sábado, 30 de septiembre de 2023

DE FESTIVALES, OJOS Y MONTAÑAS


Esta entrada debería estar centrada en el Festival de San Sebastián pero el estreno de los ojos cerrados de Erice y el casi clandestino estreno de una pequeña película, me han hecho que el resumen del festival sea un poco más corto de lo que debería y la entrada un poco más larga de lo que me gustaría.

 


Festival de San Sebastián, los ojos abiertos

Robo el título de la película de Erice para afirmar que en este Festival de San Sebastián que acabó ayer, no he cerrado los ojos ni un solo día viendo películas y viendo personas, porque un festival son las pelis, pero sobre todo son las gentes que encuentras allí y solo allí. A modo de pequeño resumen solo citaré aquí algunas, de las que más me han interesado entre las que he podido ver.

ALEMANIA, María Zanetti

Las historias en las que aparentemente no pasa nada, me gustan mucho. Cuando descubres que debajo de esa nada hay todo un mundo de turbulencias. Como las que rodean a Lola, una adolescente de 16 años, un verano en el que surge la posibilidad de ir a estudiar a Alemania. Esa es la superficie de la nada, lo que hay debajo es toda la incertidumbre y la inestabilidad que provoca en su familia la enfermedad mental de su hermana Julia.

BLONDI, Dolores Fonzi

Un cruce de Las chicas (chico en este caso) Gilmore, y El soplo en el corazón. Con un gran sentido del humor, una capacidad de reírse de las situaciones más trágicas y dos actores, la propia Fonzi y Toto Rovito, en estado de gracia. Un debut que anuncia que Dolores Fonzi es mucho más que una gran actriz.

EL CIELO ROJO, Christian Petzold

El cielo rojo es el de los incendios que están quemando los bosques de una hermosa zona en la costa alemana. También es rojo el vestido de Nadia, una llamarada de vitalidad y ternura en esa casa donde cuatro amigos coinciden un verano muy caluroso. Pero el rojo más potente es el de la prepotencia y la estupidez de uno de sus protagonistas, León, un escritor en crisis. Lo mejor de este film romántico es la brutal descripción de un intelectual que se cree por encima de los demás y como se da de bruces con la realidad, la tragedia y la vergüenza. Un film muy interesante que deberían ver muchos escritores, cineastas…

EL ECO Tatiana Huezo

Un documental que parece una ficción. Tatiana sigue la vida de cuatro familias de una comunidad en el valle de Puebla durante un año bajo el ritmo de los ciclos de la naturaleza, las relaciones entre los miembros de la familia. Las niñas y los niños con sus miradas son los auténticos guías de este viaje que se va tejiendo con alegría, con dolor, con ternura y con realismo. Un documental que va mucho más allá de lo documentado.

LA ESTRELLA AZUL, Javier Macipe

Biopic anómalo de un cantante más anómalo aún. Macipe uno de los raros directores aragoneses, recupera la historia de un rockero de los 90 que busca recuperar su vida en un viaje por el norte de Argentina donde conoce a un viejo musco chacarero que le devuelve no solo la energía y las ganas de vivir, sino la música. Pero una cosa es la pampa y otra la Zaragoza de los 90. Música, vida, alegría, tristeza. “No vamos hacia la muerte, la muerte viene hacia nosotros”. Con humor. Una delicia.

LOS IMPACTADOS, Lucía Puenzo

Cuando te alcanza un rayo y no te mueres, te conviertes en un impactado. Un yonqui de la electricidad. Eso es lo que le pasa a Ada, una mujer con una herida interna que el rayo saca a la luz en medio de tormentas eléctricas y tormentas emocionales. Un film de ciencia ficción contemporánea o lo que la directora llama realismo futurista. Inquietante.

O CORNO Jaione Camborda

Historia ancestral en el paisaje físico y espiritual de la Galicia profunda de los años 70 del siglo pasado. Un principio impactante y arriesgado, una segunda parte lirica y trágica y una tercera parte que narra un viaje de huida, de descubrimiento, de pérdida y de sororidad que no es lo mismo que la solidaridad. Una gran primera película.

