Justo la semana en la que
Finlandia ha tomado protagonismo en la guerra en Europa con el anuncio de su
intención de entrar en la OTAN, rompiendo una neutralidad asumida desde el
final de la segunda guerra mundial, para desespero y enfado mayúsculo de Putin
quién ha amenazado con el armamento nuclear si esto sucede, justo esta semana,
Finlandia se ha cruzado en mi camino en forma de una película extrañamente
romántica y la segunda temporada de una de las series de espionaje más interesantes
de los últimos años.
El
estreno: Compartimento Nº6 de Juho
Kuosmanen
Esta película del para mi
desconocido director Juho Kuosmanen, es una de las sorpresas del año. Pasa
prácticamente toda en un tren durante el largo viaje de casi 1500 km entre
Moscú y Múrmansk. Cuenta el extraño encuentro entre dos seres tan antagónicos
como atrayentes entre sí. Laura es una estudiante de arqueología finlandesa
que, tras una estancia en Moscú, decide viajar a Múrmansk, una de las ciudades
rusas más septentrionales situada en la península de Kola en el Mar de Barents,
muy cerca de la frontera con Finlandia y Noruega. Laura quiere ver los famosos petroglifos de Kanozero, únicos
en el mundo. En su compartimento viaja otra persona. Un joven ruso, maleducado
y muy intrusivo que le produce entre rechazo y miedo. Laura intenta cambiar de
compartimento, pero es imposible. Los dos van al mismo sitio, Ljoha es minero y
vuelve a Murmansk para reincorporarse al trabajo. Aunque empiezan con mal pie,
estos dos seres tan distintos, y tan solitarios, acabarán por entenderse y
establecer una curiosa relación de amistad o de amor o de algo intangible entre
ellos. Las películas de trenes tienen algo muy especial, sus personajes no
están en ningún sitio y los pasajeros pueden olvidar por un tiempo quiénes son.
Hitchcock lo sabía muy bien como demostró en dos grandes films. Alarma en el expreso y Extraños en un tren. Pero no es el
único. Si recuerda a alguien esta extraña pareja es a la que retrató Linklater
en Antes del amanecer, un film tan
cercano en su esencia como lejano en su tono. Nunca sabemos en qué momento
pasa. Lo único cierto es que no es ahora. La URSS ya no existe porque hablan de
San Petersburgo, pero no hay teléfonos móviles, los coches son muy antiguos y
el tren y su implacable revisora más parecen sacados de una película española
de los años 50 que de un tren moderno. Todo es oscuro y sucio, pero no sucio
moralmente y esa es su grandeza. Mientras que la suciedad en la ropa y el
ambiente de un compartimento en el que se han pasado varios días antes de
llegar a destino va aumentando, los personajes, en cambio, van ganando en
luminosidad y en calidez a medida que se acercan a las nieves y el frio del
círculo polar ártico. Y de fondo, sin siquiera mencionarlo, las fronteras. La
frontera de Rusia y Finlandia, la frontera entre dos personas de orígenes muy
distintos, la frontera del misterio de los petroglifos escondidos en una isla perdida. ¿Es una historia
de amor? Yo creo que sí.
