sábado, 23 de septiembre de 2023

FLORES LAGOS Y JARDINES

 

 


(dos pequeñas flores perdidas)

Las flores perdidas de Alice Hart. Prime Video

Me ha gustado mucho esta serie. Pero no toda. Por usar una metáfora floral diría que es como los girasoles que se abren de día y se cierran de noche, hermosos  con la luz, secos a la sombra. O mejor aún, esta serie se parece a la planta de la Dama de Noche. Para quién no la conozca, la Dama de Noche es una planta de flores pequeñas que se abren al anochecer y dejan un dulce perfume envolvente y ensoñador, pero dura poco, cuando se hace noche del todo y durante el día, las flores permanecen ocultas y sin aroma. Pues bien, la serie basada en el libro de Holly Ringland, es un poco así. Sus dos primeros capítulos son como los atardeceres de la dama, perfumados, suaves y al mismo tiempo dolorosos y cargados de misterios sin resolver. Luego hay dos más en los que el aroma se mantiene, pero se va perdiendo ligeramente. Los dos siguientes, son oscuros, turbios, cerrados y sin aire y el último, son siete en total, vuelve a tener todo el encanto de los dos primeros, no porque se expliquen las cosas, en realidad no se cuenta mucho, pero si porque de repente todas las flores que han aparecido en este relato encuentran su sitio y sus justificaciones. En fin, no sé si se entiende mucho lo que quiero decir. Pero en esencia es muy sencillo, Las flores perdidas de Alice Hart cuenta la historia de Alice, una niña de 9 años que vive con sus padres en una remota casa de la costa más salvaje de Australia. Lo que parece una vida feliz, esconde una realidad de tortura constante que acaba trágicamente. Huérfana y sola, Alice se va a vivir con su abuela June en una escondida y segura granja de flores, donde no solo se cultivan las plantas más hermosas, también se cultiva a las mujeres dañadas y abandonadas, pero sobre todo, se cultivan los secretos. Secretos que persiguen a la pequeña Alice y a la adolescente Alice y a la joven Alice, que un día decide escapar de ese lugar paradisiaco y de su abuela a la que no logra entender. Nosotros, los espectadores, tampoco. ¿Por qué se comporta así June, un papel bordado por Sigourney Weaber? ¿Por qué tantos misterios y secretos y ocultaciones y mentiras? Alice huye y se refugia en un pueblo en medio de  un paisaje espectacular. Curiosamente los dos capítulos que pasan en ese lugar magnifico, son los menos interesantes o, en todo caso, los más obvios. Hasta que Alice, toma una decisión y encuentra por fin las flores perdidas que dan titulo a la novela y a la serie. Ya ven, no es redonda, tiene sus baches, sus espinas, quizás por eso me gusta más. Hay que seguirla y dejarse envolver por la atmósfera y el perfume de esos campos de flores y esos herbarios y ese mar y ese desierto…



(A June y a Alice les habría gustado el Herbario de Ramon Flores en la frontera)

 


Falcon Lake, de Charlotte Le Bon

Normalmente escribo primero del estreno y luego de la serie, pero esta vez lo voy a hacer al revés. No por nada, simplemente porque me apetece. El estreno de esta semana en la que comienza el Festival de San Sebastián y hay nada más y nada menos que dieciséis películas nuevas en la cartelera, Falcon Lake es la película más interesante de las que yo he podido ver. Podría pensar que no hay nada en común con las flores de Alice, pero en realidad si hay algo que las une: las dos son historias de crecimiento, un momento crucial en el paso hacia el mundo adulto, enmarcadas en unos paisajes espectaculares. En el caso de la canadiense, todo pasa un cálido verano en un idílico lago donde Bastien, el adolescente francés de 13 años, está pasando unas vacaciones. Bastien conoce en ese lago a Chloé (una especie de Alice, solitaria y fantasiosa) un poco mayor que él. Bastien se enamora de Chloé y ella le abre a un mundo de fantasmas, de misterios en los que el descubrimiento del sexo se confunde con el deseo de entender y el miedo a lo desconocido. Yo creo que el encanto de esta historia, tan poco original en su argumento, está en la armoniosa realización de Charlotte Le Bon, una actriz canadiense formada en Francia como modelo y pintora. Charlotte debuta en la dirección con esta ópera prima, basada en una novela gráfica de Bastien Vivès, en la que da la impresión de que ha puesto mucho de su propia experiencia. Lejos del naturalismo habitual en los comig of age, lejos también de la rapidez e inmediatez propias del cine contemporáneo y lejos de la violencia y el tremendismo de algunos films recientes de jóvenes directoras francófonas, Falcon Lake juega a lo no real, a lo imaginado, con un ritmo pausado, casi lento, envolvente e hipnótico y deja la violencia en un espacio of. Falcon Lake diluye las fronteras entre la vida y la muerte, lo que soñamos y lo que vemos, lo que sucede y lo que nos gustaría que sucediera. Un film turbador, melancólico y fantástico en todos los sentidos.

 


Jardines, Los verdaderos y los otros, Umberto Pasti y Pierre Le-Tan

Fue Ramon el que descubrió este libro en un artículo de Manuel Hidalgo en El Cultural. Le llamó la atención lo que Hidalgo decía, lo buscó y fue un pequeño gran regalo. El botánico italiano Umberto Pasti describe los distintos jardines que se pueden encontrar en un entorno urbano acompañado de elegantes dibujos del francés Pierre Le-Tan. Con un gran sentido del humor, sin caer nunca en el desprecio, pero sin piedad ninguna, Pasti nos va describiendo los jardines sin alma que se ha encontrado en sus distintos viajes: los jardines de coleccionistas que como todos los coleccionistas no disfrutan con lo que coleccionan sino con el hecho de coleccionarlo; los jardines a la moda de los snobs, exquisitos pero muertos; los jardines de los nuevos ricos que los lucen como lucen sus joyas, sin saber lo que tienen. No escapan a su aguda mirada los jardines públicos construidos contra natura (de esos hay ejemplos muy cercanos) o las horribles rotondas ajardinadas que llenan nuestras carreteras. Sin querer y sobre todo sin hablar nunca de la sociedad, Pasti describe un mundo donde la naturaleza no se tiene en cuenta. Los jardineros de moda y los urbanistas de las nuevas ciudades, imponen su gusto, su criterio, sobre lo que la tierra ofrece de forma natural. Y así surgen auténticos planticidios en aras de lo que el que paga cree que quiere. Por suerte hay otros jardines que le gustan mucho a Pasti, los que se forman de manera espontanea al lado de un bar o de una gasolinera, el huerto junto a la casita de campo, los espacios, pequeños muchas veces, donde las plantas conviven en libertad y en armonía respetando los tiempos y los ritmos de la naturaleza. Este pequeño libro es una delicia que nos hace entender los jardines y si tienes la suerte de tener uno, una terraza con plantas o un simple balcón, hace que lo mires de otra manera. Un regalo, si.

 


(un rincón de nuestro jardín fotografiado esta misma semana)

 El regalo de esta semana es un dibujo de otro rincón de nuestro jardín



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