alex Garland insiste en los temas que le son más afines: los universos paralelos, la inteligencia artificial, el poder de los creadores de Silicon Valley, aislados en sus laboratorios tecnológicos donde llegan a creerse dioses. Es en este contexto donde se desarrolla un thriller de conspiraciones, cruzado con una doble historia de amor y la incapacidad de asumir la pérdida de un ser querido. Todo ello dominado por una poderosa máquina capaz de ver el pasado y de prever el futuro. La complejidad de la historia que explora las teorías del multiverso de Hugh Everett, se corresponde con los escenarios escogidos, edificios futuristas inspirados en el espacio sagrado de la Kaaba en la Meca, con interiores dorados y laberínticos como los de las pirámides de Egipto, espacios de una gran belleza a los que se llega después de atravesar un bosque de secuoyas gigantes rodeadas de halos de luz a los pies de la estatua gigantesca y amenazadora de una niña con los brazos abiertos. El primer capítulo es muy desconcertante, no sabemos dónde estamos, el protagonista muere a la mitad y hay varias tramas que se abren sin que sepamos por dónde irán. No hay que dejarse asustar por este complejo primer episodio, en cuanto Lily toma las riendas de la historia, todo se va acomodando en su sitio sin dejar espacio al azar. Vale la pena seguirla hasta el final. No importa que no se entiendan los conceptos físicos que maneja, lo que si se entiende es el conflicto ético que plantea. ¿Tenemos derecho a ver el pasado? Y sobre todo ¿Tenemos derecho a ver el futuro?

 

Dark

La serie alemana tiene tres temporadas y 26 episodios que se cierran con un final conclusivo. Podía alargarse eternamente, pero los creadores optan por acabarla de una manera coherente. Estamos en Widen, una pequeña ciudad alemana cerca de una central nuclear, rodeada por un bosque donde hay una cueva. Empieza en junio del 2019 de una manera brutal: un hombre se suicida y deja una nota enigmática para su hijo Jonás. A partir de aquí, la historia se retoma meses después con la desaparición de Mikkel, un niño de once años. Este es el punto de partida de una aventura que, como un árbol, se ramifica hacia el futuro y se enraíza en el pasado, enlazando un extraño misterio a lo largo de períodos de 33 años entre 1921, 1953, 1986, 2019 y 2052. Cuatro familias se ven envueltas en esta paradoja temporal en la que hay dos puertas para viajar en el tiempo: la cueva que conduce a las distintas épocas y la enigmática caja temporal. Dark es mucho más sencilla de lo que parece, solo hay que dejarse llevar por la historia, prestar un poco de atención a los personajes y disfrutar de una trama que se mueve arriba y abajo. Dark, como Tenet y DEVS, intenta demostrar que no es bueno asomarse al futuro y que es peligroso, aunque quizás sea necesario, alterar el pasado.

El regalo de esta semana es, como no, un cuadro del infinito.




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