sábado, 26 de marzo de 2022

AL MARGEN


Antes de empezar debo aclarar el título de esta entrada. Estamos en el día 30 de la guerra de Ucrania. No creo que nadie pudiera imaginar, Putin el primero, que iba a durar tanto. La resistencia ucraniana y la respuesta internacional están siendo ejemplares. Los ucranianos, especialmente los del este y el sur, la están sufriendo en primera persona y de una manera cruel y salvaje, pero las consecuencias las estamos padeciendo todos. Por primera vez en mi vida, siento que una guerra me incumbe personalmente, formo parte del bando agredido. Porque Putin no solo ataca a Ucrania, nos ataca a todos. Pero en este todos caben personas que por una u otra razón están al margen de lo que sucede. Es el caso de los protagonistas de dos películas que se estrenan esta semana y me han gustado mucho. A tiempo completo  y La cima

 


A tiempo completo, de Éric Gravel

Una de las consecuencias de esta guerra es la crisis energética y esa crisis ha traído el paro de los transportistas que ha roto la cadena de suministros para la producción y distribución. Estamos ante una huelga, no por justificada menos perjudicial para la población, que coincide con el estreno de una película francesa en la que se plantea como una huelga afecta la vida cotidiana de la gente. Lo que hace de A tiempo completo un film tan oportuno justo ahora, son las circunstancias que rodean a su protagonista Julie, una mujer que vive al margen de la realidad, no por indiferencia, simplemente porque no tiene tiempo de pensar en nada más que sobrevivir lo mejor posible. Julie es madre de dos niños a los que cría ella sola, vive en las afueras de Paris, bastante lejos. Cada mañana, antes de que amanezca, Julie se despierta siempre a la misma hora, organiza la vida de sus hijos y los deja con una vecina que se encarga de llevarlos al colegio y recogerlos por la tarde hasta que ella vuelva, ya entrada la noche. Porque Julie trabaja en el centro de Paris como responsable de las camareras de un hotel de lujo. Para ir a su trabajo, Julie coge un tren abarrotado cada mañana. Pero el día que la conocemos y en el que tiene una importante entrevista de trabajo para ascender un poco, tanto en escala social como en el sueldo, Julie se enfrenta a un obstáculo casi insuperable: una huelga general de transporte público. Desde ese momento, su vida se convierte en un infierno, primero para llegar al trabajo y una vez allí, para poder ir a la entrevista, lejos del hotel. Y no hay metro y no hay trenes. Julie corre y corre y llega tarde a casi todo. La huelga se prolonga varios días y las cosas se complican cada vez más. Gravel con la inmensa colaboración y entrega de Laure Calamy, consigue transmitir la ansiedad pero también los pequeños momentos de felicidad, de esta mujer capaz de soportar una huelga de transportes que literalmente la está matando. Todo esto está contado con una cierta ligereza, sin cargar las tintas, con apuntes de solidaridad y de esperanza. Porque A tiempo completo no es una película pesimista. A tiempo completo nos cuenta la historia de una mujer que superará los obstáculos uno detrás de otro. De eso se trata, de ganar la carrera. Ver este film frío en sus colores y gris en la atmosfera invernal de un París caótico, es un ejercicio muy interesante cuando estamos viviendo en directo la pesadilla de una huelga de transportes que nos afecta a todos. En la película de Gravel nunca se explica que quieren los que hacen huelga; en los paros de esta semana si se ha explicado. Pero la solución no es fácil, ni sencilla, ni se puede improvisar. En un mundo global la solución tiene que ser consensuada y muy pensada. Paralizar el país, no ayuda mucho.

