Esta semana se estrenan un
montón de películas olvidables. Pero entre ellas hay cuatro que merecerían no
pasar desapercibidas. Son cuatro películas pequeñas, marginales, periféricas.
No solo por sus lugares de procedencia, también por el tipo de cine que
proponen y la manera de enfrentarse a la imagen y a la narración. Me he fijado
en ellas porque siempre he creído que el cine es una ventana a otros espacios, otras miradas y
otros ritmos.
PERIFERIA
1 MONGOLIA
Queso de cabra y té con sal, Byambasuren Davaa
La historia pasa en la estepa mongola ahora mismo. Amra es un
niño de 11 años, vive con su madre Zaya, su padre Erdene y su hermana pequeña.
La madre se ocupa de las ovejas en medio de la estepa, el padre es mecánico y
vende el queso casero en la vecina ciudad donde Amra estudia en un colegio y se
prepara para un concurso de canto que llevará al ganador a la televisión
estatal. Hay una amenaza sobre la vida de estos nómadas contemporáneos. Una
multinacional está destruyendo el paisaje, el entorno en el que los nómadas
mongoles han vivido toda su vida. Buscan oro y para ello no dudan en excavar la
tierra sin piedad. Junto a la multinacional y sus máquinas, hay otra amenaza más
cercana, los buscadores de oro artesanos que destruyen el paisaje tanto como los
otros. Frente a ellos, Erdene intenta mantener a sus vecinos unidos para que no
los expulsen de sus tierras. Cuando Erdene muere inesperadamente, la vida de Amra da un cambio radical. Producida con capital alemán, el film de Davaa enlaza
de forma muy indirecta con el precioso documental La historia del camello que llora que la dio a conocer en el 2003.
Enmarcada como cine infantil, el queso de cabra mongol podría ser una película casi de Joselito o Marisol, niños cantores protagonistas de historias sentimentales y llenas de buenas intenciones. Si el film escapa a esta
simplificación, es gracias a una mirada serena sobre el paisaje, una forma de
narrar sin estridencias ni golpes de efecto innecesarios. Queso de cabra es un film que habla de un presente que se destruye,
un pasado que hay que conservar, un futuro por construir. Y lo hace con una
sencillez tan suave y tan dulce como el queso que Zaya prepara y Erdene vende.
Lo del té con sal se explica en la película, pero no lo voy a contar.
PERIFERIA 2 BOLIVIA
Utama de Alejandro Loayza Grisi
La historia pasa en el altiplano boliviano ahora mismo. Los
protagonistas son Virginio y su mujer Sisa, dos viejos quechuas que viven en
una casita en medio de la nada con su rebaño de llamas de orejas rosadas. La
sequía los ha dejado sin agua, hace casi un año que no llueve y en el pueblo
cercano los pozos se han secado. Pero Virginio sigue saliendo cada día con sus
llamas a recorrer el altiplano para que pasten mientras Sisa va al pueblo y
luego al río a buscar la poca agua que puede conseguir. En este caso, el
elemento destructor de su equilibrio natural es el clima. Cuando hablamos de
cambio climático visualizamos nuestro entorno cotidiano. Estos días de octubre
caluroso y veraniego en Barcelona nos lo recuerda constantemente. Pero el
cambio climático significa algo mucho peor en otros lugares del mundo:
significa morir. Mucha gente del pueblo ha decidido irse a la ciudad. Virginio
y Sisa no quieren. Ni siquiera cuando su nieto viene a verlos para convencerlos
de dejar la casita y el campo seco y yermo y marcharse a vivir con ellos en la
ciudad. Lo que cuenta Utama no es
nuevo, ni nos descubre nada, podría ser incluso un documental. Con producción
de Uruguay y Francia, el director Loayza Grisi trasciende el naturalismo tan
solo fijando su mirada en el rostro surcado de arrugas de Virginio, en las
trenzas largas y grises de Sisa, en las ágiles y ligeras llamas de orejas rosadas.
Son esas pequeñas cosas las que hacen de este film un documento y no un
documental. Ver cómo viven Virginio y Sisa, compartir con ellos la cotidianidad
de su lenta e inevitable desaparición, seguir el ritmo de las caminatas de
Virginio al paso de las llamas, nos va llevando hacia un estado de ánimo en el
que sentimos con ellos el miedo a que no haya futuro, pero también la certeza
de que ya no hay pasado.
