Si la semana pasada hablaba de
películas “especiales”, esta toca hablar de películas “raras”, que no es
exactamente lo mismo. Me encanta recurrir a Diccionario de la RAE porque me da
siempre un hilo para hilvanar las entradas. En este caso la palabra Raro: Dice
la RAE en su primera definición “Que es poco común o frecuente”; en la segunda
leemos; “Que es escaso en su clase o especie”. Las dos nos sirven para explicar
las tres películas de esta semana.
Raro
andersoniano: Asteroid City de Wes
Anderson
Wes Anderson se ha ganado el
derecho a tener su propia rareza; única, incopiable aunque parezca lo
contrario. La rareza de Anderson es contagiosa en su alegría y en su
ingenuidad. También en su inconfundible capacidad de crear imágenes kitsch,
apasteladas, artificiales, en las que se enmarcan sus historias, siempre
corales, sin centro, sin aparente motor. A veces le salen pequeñas maravillas
como Fantástico Sr Fox o Moonrise Kingdom, otras resulta menos
acertado, El Gran Hotel Budapest o La crónica francesa, pero siempre está
lleno de imaginación. Su nuevo artefacto, Asteroid
City, es para mí, una de las mejores. Conecta con Moonrise en esos jóvenes científicos, cerebritos capaces de comunicarse
con el universo, y conecta con Fantástico
Sr. Fox en la doble vida del personaje que parece ser el principal: actor
metido en un papel, el de un fotógrafo viudo reciente con tres hijas aprendices
de brujas y un hijo, uno de los cerebritos. Augie Steenbeck llega con su coche
averiado a la pequeña ciudad de Asteroid City donde se va a celebrar un
concurso en el que participa su hijo Woodrow. Lo que no puede imaginar Augie es
que se quedará varado en ese pueblo durante una semana debido a un
acontecimiento inesperado. La extraña fauna humana que se reúne en Asteroid
City es típica del cine de Anderson, un elenco interminable de estrellas en
pequeños papeles, o simples cameos, que iluminan como un cuento de niños las
páginas, mejor dicho las escenas, de una obra de teatro en tres actos que un
presentador nos va mostrando tanto desde las bambalinas en blanco y negro, como
en el supuesto escenario. Si se han perdido un poco con esta explicación no se
preocupen, porque lo mejor de Asteroid
City es dejarse llevar por los paisajes pintados de un oeste de forillo,
por la música pegadiza, por los encuadres inesperados, los travelling
imposibles, y sobre todo, por ese marciano caído del cielo que lo mira todo con
la misma cara de asombro que puede tener el espectador. A Wes Anderson lo
adoras o lo detestas. Yo, casi siempre, lo adoro.
Raro
claustrofóbico: Upon Entry de
Alejandro Rojas y Juan Sebastián Vázquez
Esta es una rareza en las
antípodas de Anderson. Donde había reparto coral, hay cuatro personajes; donde
había paisajes y cielos, hay pequeñas y mal iluminadas salas de aeropuerto; donde
había ingenuidad y alegría, hay sospecha y resquemor. Pero precisamente por
todo esto, el film de los venezolanos Rojas y Vázquez es una rareza que vale la
pena no perderse. Entre otras cosas porque todos estamos expuestos a
encontrarnos alguna vez en la extraña y agobiante situación que viven Diego y
Elena a su llegada a Estados Unidos. Yo he ido una vez a Estados Unidos y no
tuve ningún problema para entrar, pero aun recuerdo la sensación de
culpabilidad al pasar el control de pasaportes, como si hubiera hecho algo
malo. Supongo que me acordaba de un viaje anterior en el que, haciendo una
escala en Miami para ir a México con un grupo de gente del cine, uno de los
nuestros fue apartado de los demás y conducido a unas ocultas dependencias
donde fue interrogado a fondo. Por suerte lo soltaron a tiempo de no perder la
conexión, pero desde entonces siento pánico al pasar un control de pasaportes
sea donde sea, más si es en Estados Unidos o en la antigua Alemania del Este
donde los vopos te radiografiaban de manera implacable. Pero bueno, me he
alejado de este film, cortito, dura casi lo mismo que la acción, en el que una
pareja aparentemente normal que se quiere y viaja con la idea de comenzar una
nueva vida en Estados Unidos, se ve sujeta a un interrogatorio humillante del
que no saldrán sin heridas. Alberto Amman y Bruna Cusi son las víctimas, Laura
Gómez y Ben Temple son los interrogadores. Prácticamente todo pasa en un único
espacio. Cine de pandemia, muy bien aprovechado.
Raro
delirante: El fantástico caso del Golem,
de Burnin’Percebes, Nando Martínez y Juan González
Los Burnin’Percebes han dado el salto definitivo a las pantallas de cine desde la absoluta marginalidad de sus dos primeros trabajos. Y lo han hecho sin perder nada de su frescura, su desparpajo, su falta de respeto a las normas más elementales del cine y de la narrativa. Todo lo que apuntaban en La reina de los lagartos, se confirma en este caso del Golem, tan coral como una peli de Anderson, compartiendo con Upon Etry una actriz estupenda, Bruna Cusi, casi musa de su escasa pero brillante filmografía. Lo mejor del cine de este dúo inclasificable es la sorpresa de encontrarse delante de historias cotidianas, reconocibles, ambientadas en las calles de cualquier ciudad. Pero completamente inverosímiles, cargadas de humor y de misterio. Siendo un film coral, con muchos cameos, El fantástico caso del Golem tiene dos protagonistas, mejor dicho dos conductores en el laberinto de los golems de porcelana que se rompen y de los pianos que no dejan de llover del cielo. Después de que su mejor amigo se cayera de una terraza y se rompiera en varios pedazos, Bray Efe, con la ayuda de Bruna Cusi, intenta entender las razones de la existencia de esos seres que viven entre nosotros, pero no son como nosotros. Tragedia llena de humor negro, ciencia ficción y fantástico surrealista y divertido. Una apuesta por un cine que escapa a las convenciones y a lo políticamente correcto con total libertad. Una delicia.
El regalo de esta semana no sé
si es raro, pero hace tiempo que quería recuperar la serie de las sillas y hoy
me parece oportuno.
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