Mujer 1: Eugénie
Eugénie
Grandet de Marc Dugain
De los estrenos de esta semana
Eugénie Grandet es el que más me interesa. Adaptación entre
libre y literal de la novela de Balzac, publicada en 1834, la película de Marc
Dugain es una obra entre clásica y moderna. Son estos dos “entre” los que hacen
atractivo este film que debería llamarse Monsieur Grandet, más que Eugénie,
puesto que es el padre avaro y codicioso, miserable y odioso, el auténtico
protagonista de esta historia nada ejemplar. El guion, escrito por el propio
Dugain, conocido mas por su trabajo como novelista que como director de cine,
sigue fielmente al personaje de Félix Grandet, mientras que su mujer y su hija
Eugénie, gravitan a su alrededor como astros sin sol. Porque Félix Grandet es
todo menos un sol. Egoísta y ruin, disfruta acumulando dinero a espaldas de las
dos mujeres de la casa, a las que hay que sumar la fiel criada Nanon, sumidas
en una vida de penurias de todo tipo. La llegada de Charles, sobrino de Félix y
primo de Eugénie, despertará a la joven de su letargo y provocará reacciones
encontradas en la pequeña comunidad de despreciables burgueses de provincia. En
este sentido, el film es literal respecto a la novela; pero Dugain demuestra su
libertad alterando ligeramente el final para convertir a Eugénie en una mujer
de ahora mismo, más que en la mujer que era en 1834, cuando Balzac escribió este
retrato cruel de la condición humana. El otro “entre” se plantea entre una
narración lineal, una planificación rigurosa y una puesta en escena sin
artificios, frente a una iluminación y sobre todo, una interpretación por parte
de Olivier Gourmet, un Félix adusto, César Domboy, un Charles hipócrita y
oportunista y Joséphine Japy, una Eugénie callada que recuerda mucho a la joven
Binoche, absolutamente carente de emoción, casi bressoniana en su sequedad. Los
franceses son especialistas en adaptar sus clásicos entre otras cosas, porque
los respetan y los conocen desde la escuela. Por eso las películas “literarias”
francesas suelen ser muy buenas. Por eso sus autores son fuente inagotable de
historias. Por eso me producen tanta envidia.
Mujer
2: Mary Kate
Una
reflexión en torno a El hombre tranquilo
de John Ford
Hace unos días estuve
presentando y comentando El hombre tranquilo
de John Ford ante un público de distintas edades. Unos conocían la película,
otros la veían por primera vez. Lo primero que dije, antes de empezar, es que
esta era una de las películas más felices de John Ford, una de las más
tolerantes y una hermosa historia de amor, entre Mary Kate y Sean y entre Ford
y su Irlanda de sueño perdido. Al acabar, volví a insistir en la felicidad y la
tolerancia de un film realizado hace exactamente 70 años. Y hablé de la belleza
de sus paisajes en ese Innisfree que parece el poblado de los Hobbits; de la
belleza salvaje de Mary Kate con su pelo rojo y su falda roja y su blusa azul;
de la belleza de las canciones que puntúan la narración. Hablé del duende
Michaleen y de los habitantes de ese lugar que en realidad está fuera del
tiempo, fuera del mundo, un espacio que pertenece al territorio del cuento.
Pero cuando le cedí la palabra al público me encontré con una acusación: el
film era machista y una apología del abuso sexual y de la violencia doméstica.
Mentiría si dijera que no me lo esperaba, pero de todos modos me dejó un poco
tocada. No todos los que estaban en la sala pensaban igual y la discusión se
amplió y se hizo más dura. Yo intentaba volver a la película, situarla en los
dos tiempos que la definen: el de la historia en la Irlanda de los años 20 del
siglo pasado, el de la realización en el Hollywood del año 1952. Pero era en
vano. Una parte de los asistentes se empeñaba en leerla con las claves del
pensamiento reivindicativo feminista de este siglo XXI, la juzgaban con la
mirada corta de lo inmediato, incapaces de ver lo que había en ella, no solo de
felicidad y convivencia, sino incluso de feminismo antes de que el feminismo
existiera. La lucha de Mary Kate por tener su dote no es por el dinero: es una
lucha por su dignidad, por su reconocimiento como persona independiente, libre
en la sociedad. Y es eso lo que Sean no entiende y lo que aprende a lo largo de
su historia de amor. Para los que
consideraban que este film estaba mal, la última secuencia cuando, Sean y
Will llegan a cenar después de la pelea homérica que han compartido, y
entran diciendo “Mujer de la casa, prepara la cena”, era la prueba de la
ideología machista de Ford y del novelista Maurice Walsh. Para otros, en
cambio, era la prueba del feminismo de la historia. Mary Kate es por fin “la
mujer de la casa” por derecho y tiene a los dos hombres de su vida, su marido y
su hermano, donde quiere tenerlos. Es su triunfo. De toda esta experiencia, que
lamentablemente se va repitiendo en demasiadas ocasiones, lo más triste para mí
fue constatar la incapacidad de una parte del público para disfrutar y apreciar
las cosas buenas de la historia, Con estos criterios habría que quemar casi
toda la literatura universal y buena parte de los cuadros de los museos y dejar
de programar films clásicos porque son Machistas, Apología del Abuso y de La
Violencia de Género. Triste.