QUITTER LA NUIT, Delphine Girard

Una mujer llama a la policía, se siente en peligro. Una mujer recibe la llamada siente ese peligro. Un hombre genera ese peligro. Entre los tres se teje una red invisible que los une en el laberinto de una justicia demasiado lenta, demasiado fría, demasiado formal. Ali intenta seguir con su vida, Anna  intenta entender y ayudar, Dari intenta olvidar lo que no puede negar que sucedió. Interesante y envolvente mirada nada convencional sobre un tema comprometido.

THE ROYAL HOTEL Kitti Green

Western contemporáneo en la Australia más oculta seca y amenazadora. Dos amigas llegan a ese lejano austral para trabajar en un salón, un bar, un refugio. Todo anuncia la tragedia, todo conduce al miedo, pero al final la tragedia y el miedo serán otros. Un film desconcertante y románticamente violento.

TOTEM, Lila Avilés

Un día entero, una casa familiar, una niña que observa. Mujeres que preparan una fiesta, un hombre enfermo, la vida discurriendo entre risas y tristezas. La preparación de la fiesta de cumpleaños de su joven padre enfermo lleva a la pequeña Sol a fijarse en todo lo que sus tías hacen. La fiesta la lleva a fijarse en todo lo que su padre significa. Una película donde México se cuela por las grietas de esa casa familiar.

UN AMOR, Isabel Coixet

Film físico y de paisaje, una historia de amor imposible, desequilibrada, dolorosa. Una mujer se esconde en pueblo perdido, busca un equilibrio que no tiene. Traduce libros, traduce sentimientos. Un hombre frio y seco, indiferente, animal. Cuando se encuentran solo pueden acabar de una manera. Isabel de la mano de Laia Costa, lleva la novela de Sara Mesa a su terreno.

UN SILENCIO, Joachim Lafosse

Cuantas cosas ocultan los silencios, cuantas cosas oscuras pasan sin que las veamos. Lafosse nos adentra en una historia turbia con raíces en el pasado, sin juzgar a sus personajes, sin odiarlos. Siempre hay zonas de grises, aunque esos grises acaben por ser tan densos y espesos que no te dejan respirar.

 

(esto también es San Sebastián)

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Cerrar los ojos, de Víctor Erice

Y ahora, si, ahora toca hablar de Erice que ha recibido uno de los Premios Donostia poco antes de la proyección de Cierra los ojos, el único film del festival en el que he cerrado los ojos.

Lo siento pero disiento de la opinión generalizada. Lo siento, pero no me parece que la película de Víctor Erice sea la maravilla que afirman casi todas las críticas y artículos. Creo que a Cerrar los ojos le pasa lo mismo que a El sol del membrillo: es muy larga y se pierde en cosas que no hacen falta. Durante la primera hora, hice la prueba, cerré los ojos y solo escuché durante un rato. Me enteré de todo. Porque todo lo explican con palabras, no con imágenes. Nunca con imágenes. Hay cineastas a los que les encanta que sus personajes hablen sin parar, Rohmer, por ejemplo. Pero sus criaturas hacen mil cosas mientras hablan, cosas que nos dan mucha más información de lo que está pasando que los diálogos que mantienen. En el caso de Erice, los personajes hablan entre ellos de dos en dos, casi siempre, en un plano, contraplano clásico y sobre todo cansino.

Quizás sea porque estoy leyendo el estupendo libro de Piti Español sobre  cómo escribir diálogos (1), pero el film de Erice, en su primera hora y media, se alarga en monólogos entre dos personas que no se escuchan entre sí y recitan mecánicamente discursos para el espectador que en general ya ha desconectado de ellos. Copio una frase del libro que cita Piti,. Es una frase de Aristóteles nada menos y nada más: “El dialogo es explicativo cuando los personajes lo utilizan ostensiblemente para comunicar información al público, más que para hablar entre ellos, cuando este dialogo no está en situación, no está vivo, no es plausible, solo corresponde  a la comodidad del dramaturgo”. A la comodidad y a la pereza para encontrar soluciones visuales. Y al ensimismamiento en la escritura y sobre todo, a que no haya alguien que ya desde el guion diga “Esto no, esto fuera.” En Cerrar los ojos eché mucho de menos a Querejeta que fue parte fundamental de que El sur fuera tan buena película. Pensé que si Querejeta o alguien como él,  hubiera sido capaz de decirle a Erice, “quita eso, hazlo de otra manera”, su preciosa historia, porque es preciosa, habría salido ganando como cine y no solo como relato.