PERIFERIA 3 ECUADOR
Al Oriente, de José María Avilés
Realizada gracias a las ayudas a la creación de la Bienal de
Venecia, este film ecuatoriano se centra en Atahualpa, un joven trabajador de
una empresa de construcción que está construyendo una carretera en medio de la
selva. De nuevo el progreso que destruye el paisaje, pero en este caso visto
desde la perspectiva de uno de los que lo destruye por mandato de una
multinacional china que es la que paga la obra. Cuando su novia decide dejar la ciudad, Atahualpa empieza a soñar con irse al Oriente, ese oriente
que es como el oeste americano, una tierra de promesas y de aventuras, la
tierra que esconde en su seno el Tesoro de Atahualpa desaparecido desde el
siglo XVI. Una noche que Atahualpa deja vagar su mirada sobre un largo puente,
se produce el salto al pasado. Lo recuperamos en medio de la montaña con
un grupo de indígenas encabezados por dos hombres blancos. Estamos en 1921. Pero
no es un salto en el tiempo del Atahualpa del 2021 al Atahualpa del 1921, no
hay nada de fantástico en este cambio. La que da el salto es la película para
contarnos la historia de este otro Atahualpa embarcado en una expedición metafísica
en busca de un tesoro. Aunque el auténtico motivo del viaje de John, el
americano que manda el grupo, no es otro que encontrar una vía para construir
un ferrocarril. Vuelve a aparecer el progreso rompiendo el equilibrio de la naturaleza.
La inteligencia de Avilés es la de contarnos estas dos historias de una manera
muy seca, sin enfatizar ningún elemento, con un punto de vista casi documental sobre la
vida de este hombre en dos tiempos históricos muy concretos, en dos espacios
físicos muy distintos. El hecho que sea el mismo actor el que de vida a los dos
Atahualpas establece un hilo invisible entre ambos, entre el que anhela encontrar
un futuro en ese oriente mítico y el que busca un tesoro escondido en las
montañas.
PERIFERIA 4 RUSIA
Tolyatti a la deriva, de Laura Sisteró
Este sí es un documental claro. Un gran documental. Un documental observacional producido y dirigido desde Barcelona, con una clara intención de descubrir, partiendo de la curiosidad y la ignorancia, que sucede en esa Rusia en decadencia desde hace muchos años. Laura Sisteró es fotógrafa y muy curiosa. Cuando descubrió casi por casualidad la existencia de Tolyatti, la ciudad pobre más grande de Rusia, situada a 1000 km al norte de Moscú, sintió la necesidad de ir a conocerla. Tolyatti está considerada el Detroit soviético porque allí se fabricaba el famoso coche Lada, orgullo industrial de la URSS y prácticamente el único coche que hubo en el país durante muchos años. La desaparición de la URSS, la llegada de coches internacionales y la decadencia progresiva de la sociedad llevó al cierre de la fabrica y al inclemente deterioro de la vida en la ciudad. Cuando Sisteró llegó a Tolyatti le sorprendió encontrarse con un movimiento de rebeldía juvenil inesperado, el llamado Boyevaya Klassika, grupos de jóvenes desencantados que se dedican a reparar y tunear los viejos Ladas de sus padres para hacer de ellos instrumentos de “Drift”, deporte que consiste en derrapar peligrosamente, en su caso sobre el hielo. Estos chicos, como los rebeldes con causa de Nicholas Ray, encuentran en este deporte de riesgo una manera de sacar toda su frustración. El documental se centra en Slava, Misha y Lera, dos chicos y una chica nacidos en la era de Putin a quien han tenido encima toda su vida. Los tres están viviendo un momento en que deben tomar decisiones importantes para su futuro. El horizonte de un trabajo estable y especializado, el horizonte de un trabajo mal pagado en Moscú, el más que tenebroso horizonte del ejército, se ciernen sobre ellos mientras viven su último año de adolescencia. El hecho de que Laura Sisteró sea fotógrafa hace que su mirada sobre la ciudad tenga una textura y una calidad pictórica muy especial. La música y las líneas rectas de los enormes edificios soviéticos, enmarcan la vida de estos jóvenes encerrados en un círculo infernal del que es casi imposible salir y que el destartalado coche dando vueltas en redondo sobre sí mismo muestra de una manera muy gráfica. Rodado en el 2019, ver este film ahora, cuando sabemos que Misha y Slava, no Lera, Putin sigue siendo muy patriarcal y y las chicas de momento no van a la guerra, pueden estar en medio de los combates en Ucrania, le da al film una pátina especial, estremecedora. Y ver a Putin en la televisión dando un discurso de Navidad simplemente pone los pelos de punta.
Una acotación a los cuatro títulos. Para verlos hay que dejar fuera todas las ideas preconcebidas que tengamos sobre el cine. El ritmo, la estructura, la narración, el lenguaje, son otros y por eso para disfrutarlos hay que ponerse ante ellos con una actitud receptiva a lo que nos ofrecen. Queso de cabra,,, no es una película infantil con niño; Utama no es una película de denuncia con indios; Al Oriente no es un western ecuatoriano; y Tolyatti no retrata una ciudad como las nuestras. Por eso es por lo que son apetecibles.
El regalo de esta semana es una paleta de colores tan
variada como el mundo.
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