Pa'trás ni pa'tomar impulso
Me gusta mucho este documental,
pero aun me gusta más esta frase. Pa'trás ni pa'tomar impulso. Se la voy a
robar a Marta Esteban, la productora, a Lupe Pérez, la directora y a Carmen
Mesa, la protagonista, para incorporarla a mi lenguaje cotidiano. Pa’tras ni pa’tomar
impulso en estos momentos de desconcierto, de sensación de que todo lo que creíamos
consolidado se desmorona, de no tener certezas de nada. Tan solo del hecho de
que hay que tirar pa’alante sin volver p’atrás. La mirada si, la mirada la
podemos dirigir hacia lo que ha sucedido en este tiempo inverosímil de
distopía aplicada. No debemos olvidar nada de lo que hemos pasado, o estamos
pasando, para intentar en lo posible no cometer los mismos errores. Podemos
pararnos y mirar el páramo del que venimos en este 2020 siniestro, pero nunca
ir hacia atrás. Ni para tomar el impulso imprescindible para seguir en el
camino.
Pero hablemos un poco de la
película que se convierte con su título en una bandera de la actualidad. Se
presenta como un documental y en cierto modo lo es. Su protagonista es real,
Carmen Mesa, una bailaora de flamenco cordobesa que por amor se marchó a vivir a Buenos Aires. Carmen canta y baila flamenco. Cuando decide irse a Argentina,
sus amigas le dan una fiesta de despedida. En Buenos Aires vive con un hombre
que la engaña. Trabaja dando clases de baile, montando espectáculos, haciendo
videos que un día descubre Brenda, una niña que vive en la pampa más profunda.
Carmen decide ir a verla y emprende un viaje en el espacio y en su propio
interior. En el encuentro con
Brenda y las niñas, Carmen recupera su equilibrio y puede volver a Buenos Aires
con nuevas fuerzas, las que le infundieron sus amigas cuando cantaban en
Sevilla Pa'trás ni pa'tomar impulso. Es una delicia que se degusta poco a poco,
saboreando los bailes, las canciones. El documental de Lupe Pérez es un puente
entre dos mundos unidos por el taconeo de una mujer que no tiene miedo a
enfrentarse a lo desconocido para cumplir un sueño. Merece que no pase
desapercibida.
Inmigrantes
La frase del film de Lupe Pérez me sirve también para hablar de una pequeña pieza, un corto de seis minutos que Isaki Lacuesta me ha hecho llegar. Forma parte del proyecto que el Festival Image de Ville de la Provenza francesa y el programa PEROU, “Pôle d'exploration des ressources urbaines”, han lanzado a los cineastas del mundo bajo el título “Pour une hospitalité manifeste”, Para una hospitalidad manifiesta, una investigación sobre los actos de hospitalidad que tienen lugar hoy alrededor del Mediterráneo. El corto de Isaki, realizado con su particular estilo de imágenes reales que se convierten en irreales, va de la oscuridad a la luz y acaba volviendo a la oscuridad. Un viaje que me ha hecho pensar en los miles de inmigrantes que esta semana han sido protagonista de noticias terribles por su llegada masiva a Canarias. Estos hombres y mujeres, arriesgan sus vidas para escapar de la oscuridad de sus países de origen. Buscan la luz que les han contado irradia Europa. Y cuando llegan, la mayoría de ellos acaba por descubrir que han caído en una nueva oscuridad, a veces tan mala como la que dejaron atrás, donde al menos no hacía frio y contaban con una red familiar de apoyo. Siempre he pensado que la inmigración es necesaria para renovar el tejido social de naciones envejecidas. Pero me duele ver el engaño con el que estos hombres y mujeres jóvenes llegan a nuestro mundo. Los que ya están aquí, los que han conseguido adaptarse, los que forman parte de nuestro entorno, deberían decirles a los que están allí lo que les espera. No se trata de desalentarlos, pa’tras jamás, siempre pal ante, pero si es importante no engañarlos ya desde el mismo viaje en el que por una suma de dinero enorme para sus economías, dinero que se embolsan las mafias organizadas, nuevos traficantes de esclavos del siglo XXI, les prometen el paraíso para dejarlos abandonados en una playa, sin ningún derecho ni garantías. Resolver el problema de la inmigración en origen es la única solución. Organizarla de forma legal y sin costes es el camino necesario. Ofrecer oportunidades de trabajo en sus lugares de procedencia y garantías de trabajo en los países de acogida. Todo lo que haga falta para que vengan sin verse abocados a la oscuridad después de haber visto, por un momento, la luz.
Este es
el enlace a la pieza de Isaki Lacuesta.
https://www.youtube.com/watch?v=cjp_6ON5ypg
EL
RINCÓN DE LAS SERIES
The Liberator (Netflix)
Tampoco
los protagonistas de esta miniserie de cuatro capitulo van pa’atrás en ningún
momento. Desde que desembarcan en Sicilia hasta que llegan a las puertas del
infierno de Dachau, el grupo de soldados del 157º Batallón de Infantería de la
45ª División del ejército americano bajo el mando del oficial Félix Sparks, integrado
por nativos indios, mexicano-americanos y vaqueros de Texas, pasa 500 días
luchando contra los nazis y participando en algunas de las más duras batallas
de la Segunda Guerra Mundial. Sparks y los hombres que sobreviven a lo largo de
estos 500 días, nunca van atrás, siempre adelante. The Liberator parece a veces una película de John Ford por el
humanismo que desprende, otras veces recuerda a Spielberg y su soldado Ryan por
la camaradería y el compromiso y en algún momento evoca a Samuel Fuller por la
sequedad y falta de sentimentalismo de sus acciones. Pero lo más sorprendente
de todo, es que esta película de guerra está contada en… dibujos utilizando la
técnica del Trioscope, una fórmula de animación hibrida que va un poco más allá
del Rotoscope que hemos visto en películas anteriores. Con el Trioscope, la
interpretación de los actores se enriquece en matices y se integra en ambientes
y espacios dibujados. Las posibilidades que abre esta nueva/vieja técnica son
infinitas. Lo que hace falta es que además de deslumbrantes técnicamente estas películas tengan
buenas historias. Y The Liberator es,
sin ninguna duda, una gran historia.
El regalo de esta semana es
una figura de mujer que va pa’lante, siempre pa’lante, nunca pa’tras.
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