 

La cima de Ibón Cormezana

Los dos protagonistas de esta película de montaña están al margen por otras razones. Él, Mateo, debe cumplir una promesa: subir al Annapurna solo y sin oxígeno. Para Mateo, llegar arriba es la manera de reencontrar la paz y el equilibrio que ha perdido. Ella, Ione, está sumergida en una honda depresión, ha culminado los 14 8 miles, las 14 montañas más altas del mundo y ahora está vacía, no le encuentra un sentido a su vida. La montaña, no tiene misterios para ella y eso la atormenta: ya no es un reto. Mateo se adentra en su aventura creyéndose preparado únicamente con su voluntad, pero en realidad no lo está y acaba sufriendo un accidente. Ione vive aislada en una cabaña al pie del Annapurna, sin otra compañía que una perra cariñosa y tranquila. Será ella, Lurra, la perra, la que la lleve hasta Mateo. Y poco a poco, en la soledad y el silencio de la montaña, los dos irán encontrando la manera de ayudarse mutuamente, de llegar a la cima, tanto la auténtica del pico más alto de la cordillera del Himalaya, como de sus propios sentimientos y emociones. La intención de Cormezana era la de rodar en el Annapurna, pero la pandemia lo hizo imposible. Así que buscó en el Pirineo aragonés la nieve, el frío y la soledad que necesitaba la historia. La cima es una película muy física que exigía una auténtica entrega y entrenamiento de los dos protagonistas, Javier Rey y Patricia López Arnáiz. Junto a ellos sentimos el frío, el entumecimiento de los dedos, la falta de oxigeno. No rodaron a 8000 metros, pero si a mas de 3000 y eso no es nada fácil. Dos elementos contribuyen a hacer de esta película, además, un espectáculo: la brillante fotografía de Albert Pascual y la música de Paula Olaz que acompaña y arropa esta aventura vital al margen de la realidad.

Solo un último apunte, La cima me hizo pensar en Grito de piedra, de Werner Herzog, para mí la mejor película sobre una montaña que he visto nunca. También en Grito de piedra hay dos personajes que entienden la vida de distinta manera. Para Martin, la montaña es un espectáculo, para Roccia es la pureza; para Mateo es la redención, para Ione es la recuperación.

Lo mejor que puedo decir de La cima es que creo que a Herzog le gustaría mucho.

 

EL RINCÓN DE LAS SERIES



La Unidad Movistar+

Recupero este Rincón de las Series porque después de un Ramadán seriéfilo he vuelto a ellas. Una de las que he visto esta semana es La Unidad en sus dos temporadas. No sé porque no vi la primera cuando se estrenó en el 2020. Pero eso me ha permitido disponer ahora de sus doce capítulos seguidos. La unidad es una serie española centrada en el trabajo de una unidad de la policía dedicada a la lucha antiterrorista. Como tantas otras series de policías, La unidad mezcla la vida cotidiana de algunos de sus miembros con el trabajo contra el terrorismo yihadista. Hay que agradecerle a la serie creada por Dani de la Tore con la colaboración de Alberto Marini, que no caiga en los tópicos más manidos de este tipo de productos, que las situaciones estén bien planteadas y resueltas y los personajes sean de carne y hueso hasta el punto de permitirse el lujo de prescindir de alguno de ellos si la historia lo necesita. Pero lo que más me ha sorprendido es la extraña sensación que me produjo. Me parecía estar viendo el relato de algo muy antiguo, muy superado. Primero la pandemia y ahora la guerra de Putin, han provocado inmensos cambios en el mundo. Incluso en sus amenazas. El fundamentalismo islámico, el ISIS, los atentados suicidas, eran algo que desgraciadamente formaba parte de nuestro paisaje diario. Y de repente, ha desaparecido. Mejor dicho, se ha adormecido, ha entrado en hibernación a la espera de tiempos mejores. Competir en destrucción con un virus pandémico y un tirano asesino global, les ha hecho replegarse. Por eso, ver a esta unidad enfrentada a los fundamentalistas me ha producido el mismo efecto de estar viendo una película histórica aunque todo suceda solo dos años atrás. Hay un antes y un después del maldito año 2020 y hay un antes y un después del maldito año 2022.

 El regalo de esta semana es una jarra llena de lo que cada uno prefiera: agua, vino, aceite….



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