sábado, 4 de febrero de 2023

SENTIMIENTOS TÓXICOS

 


(Hombres de Arán de Robert Flaherty, un film evocado)

Tóxico 1: Almas en pena en Inisherin, de Martin McDonagh

No sé muy bien cómo enfrentarme a esta preciosa película. Me ha gustado mucho, tiene una emoción intensa y una melancolía que tiñe todo el relato de una extraña poesía. El paisaje ayuda, desde luego, esa Isla de Arán que evoca el clásico de Robert Flaherty rodado en 1934, poco después de la época en que se ambienta la historia de amistad rota de Almas en pena. Verla me ha producido una sensación agridulce y una cierta incomodidad. Porque no entiendo bien los porqués de la reacción de Colm y de  Pádraic. Mejor dicho, no quiero entender los no motivos de su ruptura. Y es aquí donde me planteo a mi misma que hay detrás de esta triste, al menos para mí, historia de amistad tóxica entre dos hombres. Hay sin duda una homosexualidad latente que les asusta. A Colm, más inteligente, porque no la quiere asumir, a Pádraic, porque en su simpleza es incapaz de imaginarla aunque la necesite para vivir. Pero también está detrás de esta historia sencilla y callada, la estupidez de los enfrentamientos entre iguales, que en el film representa la guerra civil en la isla de enfrente de donde llegan ecos de batallas. Todo esto enmarcado en una isla, es decir aislada, donde solo hay tres espacios comunes, el pub, la tienda y la iglesia. Un lugar habitado por banshees, almas en pena, hadas protectoras, espíritus femeninos, que en el folklore irlandés aparecen como mensajeras de otro mundo. Son las banshees las protagonistas de la canción que compone Colm; es una banshee, encarnada en la vieja Mrs. McCormick, la que anuncia la muerte y la desolación; es en cierto modo una banshee buena, Siobhán, la hermana de Pádraic, a la que le gusta leer, el único personaje que es capaz de ver más allá del horizonte del mar. Hay muchos temas escondidos (como en Brujas) en este pequeño pueblo (como el de tres anuncios): la soledad, el aburrimiento de la vida eternamente repetida, la presencia de la naturaleza, la necesidad de querer a alguien, sea la pequeña burrita Jenny que acompaña a Pádraic en su deambular o el fiel perro de Colm. Se suman las capas en The Banshees of Inisherin, título original del film que le puede reportar a su director un nuevo Oscar y a sus actores, magnífico Colin Farrel taciturno y eternamente inocente; sólido como una roca Brendan Gleeson con un rostro surcado de arrugas como las gritas de una piedra tallada. Las almas en pena de esta Irlanda que no es la de John Ford, ni la de Flaherty, son las de Martin McDonagh, un director que con una corta filmografía, tan solo cuatro películas en quince años, se ha convertido en uno de los mejores en retratar personajes dolidos sin caer nunca en la sensiblería. Exponer el dolor y la simplicidad de las relaciones de una manera sencilla no quiere decir que no sea emocionante. Muy emocionante.

 