EL RINCÓN DE LA SERIE
Mujer(es)
3: Nati, Marga, Angelita, Patri
Fácil de Anna R. Costa, basada en la novela de
Cristina Morales 'Lectura fácil'. Movistar.
Antes de empezar hay que
explicar de qué va la serie. Copio el resumen que ofrecía el Festival de San
Sebastián donde se estrenó el pasado septiembre: “Después de toda una vida
viviendo en distintos centros, cuatro mujeres con diversidad funcional de
Barcelona comparten un piso tutelado que tiene vistas a la Barceloneta. Marga,
Nati, Patri y Angelita, son cuatro mujeres buscando lo que quieren ser en un
mundo que ya ha decidido lo que son sin contar con ellas. Su forma de descubrir
su independencia comienza a chocar con todas las normas establecidas para
ellas, unas normas que tienen que cumplir para seguir viviendo juntas en el
piso.”
Viendo la serie de Anna R.
Costa me vinieron a la cabeza varias preguntas. La primera era respecto al
casting. ¿Por qué Anna no había escogido actrices profesionales o actrices discapacitadas
para los cuatro roles y en cambio había dos y dos? La respuesta era muy
sencilla: lo que hacen Anna Castillo como Nati y Natalia de Molina como Marga, solo
lo podían hacer actrices profesionales. En cambio, la
dulzura de Coria Castillo como Angelita y la capacidad organizativa de Anna
Marchessi como Patri, si podían confiarse a dos actrices que despuntan desde sus
limitaciones. La combinación del naturalismo y frescura de Angelita y Patri, con
el elaborado trabajo de interpretación de Nati y sobre todo de Marga, produce
una sensación de extrañeza que le va muy bien a la historia.
La segunda pregunta fue ¿Cómo
se podía adaptar una novela inadaptable? Aquí la respuesta me vino de la mano
del trabajo como guionista de Anna R. Costa, con una filmografía en la que
destaca Arde Madrid, de Paco León.
La tercera pregunta surgió de
la constatación de que en la sociedad hay dos mundos opuestos: el de la
“normalidad” y el de la “diferencia”. Dos mundos que viven separados e incluso
se ignoran uno al otro, pero que están obligados a convivir, no sin
dificultades. Las chicas y su vida en ese piso tutelado que es su pequeño
universo, forman una unidad; las instituciones de asistencia social, forman
otra. Las segundas quieren controlar a las primeras. Y las primeras quieren
rebelarse y ser libres. Solo hay dos personajes puente entre una y otra, el
joven vecino Kevin y Laia, la trabajadora social que intenta convencer a las
chicas de que sean responsables o perderán su libertad. Ellas, Nati, Marga,
Angelita y Patri, no quieren ser como los demás. Pero sí quieren tener su
propia vida.
Una de las mejores cosas de Fácil, son sus localizaciones. Pocas
veces he visto una Barceloneta tan luminosa, tan rica, tan llena de vida y de
sol y de color, como la que se descubre desde el piso donde viven las chicas.
El mar, las calles del barrio, la playa, son elementos indispensables de la
trama. La ciudad y el mar son elementos importantes. En un pueblo, estas chicas
serían distintas; en un lugar de montaña, estas chicas no serian tan felices. Felices
a pesar de todo, sí. Pero eso no impide que trufado con un humor sutil y
subterráneo, aflore una auténtico drama humano y emocional. La serie no lo
evita, pero hay que agradecerle que no lo utilice como coartada sentimental.
Quizás no es una serie redonda al 100%, es probable que alguien le pueda sacar alguna pega. Pero lo cierto es que es una serie necesaria y útil, llena de humanidad, además de entretenida y brillante en sus interpretaciones.
El regalo de esta semana es
una poderosa pelirroja en un retrato de Ramon.
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