sábado, 27 de marzo de 2021

TRES IMPRESCINDIBLES


Esta semana tengo tres grandes propuestas de las que hablar. Un estreno en salas, un estreno on line y una serie. Las tres son, desde mi punto de vista, imprescindibles.

 


(seguro que Fern disfrutaba en medio de este paisaje con árbol)

Nomadland, de Chloe Zhao

El nombre de Chloe Zhao me llamó la atención cuando descubrí The Rider, una película sobre rodeos y cowboys contada por una mujer china educada en Inglaterra. Era preciosa, uno de los mejores films del año 2018. Por eso, cuando vi que Nomadland estaba dirigida por ella supe antes de verla que me iba a gustar. Y me ha gustado, Mejor dicho, me ha emocionado, y me ha dejado un poso de melancolía y una sensación de plenitud. Como si yo misma mu hubiera fundido con Fern y me hubiera ido con ella en esa camioneta donde guarda toda su vida. Fern es Frances McDormand, quizás la única actriz que puede representar a la vez la normalidad más absoluta y la emoción más poderosa. Fern es ella y ella está en pantalla toda la película. Ella y su camioneta y todos esos seres que se cruzan en su camino de nómada del siglo XXI. Hay algo de Jack Kerouak en Fern, también de Jack London, pero ni la película ni el personaje son nostálgicos. Fern asume que su mundo se ha acabado (¿quizás todos debemos empezar a pensar como ella?). Su marido ha muerto, la empresa donde trabajaba ha cerrado, su pueblo ha desaparecido, pero a Fern le queda su camioneta, una cajita donde conserva lo que más quiere y la carretera. Y el cielo, el desierto, la nieve; trabajos esporádicos y estacionales; amigos que se reencuentran. Una vida libre. Zhao tiene una manera de contar que bebe en el Malick de Malas tierras o Días del cielo, pero sin ningún trascendentalismo, aunque sí con una cierta metafísica: Fern abrazando los árboles es algo mágico. Zhao tiene un estilo propio que está más cerca de Nicholas Ray que de John Ford, aunque Nomadland es a la América de Trump, pre pandemia pero post crisis, lo que fue Las uvas de la ira de John Ford a la Gran Depresión. Con una gran diferencia: Fern no se enfrenta a una sociedad y un mundo de explotadores con un mensaje de denuncia y de combate: Fern asume que la libertad se la concede uno mismo cuando aprende a apreciar que el mundo cabe en una cajita y en una camioneta. Nomadland es una de las mejores, si no la mejor película del año, al menos hasta ahora. Lo que he sentido al verla es que hay una salida. Fern la encuentra en la carretera después de perder todo lo que no es importante: (“No es cierto que no tenga hogar, lo que no tengo es casa” dice en un momento de la película). Yo quiero creer que también encontraremos la salida después de la violencia del bicho que nos ha cambiado la vida. Es posible que no sea en la carretera, dadas las restricciones que nos imponen, pero si en nuestra mente. La imaginación es una buena carretera para volverse una nomadland del pensamiento.

(hablé de The Rider en la entrada del 22 de septiembre del 2018)

 



Collective, Alexander Nanau HBO

Este documental rumano, estrenado en HBO, es uno de los más indispensables que he visto en mucho tiempo. Y de los más pertinentes en estos momentos en que la sanidad está sometida a una tensión casi insoportable y en la que se demuestra que tener un servicio asistenciario publico es imprescindible para superar los retos que el bicho nos plantea. Viendo Collective no he podido dejar de hacerme una doble reflexión: el horror que debe ser padecer la pandemia de la COVID 19 en países como Rumania; y la suerte que tenemos de tener una sanidad que funciona bastante mejor que en otros lugares. A caballo del thriller político, el cine de periodistas y la denuncia más contundente, Collective se inscribe en lo que podemos llamar documental observacional. El director Alexander Nanau, que asume también la fotografía y el montaje, decidió seguir de cerca la investigación que inició un pequeño diario deportivo de Bucarest a raíz de una tragedia ocurrida el 30 de octubre del 2015. Ese día se produjo un incendio en la discoteca Colectiv de la ciudad con el resultado de 27 muertos y 180 heridos. Pero lo que llamó la atención del periodista Catalín Tolontan y su equipo, fue el hecho inexplicable de las 37 muertes que se produjeron en los cuatro meses posteriores al incendio entre los heridos tratados en el hospital. Los periodistas empezaron a investigar y ahí se sumó Nanau filmándolos desde el principio sin saber lo que iban a descubrir. Y lo que descubrieron fue que las muertes se habían producido por una infección bacteriana hospitalaria, extendida por culpa de un desinfectante diluido hasta veinte veces para multiplicar los beneficios económicos. Pero esto no fue más que el principio de un trabajo de investigación que los llevó a desenterrar una tremenda trama de corrupción hospitalaria en la sanidad pública rumana que abarcaba desde los responsables políticos hasta los últimos sanitarios. En palabras del documental, “un nido de mafiosos sin escrúpulos”. Nanau tuvo la agilidad de hacer bascular el protagonismo entre la redacción del periódico y los despachos de un nuevo ministro de Sanidad que, ingenuamente, cree que en un año antes de las nuevas elecciones, podrá limpiar toda la podredumbre que se acumula en un país que vive entre la herencia de lo peor del comunismo y la implantación de lo peor del capitalismo. Entre Tolontan y el ministro Vlad Voiculescu, Nanau no olvida a las familias de las víctimas del incendio y la negligencia hospitalaria. Ellos abren y cierran el documental; ellos ponen cara y emoción a una tragedia; ellos nos devuelven a la realidad de que la corrupción (en todos sus niveles) tiene consecuencias humanas irreparables. Espero que ellos hayan aprendido, pero sobre todo, espero que TODOS hayamos aprendido. Cuidemos nuestra sanidad. Eso si es indispensable.