Tóxico 2: Tengo sueños eléctricos, Valentina Maurel

Lo anuncia su propio título, un verso de un poema de César Maurel, padre de la directora costarricense Valentina Maurel. Este film produce sueños eléctricos, o mejor dicho, produce una descarga eléctrica en el espectador poco acostumbrado a ver en pantalla unas relaciones padre e hija tan ambiguas y tan fuera de lo convencional. Relaciones tóxicas de complicidad y de búsqueda en un ambiente luminoso y relativamente feliz. Un mundo sin problemas aparentes, una clase media intelectual y acomodada, culta y respetuosa, unos padres separados amistosamente, pero con una fractura entre ellos que solo el gato de la familia siente físicamente. El gato y la hermana pequeña que observa y sufre las consecuencias de lo que sucede en esos meses calurosos en los que su hermana mayor, Eva, dejará de ser lo que es para empezar a ser lo que será en un difícil, pero no traumático, paso de la adolescencia a la edad adulta. Eva no quiere vivir con una madre empeñada en romper con el pasado y prefiere explorara el mundo de un padre tan perdido como el gato y como ella, tan vulnerable y al mismo tiempo violento y lejano. Con él Eva descubrirá el mundo de los adultos con sus matices, sus dobleces, sus grises. La directora se atreve a contar esta historia de dependencias y salvaciones desde una libertad absoluta, sin miedo a enfrentarse a personajes disfuncionales y complejos que no dudan en comportarse de forma muy poco edificante. Y sin embargo, de ahí la descarga eléctrica, no los juzga, ni los castiga, ni los enfrenta a la sociedad. Con una suavidad y luminosidad que hace de la ciudad de San José de Costa Rica una inmensa pecera, padre, hija, madre y hermana van evolucionando, van creciendo, van construyendo una nueva realidad a partir de una ambigüedad moral que es uno de los rasgos más atractivos de este film multipremiado en Locarno y en San Sebastián Un ejemplo de un cine latinoamericano lejos de los estereotipos a los que nos tienen acostumbrados. Un sueño eléctrico, que nos lleva a preguntarnos. ¿Soñarán los gatos con humanos normales?

 


Tóxico 3 Mikado, de Emanuel Parvu

Fue Alex Gorina el que me puso en la pista de este film que se titula en su origen Marocco, pero aquí se ha estrenado, casi clandestinamente, como Mikado. Tanto el título original como la traducción no dan pistas de por dónde va esta película rumana austera, fría, quirúrgica. O sí. Porque si buscamos lo que significa Mikado en Google nos podemos encontrar con que es el nombre del popular juego de los Palitos Chinos, ese juego de mesa donde se trata de retirar uno a uno los palitos sin que se desmorone todo el conjunto que, invariablemente, acaba cayendo. Como caen uno a uno los palitos de este film extrañamente sugerente en el que se plantea como premisa la toxicidad de una relación padre dominante y controlador-hija adolescente que intenta ser libre. Pero eso es el principio, son los palitos recién tirados sobre la mesa. Cuando empezamos a sacar uno detrás de otro, el collar perdido, el ascensor que no funciona… las consecuencias de un acto van repercutiendo en otro y en otro… hasta que el juego se desmorona. La culpa domina el relato, pero la falta de confianza, la prepotencia y también la maldad son algunos de los palitos que van contribuyendo a que el mikado de Parvu se vaya destruyendo ante nuestros ojos. Parvu, uno de los mejores actores del nuevo cine rumano al que hemos visto en muchas películas importantes de esa cinematografía, se revela un director contenido en este film que se presentó en el Festival de San Sebastián y que lamentablemente se ha estrenado sin ningún tipo de apoyo. Ignoro si aun está en cartelera en algún lugar, pero por si acaso, apunten el titulo y si lo pescan en una plataforma, no dejen de verlo. Familias tóxicas hay muchas en el cine y en la vida, pero la de Parvu con Cristi, el padre a la cabeza, es digna de conocerse.

Pequeña guía de películas de padres e hijas

Tres películas del año 2022 se han acercado al tema de las relaciones padres e hijas adolescentes. Eso me ha llevado a recordar algunos ejemplos de padres con hijas, no siempre adolescentes, que ayudan a entender estos afectos poco explorados en el cine. Seguro que hay muchos más.

Primavera tardía, Yasujiro Ozu, 1949

Luna de papel, Peter Bogdanovich, 1973

Somewhere, Sofia Coppola 2010

De padres e hijas, Gabriele Muccino, 2015

Toni Erdmann, Maren Ade, 2016

El padre, Florian Zeller, 2020

Aftersun, Charlotte Wells, 2022

Tengo sueños eléctricos, Valentina Maurel, 2022

Mikado, Emanuel Parvu, 2022 

El regalo de esta semana es otro gato, en honor al protagonista de Tengo sueños eléctricos. Siempre pensé que la Negra soñaba con que nosotros éramos como ella.



 

 

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