Shadow Lines/Espías en la
sombra Segunda
Temporada Filmin
Hace justo un año, el 10 de
abril del 2021, cuando nadie pensaba que el mundo iba a saltar por los aires
con una guerra terrible, escribí en el blog sobre la primera temporada de Shadow Lines/Espías en la sombra. “Estamos acostumbrados a ver el cine
finlandés a través de la óptica de Aki Kaurismaki. Pero en ese pequeño y lejano
país tan cercano a la Rusia del zar, de Stalin y de Putin, hay muchas más
historias. Una de ellas es la que cuenta esta serie de 10 capítulos ambientada
en 1955, en plena guerra fría. Las luchas entre Moscú y Washington tuvieron en
la helada Helsinki un escenario de primer orden. Americanos y rusos querían
controlar Finlandia, un país de enorme importancia estratégica. Juguetes en
manos de las dos potencias, Nyrkki, (El Puño) una organización de espías
finlandesa, intenta mantener la independencia de su país sin dejarse avasallar
ni por el KGB ni por la CIA, ambos dispuestos a conseguir el poder de la
neutral Finlandia manipulando los candidatos a la presidencia favorables a uno
y otro bando. En medio de esta batalla, en una ciudad entre el dorado y el azul
oscuro, la joven Helena se verá arrastrada en el conflicto mientras descubre un
secreto de su pasado que pondrá en peligro toda la operación emprendida por la
organización. Lejos del cine de espías norteamericano, más cerca del Smiley de
Le Carré, pero en un ambiente elegante, estilizado, de humo y de vestidos de
satén verde, en la serie se hacen cada vez más evidentes las delgadas líneas de
sombra que separan dos mundos, dos realidades, el pasado y el presente. Shadow
Lines es diferente en su ritmo, en sus personajes, en su propio
relato. Es una oportunidad de descubrir otra manera de acercarse a las
historias de siempre.” Filmin ha estrenado la segunda temporada de Espías en la sombra y tengo que
reconocer que casi es mejor que la primera. Comienza donde se acababa la otra,
con la elección de Urho Kekkonen como presidente, la muerte de Julius, uno de
los espías de Nyrkki , y Helena avanzando en el secreto que la atormenta. A partir
de ahí, la Historia con mayúscula se introduce en la historia de sus personajes
en una trama que nos cuenta uno de los momentos más peligrosos para el
equilibrio mundial entre la URSS y Occidente. No he podido encontrar ni un solo
dato que corrobore el incidente que estuvo a punto de desencadenar la tercera
guerra mundial. En todo caso, si sucedió o no, deja de ser interesante justo
ahora cuando sí se ha desencadenado una guerra que esperemos no sea el prólogo
de algo más gordo. La serie se mueve
entre espías, engaños, secretos personales, secretos políticos. Un grupo
ultranacionalista, La Hermandad del Odio, fundada en 1922 tras las guerras de
Karelia, cuando Finlandia perdió una parte de su territorio anexionado por la fuerza
a la nueva URSS (¿les suena? ) vuelve a estar activa y dispuesta a hacer lo que
sea para acabar con “los demonios y los rusos”. Desde el punto de vista del
cine, la serie prolonga el estilo de la primera temporada, tan alejado del
habitual tono y ritmo del cine americano e incluso del cine europeo más
clásico. Fría por fuera pero volcánica en sus relaciones, estos espías
consiguen mostrarnos una realidad que sin quererlo, ilumina lo que está
sucediendo hoy en Ucrania.
EL RINCÓN DE LA SORPRESA
Apolo 10½: Una
infancia espacial,
Richard Linklater Netflix
La referencia a Antes del amanecer de Richard Linklater
me ha hecho pensar en una película estrenada hace muy poco en Netflix. Que la
deliciosa miniatura que es Apolo 10½: Una infancia espacial se haya estrenado directamente en una plataforma y
casi sin anunciarla, es uno de esos misterios absurdos de la comunicación.
Linklater en estado puro, esta aventura espacial es un film de animación que
nos devuelve a 1969. Stanley es un niño de 10 años. Vive en Texas cerca de las
instalaciones de la NASA donde se está preparando el viaje del Apolo 11 que
llevará al hombre a la Luna. Stanley sueña con ser astronauta y vive una
aventura que pudo ser, al menos para él. Pero antes de llegar al punto en el
que conocemos a Stanley, Linklater aprovecha para recordar en una precioso
ejercicio de la memoria, como era la infancia de un niño en los años sesenta. Música,
series de televisión, comidas, riñas familiares, estrenos de cine, amigos, peleas,
la escuela, todo desfila ante nuestros ojos contado por un Stanley adulto, un
Linklater adulto, que comparte sus recuerdos y sus sueños. Este ejercicio de la
memoria enlaza con la esencia del cine de Linklater donde el tiempo siempre es
un elemento dominante de reflexión. No es la primera vez que vuelve a esos
recuerdos, el Jake de Todos queremos algo
bien podría ser Stanley en su primer año de universidad, o el Pink de Movida del 76. Linklater nunca deja de
explicar su historia, la de una generación con la que se pueden sentir identificados
muchos espectadores. Pero a veces, como en este caso, además consigue una
pequeña joya animada, una aventura (im)posible, divertida, tierna, sincera.
Linklater nos lleva a la Luna y nos lo creemos.
El regalo de esta semana es
una foto primaveral. El mandarino del jardín está esplendoroso. Tanta vida y
tanta energía me alegran el día.
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