(dos pequeñas flores perdidas)
Las flores perdidas de Alice
Hart. Prime
Video
Me ha gustado mucho esta
serie. Pero no toda. Por usar una metáfora floral diría que es como los
girasoles que se abren de día y se cierran de noche, hermosos con la luz, secos a la sombra. O mejor aún,
esta serie se parece a la planta de la Dama de Noche. Para quién no la conozca,
la Dama de Noche es una planta de flores pequeñas que se abren al anochecer y
dejan un dulce perfume envolvente y ensoñador, pero dura poco, cuando se hace noche
del todo y durante el día, las flores permanecen ocultas y sin aroma. Pues
bien, la serie basada en el libro de Holly Ringland, es un poco así. Sus dos
primeros capítulos son como los atardeceres de la dama, perfumados, suaves y al
mismo tiempo dolorosos y cargados de misterios sin resolver. Luego hay dos más
en los que el aroma se mantiene, pero se va perdiendo ligeramente. Los dos
siguientes, son oscuros, turbios, cerrados y sin aire y el último, son siete en
total, vuelve a tener todo el encanto de los dos primeros, no porque se
expliquen las cosas, en realidad no se cuenta mucho, pero si porque de repente
todas las flores que han aparecido en este relato encuentran su sitio y sus
justificaciones. En fin, no sé si se entiende mucho lo que quiero decir. Pero
en esencia es muy sencillo, Las flores
perdidas de Alice Hart cuenta la historia de Alice, una niña de 9 años que
vive con sus padres en una remota casa de la costa más salvaje de Australia. Lo
que parece una vida feliz, esconde una realidad de tortura constante que acaba
trágicamente. Huérfana y sola, Alice se va a vivir con su abuela June en una escondida
y segura granja de flores, donde no solo se cultivan las plantas más hermosas,
también se cultiva a las mujeres dañadas y abandonadas, pero sobre todo, se
cultivan los secretos. Secretos que persiguen a la pequeña Alice y a la
adolescente Alice y a la joven Alice, que un día decide escapar de ese lugar
paradisiaco y de su abuela a la que no logra entender. Nosotros, los
espectadores, tampoco. ¿Por qué se comporta así June, un papel bordado por
Sigourney Weaber? ¿Por qué tantos misterios y secretos y ocultaciones y
mentiras? Alice huye y se refugia en un pueblo en medio de un paisaje espectacular. Curiosamente los dos
capítulos que pasan en ese lugar magnifico, son los menos interesantes o, en
todo caso, los más obvios. Hasta que Alice, toma una decisión y encuentra por
fin las flores perdidas que dan titulo a la novela y a la serie. Ya ven, no es
redonda, tiene sus baches, sus espinas, quizás por eso me gusta más. Hay que
seguirla y dejarse envolver por la atmósfera y el perfume de esos campos de
flores y esos herbarios y ese mar y ese desierto…
(A June y a Alice les habría
gustado el Herbario de Ramon Flores en la
frontera)
Falcon
Lake, de Charlotte Le Bon
Normalmente escribo primero del
estreno y luego de la serie, pero esta vez lo voy a hacer al revés. No por
nada, simplemente porque me apetece. El estreno de esta semana en la que
comienza el Festival de San Sebastián y hay nada más y nada menos que dieciséis
películas nuevas en la cartelera, Falcon
Lake es la película más interesante de las que yo he podido ver. Podría
pensar que no hay nada en común con las flores de Alice, pero en realidad si
hay algo que las une: las dos son historias de crecimiento, un momento crucial
en el paso hacia el mundo adulto, enmarcadas en unos paisajes espectaculares. En
el caso de la canadiense, todo pasa un cálido verano en un idílico lago donde
Bastien, el adolescente francés de 13 años, está pasando unas vacaciones.
Bastien conoce en ese lago a Chloé (una especie de Alice, solitaria y
fantasiosa) un poco mayor que él. Bastien se enamora de Chloé y ella le abre a un
mundo de fantasmas, de misterios en los que el descubrimiento del sexo se
confunde con el deseo de entender y el miedo a lo desconocido. Yo creo que el
encanto de esta historia, tan poco original en su argumento, está en la
armoniosa realización de Charlotte Le Bon, una actriz canadiense formada en
Francia como modelo y pintora. Charlotte debuta en la dirección con esta ópera
prima, basada en una novela gráfica de Bastien Vivès, en la que da la impresión
de que ha puesto mucho de su propia experiencia. Lejos del naturalismo habitual
en los comig of age, lejos también de
la rapidez e inmediatez propias del cine contemporáneo y lejos de la violencia
y el tremendismo de algunos films recientes de jóvenes directoras francófonas, Falcon Lake juega a lo no real, a lo
imaginado, con un ritmo pausado, casi lento, envolvente e hipnótico y deja la
violencia en un espacio of. Falcon Lake
diluye las fronteras entre la vida y la muerte, lo que soñamos y lo que vemos,
lo que sucede y lo que nos gustaría que sucediera. Un film turbador,
melancólico y fantástico en todos los sentidos.
Jardines, Los verdaderos y los
otros,
Umberto Pasti y Pierre Le-Tan
Fue Ramon el que descubrió
este libro en un artículo de Manuel Hidalgo en El Cultural. Le llamó la atención lo que Hidalgo decía, lo buscó y fue
un pequeño gran regalo. El botánico italiano Umberto Pasti describe los
distintos jardines que se pueden encontrar en un entorno urbano acompañado de
elegantes dibujos del francés Pierre Le-Tan. Con un gran sentido del humor, sin
caer nunca en el desprecio, pero sin piedad ninguna, Pasti nos va describiendo
los jardines sin alma que se ha encontrado en sus distintos viajes: los
jardines de coleccionistas que como todos los coleccionistas no disfrutan con
lo que coleccionan sino con el hecho de coleccionarlo; los jardines a la moda
de los snobs, exquisitos pero muertos; los jardines de los nuevos ricos que los
lucen como lucen sus joyas, sin saber lo que tienen. No escapan a su aguda
mirada los jardines públicos construidos contra natura (de esos hay ejemplos
muy cercanos) o las horribles rotondas ajardinadas que llenan nuestras
carreteras. Sin querer y sobre todo sin hablar nunca de la sociedad, Pasti
describe un mundo donde la naturaleza no se tiene en cuenta. Los jardineros de
moda y los urbanistas de las nuevas ciudades, imponen su gusto, su criterio, sobre
lo que la tierra ofrece de forma natural. Y así surgen auténticos planticidios
en aras de lo que el que paga cree que quiere. Por suerte hay otros jardines
que le gustan mucho a Pasti, los que se forman de manera espontanea al lado de
un bar o de una gasolinera, el huerto junto a la casita de campo, los espacios,
pequeños muchas veces, donde las plantas conviven en libertad y en armonía
respetando los tiempos y los ritmos de la naturaleza. Este pequeño libro es una
delicia que nos hace entender los jardines y si tienes la suerte de tener uno,
una terraza con plantas o un simple balcón, hace que lo mires de otra manera.
Un regalo, si.
(un rincón de nuestro jardín
fotografiado esta misma semana)
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