 


( la zona de Las Playas, principal escenario de esta nueva entrega de la serie)

Hierro, de Jorge Coira, Movistar

La entrada del 27 de julio del 2019, donde hablaba de la primera temporada de Hierro, acababa con estas palabras: “Pocas veces hemos visto una historia donde los personajes avanzan con una lógica interna que los hace completamente verosímiles. Todo encaja de una manera natural gracias a una realización que permite respirar dentro de la atmosfera asfixiante de la isla donde no hay secretos para nadie. Sin caer nunca en la tarjeta postal, respetando la singularidad del lugar y sus gentes que se inscriben de forma natural en la trama, Hierro va desentrañando un crimen y un misterio en el que no cuenta tanto saber quién es el asesino, sino como ese asesinato transforma las vidas de los que están involucrados en su investigación. Hierro es una serie adictiva que no puedes dejar de mirar, una historia que te engancha con un final redondo que no solo no decepciona, sino que abre la puerta a que haya una posible continuidad. Una sorpresa estupenda.” Pues bien, ya tenemos en Movistar la segunda entrega de las aventuras de la jueza Candela Montes en la isla de Hierro enfrentada a un nuevo caso, en esta ocasión un duro litigio de custodia de menores, sin por ello dejar de seguir de cerca la trama mafiosa en la que estaba envuelto Díaz, el personaje que hace Darío Grandinetti. Hacer una segunda temporada de una serie de éxito es siempre un riesgo, como lo es hacer una segunda película después de un éxito con una ópera prima (lo que Godard llamaba “el síndrome de la segunda película”). Pero los hermanos Coira, Pepe en la creación y guionista y Jorge como director, han conseguido hacer una segunda parte tan buena como la primera. Con los mismos personajes, en el mismo lugar, pero con un conflicto muy distinto. También ellos en realidad son muy diferentes. La jueza esta menos enfadada y Díaz es más vulnerable. Y su relación crece en una dirección muy poco habitual. No hay tensión sexual, no llegan a ser amigos, pero hay un hilo que los une y les hace colaborar. La jueza parece entender mejor ese lugar y deja el extrañamiento a un personaje recién llegado, el de la Sargento Cruz de la Guardia Civil. Entre los personajes nuevos de la trama, Gaspar, su mujer y sus hijas, ocupan un lugar muy destacado en una historia que mezcla un conflicto familiar con la especulación inmobiliaria y la corrupción. Hierro sigue mostrando las bellezas de la isla en paisajes y espacios que no aparecían en la primera parte: y sigue dejándonos con ganas de reencontrarnos con la jueza Candela Montes y el empresario Antonio Díaz, aunque, de momento no hay nada previsto.

Mientras escribía sobre Hierro no he podido dejar de pensar en las extrañas conexiones que mi cabeza establece con Nomadland y Collective. Creo que la jueza Candela Montes, a pesar de toda su aparente rigidez, es en cierto modo una nómada que no encaja en la sociedad a la que le encantaría ser la jueza implacable del caso Collective.  Vuelvo al principio. Tres grandes historias de las que hablar. No se las pierdan.

 

El regalo de esta semana no es un cuadro. Es una foto de la Dama de la Encina de Lecina, un árbol que ha sido reconocido como El Mejor Árbol de Europa 2021. Está en Huesca y lo conocimos hace muchos años. Ya entonces nos impresionó su grandeza, su magia y su misterio. La Encina de Lecina es sin duda un árbol indispensable.

 


 

 

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