sábado, 17 de junio de 2023

RAREZAS

 

Si la semana pasada hablaba de películas “especiales”, esta toca hablar de películas “raras”, que no es exactamente lo mismo. Me encanta recurrir a Diccionario de la RAE porque me da siempre un hilo para hilvanar las entradas. En este caso la palabra Raro: Dice la RAE en su primera definición “Que es poco común o frecuente”; en la segunda leemos; “Que es escaso en su clase o especie”. Las dos nos sirven para explicar las tres películas de esta semana.

 


Raro andersoniano: Asteroid City de Wes Anderson

Wes Anderson se ha ganado el derecho a tener su propia rareza; única, incopiable aunque parezca lo contrario. La rareza de Anderson es contagiosa en su alegría y en su ingenuidad. También en su inconfundible capacidad de crear imágenes kitsch, apasteladas, artificiales, en las que se enmarcan sus historias, siempre corales, sin centro, sin aparente motor. A veces le salen pequeñas maravillas como Fantástico Sr Fox o Moonrise Kingdom, otras resulta menos acertado, El Gran Hotel Budapest o La crónica francesa, pero siempre está lleno de imaginación. Su nuevo artefacto, Asteroid City, es para mí, una de las mejores. Conecta con Moonrise en esos jóvenes científicos, cerebritos capaces de comunicarse con el universo, y conecta con Fantástico Sr. Fox en la doble vida del personaje que parece ser el principal: actor metido en un papel, el de un fotógrafo viudo reciente con tres hijas aprendices de brujas y un hijo, uno de los cerebritos. Augie Steenbeck llega con su coche averiado a la pequeña ciudad de Asteroid City donde se va a celebrar un concurso en el que participa su hijo Woodrow. Lo que no puede imaginar Augie es que se quedará varado en ese pueblo durante una semana debido a un acontecimiento inesperado. La extraña fauna humana que se reúne en Asteroid City es típica del cine de Anderson, un elenco interminable de estrellas en pequeños papeles, o simples cameos, que iluminan como un cuento de niños las páginas, mejor dicho las escenas, de una obra de teatro en tres actos que un presentador nos va mostrando tanto desde las bambalinas en blanco y negro, como en el supuesto escenario. Si se han perdido un poco con esta explicación no se preocupen, porque lo mejor de Asteroid City es dejarse llevar por los paisajes pintados de un oeste de forillo, por la música pegadiza, por los encuadres inesperados, los travelling imposibles, y sobre todo, por ese marciano caído del cielo que lo mira todo con la misma cara de asombro que puede tener el espectador. A Wes Anderson lo adoras o lo detestas. Yo, casi siempre, lo adoro.

 


Raro claustrofóbico: Upon Entry de Alejandro Rojas y Juan Sebastián Vázquez

Esta es una rareza en las antípodas de Anderson. Donde había reparto coral, hay cuatro personajes; donde había paisajes y cielos, hay pequeñas y mal iluminadas salas de aeropuerto; donde había ingenuidad y alegría, hay sospecha y resquemor. Pero precisamente por todo esto, el film de los venezolanos Rojas y Vázquez es una rareza que vale la pena no perderse. Entre otras cosas porque todos estamos expuestos a encontrarnos alguna vez en la extraña y agobiante situación que viven Diego y Elena a su llegada a Estados Unidos. Yo he ido una vez a Estados Unidos y no tuve ningún problema para entrar, pero aun recuerdo la sensación de culpabilidad al pasar el control de pasaportes, como si hubiera hecho algo malo. Supongo que me acordaba de un viaje anterior en el que, haciendo una escala en Miami para ir a México con un grupo de gente del cine, uno de los nuestros fue apartado de los demás y conducido a unas ocultas dependencias donde fue interrogado a fondo. Por suerte lo soltaron a tiempo de no perder la conexión, pero desde entonces siento pánico al pasar un control de pasaportes sea donde sea, más si es en Estados Unidos o en la antigua Alemania del Este donde los vopos te radiografiaban de manera implacable. Pero bueno, me he alejado de este film, cortito, dura casi lo mismo que la acción, en el que una pareja aparentemente normal que se quiere y viaja con la idea de comenzar una nueva vida en Estados Unidos, se ve sujeta a un interrogatorio humillante del que no saldrán sin heridas. Alberto Amman y Bruna Cusi son las víctimas, Laura Gómez y Ben Temple son los interrogadores. Prácticamente todo pasa en un único espacio. Cine de pandemia, muy bien aprovechado.

 


Raro delirante: El fantástico caso del Golem, de Burnin’Percebes, Nando Martínez y Juan González

Los Burnin’Percebes han dado el salto definitivo a las pantallas de cine desde la absoluta marginalidad de sus dos primeros trabajos. Y lo han hecho sin perder nada de su frescura, su desparpajo, su falta de respeto a las normas más elementales del cine y de la narrativa. Todo lo que apuntaban en La reina de los lagartos, se confirma en este caso del Golem, tan coral como una peli de Anderson, compartiendo con Upon Etry una actriz estupenda, Bruna Cusi, casi musa de su escasa pero brillante filmografía. Lo mejor del cine de este dúo inclasificable es la sorpresa de encontrarse delante de historias cotidianas, reconocibles, ambientadas en las calles de cualquier ciudad. Pero completamente inverosímiles, cargadas de humor y de misterio. Siendo un film coral, con muchos cameos, El fantástico caso del Golem tiene dos protagonistas, mejor dicho dos conductores en el laberinto de los golems de porcelana que se rompen y de los pianos que no dejan de llover del cielo. Después de que su mejor amigo se cayera de una terraza y se rompiera en varios pedazos, Bray Efe, con la ayuda de Bruna Cusi, intenta entender las razones de la existencia de esos seres que viven entre nosotros, pero no son como nosotros. Tragedia llena de humor negro, ciencia ficción y fantástico surrealista y divertido. Una apuesta por un cine que escapa a las convenciones y a lo políticamente correcto con total libertad. Una delicia. 

El regalo de esta semana no sé si es raro, pero hace tiempo que quería recuperar la serie de las sillas y hoy me parece oportuno.



 

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