sábado, 16 de julio de 2022

DELANTE DE...

 


Delante de ti, de Hong Sang-soo

Los que siguen este blog saben de mi debilidad por el cineasta coreano Hong Sang-soo. He hablado de él un montón de veces desde que le descubrí en el 2004 con La mujer es el futuro del hombre. Siempre me ha gustado su cine calmado, de largos planos de sobremesas, paseos tranquilos, retratos femeninos y radiografías del mundo del cine desde una perspectiva interna que él bien conoce. Con la colaboración de su actriz fetiche y fiel compañera  Kim Min-hee, que en este último trabajo estrenado (tiene dos películas mas por estrenar) ejerce de productora, Hong San-soo ha construido una de las filmografías mas personales y reconocibles, más sólida y ligera a la vez del siglo XXI. Asociado a Rohmer por su gusto por la palabra, el coreano ha sabido (como Jonás Trueba) superar al modelo y convertirse él mismo en modelo. Delante de ti es la prueba. En este caso, dos hermanas se reencuentran después de un tiempo sin verse. La mayor es actriz y ha vivido en Estados Unidos los últimos años. Ha vuelto a Seúl para entrevistarse con un director de cine que quiere trabajar con ella. Este es el resumen de un argumento etéreo y fluido que circula como un pequeño arroyo entre cafés y parques. Dos conversaciones en torno a una mesa donde se bebe y se come son puntuales en la historia de esta frágil mujer a la que hay que dar tiempo antes de llegar al verdadero motivo de su vuelta a casa. Sutil y sencilla en su cotidianidad, requiere de la paciencia de un espectador sin prisas, que sepa escuchar y acompañar a esta actriz que intenta reconciliar su pasado y su presente con un incierto futuro. Para mí un placer que entiendo que no sea compartido por todos. Esa es la grandeza del cine, permite que cada uno busque y encuentre sus refugios. 

Delante de todos

Pero el titulo de esta entrada me va bien para hablar de otra cosa. Esta semana, la número 20 de la guerra de Ucrania que sigue ahí, presente, aunque con un velo que a veces nos hace olvidarnos de ella para devolvernos a su crueldad e insensatez cada vez que se comete un nuevo crimen contra la población civil por parte del zarputin; esta semana ha aparecido una noticia que ha ocupado las páginas de los diarios de todo el mundo: las primeras imágenes del universo, reales, no simulaciones, que nos ha enviado el poderoso telescopio James Weber lanzado al espacio hace poco más de seis meses, el 25 de diciembre del 2021. Lo que más me ha impresionado de las impresionantes fotos que se han publicado es que ¡las estrellas son como las que pintamos desde pequeños! Nunca he sabido porque los humanos empezaron a representar las estrellas con forma de estrella. En el cielo nocturno, incluso en el más brillante y cuajado de ellas, las estrellas se ven como puntitos luminosos, pero los hombres, los artistas, inventaron una forma para representarla que se ha ido transmitiendo de una generación a otra, casi siempre a través de los niños que sin que nadie se lo diga, dibujan estrellas aunque nunca hayan visto una. Cuando vi la primera imagen del James Webb no me lo podía creer: era una estrella de las de siempre, pero de verdad. “Se encuentra a 290 millones de años luz de la Tierra, en la constelación de Pegaso, y es el primer grupo compacto de galaxias jamás descubierto.”

 

Las otras cuatro fotos que fueron publicando aun eran más hermosas, emocionantes, inmensas. La nebulosa Carina parece directamente un paisaje sugerente del desierto, las estrellas y el cielo. 


La Nebulosa de los Anillos del Sur, nombre magnífico de resonancias wagnerianas, nos demuestra la similitud de lo más grande con lo más pequeño; la célula. 


El Quinteto de Stephan es el sueño de 2001 hecho realidad: “está lleno de estrellas”, dice asombrado David Bowman. Sí, el universo está lleno de estrellas. 


La foto de las galaxias profundas, es casi un cuadro de Kandinsky.


 El James Webb no solo ha cambiado nuestra visión del universo. De golpe y a través de unas imágenes espectaculares, nos devuelve a nuestra pequeñez y hace aun mas inútiles, absurdos e incomprensibles los problemas que nos creamos a nosotros mismos: desde los generales (la guerra, el hambre, la enfermedad, la muerte) hasta los personales (esos cada uno se los conoce). Mirar al cielo y ser consciente que alberga tanta grandeza me hace sentir un poco mejor, al menos mientras miro sus maravillas y me alejo de los debates estériles y la crueldad incesante de tanta mediocridad humana.

El regalo de esta semana es un cuadro “galáctico” de Ramon que parece tener una conexión con el universo.




 

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