Lo más importante de la historia de Miguel Garay, el director de cine que hace Manolo Solo y Julio Arenas, el actor desaparecido que encarna José Coronado es el dolor de su separación y su pérdida y el dolor y el placer de su reencuentro. Pero eso tarda mucho en llegar toda la primera parte debería ser mucho más corta para poder llegar a la emoción del reencuentro imposible con el ánimo preparado y no agotado. En Cerrar los ojos, la amistad y sus consecuencias dolorosas se pierde en meandros de  diálogos gratuitos y pesados.

Eso no quita para que haya varios momentos que me emocionaron mucho. El principio de la película, esa historia inmortal que cuenta un José María Pou travestido de Orson Welles en un film de Roger Corman, es perfecta en su clasicismo; la canción de Rio Bravo que Manolo Solo canta en la casita de la playa, es un momento de amor al cine, de amor a la vida, de amor a la gente; el tango que Coronado y Solo cantan a dúo delante de la cabaña del viejo Gardel., un Caminito que es metáfora de toda su historia común; y el único y perfecto momento autoreferencial “Soy Ana”, dice Ana Torrent como decía la pequeña Ana en El espíritu de la colmena. Esos momentos elevan el film, pero no son suficientes para que me alinee entre los que ven en Cerrar los ojos una obra maestra. Yo diría que hay en ella el embrión, el núcleo de lo que habría podidos ser una obra maestra. Pero no lo es.

(1) Com escriure diàlegs que funcionin per a cinema i televisió. Piti Español. Laertes 2023

 


Estols de Xavi Moreno

Con este film independiente, inclasificable, radical y al mismo tiempo envolvente e hipnótico, no he cerrado los ojos, porque todo lo cuenta con sus imágenes, no con las palabras. El encuadre, el paisaje, el caminar, el viento en las hojas, la lluvia que cae, nos van dando toda la información sobre un relato que a modo de cuento podemos decir que es el de un viaje, una huida, un exilio. El de una joven que huye de una ciudad asediada, da igual cual, da igual cuando, todas las ciudades asediadas se parecen, y encuentra en el bosque un hada que con su paraguas azul la guía y la lleva hasta el otro lado de la frontera. La añoranza de las montañas, es quizás la más fuerte de las sensaciones que me produce esta película. También la inutilidad de las fronteras que en realidad no separan, sino solo delimitan y en medio de la naturaleza, ni siquiera eso. La belleza de los paisajes románticos y el viaje de Walter Benjamin por los Pirineos en una travesía que pudo ser como ésta, son evocaciones que flotan como las nubes mientras veo la película. Conecto con la idea del exilio y del desarraigo, entiendo los cuentos y los recuerdos, la extrañeza de los tiempos, Sensualidad  y realismo se confunden en una sinfonía de cuerpos en movimiento, de bosques susurrantes. Todo junto me deja en la memoria el aroma del campo después de la lluvia. Y al final, cuando la película se ha acabado llega una explicación que de repente hace que todo cuaje como una fotografía que de pronto se enfoca, o un puzle que con la última pieza deja de ser una abstracción para ser una representación. Se puede hablar de muchas maneras del drama de los refugiados que huyen de la violencia. Esta película escoge una forma de hacerlo armoniosa y física, muy física. Caminar, sentir, transformarse poco a poco. Estols se estrena casi clandestinamente en algunos cines, pero confío que se pueda ver en una plataforma en algún momento.

El regalo de esta semana es para Víctor y Ana



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