Siempre he sabido que un mismo
tema puede dar origen a muy distintas historias, muy distintos productos. Esta
semana tenemos un buen ejemplo. Se ha estrenado, por fin, Anatomía de una caída, de Justin Triet, estupenda y merecida Palma
de Oro del último Festival de Cannes. Casi al mismo tiempo que veía la película
francesa, vi entera en dos tandas, la serie de Aina Clotet, Això no és Suècia. Quizás si hubiera
visto la película hace semanas o meses y no hubiera visto la serie casi al
mismo tiempo, no habría sido tan consciente de sus similitudes. No pequeñas,
por cierto. Las dos hablan de un matrimonio con hijos pequeños. En ambas están
los roles cambiados, Sandra en el film, Mariana en la serie, tienen, o intentan
tener, una vida profesional, mientras que sus maridos, por cierto, y es otra
coincidencia, los dos se llaman Samuel, han renunciado a su carrera para cuidar
de los hijos y de la casa. Curioso. Pero aun es más curioso que sea un suicidio
por caída desde una gran altura el desencadenante de la crisis emocional,
moral, sentimental que atraviesa a estas dos mujeres. Hasta aquí lo que las
relaciona, a partir de aquí tenemos que hablar de dos productos muy diferentes.
Anatomía de una caída, de Justine Triet
El film de Justine Triet se
puede definir como un thriller judicial, no en vano el juicio de Sandra ocupa
prácticamente dos terceras partes del film. Pero Anatomía de una caída es mucho más que una gran película de juicios
(también Anatomía de un asesinato de
Preminger era más que una gran película de juicios). Hay muchas capas en esta
historia de reproches mutuos entre Sandra y Samuel. Ella, escritora de éxito
que no duda en depredar su entorno para alimentar sus ficciones; él, escritor
fracasado que no duda en culpabilizar a su mujer de su incapacidad para
escribir una gran novela. Ambos arrastran un resquemor oscuro que viene del momento
en que su hijo Daniel tuvo un accidente y se quedó parcialmente ciego. La
película es fría, seca, distante, hermética como su protagonista. Justine Triet
dibuja a una Sandra ambigua en sus sentimientos y a un Samuel manipulador y sin
escrúpulos. Desde la primera secuencia sabemos que estamos ante una historia incómoda,
provocadora, como la música que Samuel pone a todo volumen para impedir que
Sandra realice una entrevista. A partir de ahí, el espectador debe decidir por
sí mismo: la directora no se posiciona, expone, observa, acompaña y deja que
sea Daniel el que al final encuentre una ¿posible? explicación a la tragedia.
Pero ¿es verdad o no es verdad lo que Daniel cuenta? Excelente en todos los
sentidos el film lo es aún más por el trabajo de Sandra Hüller, una actriz
realmente excepcional.
Això no és Suècia/Esto no es
Suecia de
Aina Clotet, TV3 y RTVEPlay
La serie de Aina Clotet se
puede definir como una comedia negra. Comedia sin duda, porque las absurdas
situaciones en las que se encuentra la pareja Mariana/Sam y sus dos hijos Lia y
Maxito, hacen reír o sonreír. Negra porque en realidad, si nos alejamos un
poco, esas situaciones son absolutamente trágicas en su ridiculez. Ridículas
sí, menos la auténtica tragedia que desencadena todos los miedos e
inseguridades de Mariana: un suicidio inesperado. A través de ocho capítulos
que empiezan siempre en el mismo escenario, una terapia de grupo de padres en
la que exponen sus temores, sus dudas, sus errores, la serie sigue a Mariana en
sus miedos; miedo a parecerse a su madre; miedo a no saber reaccionar ante sus
hijos; miedo a no entender el porqué de ese suicidio. Miedos que transitan su vida
desastibilizándola por más que ella intente ser perfecta y hacerlo todo bien.
La serie empieza cuando Mariana y Samuel deciden irse a vivir a Vallvidrera,
lejos de la ciudad, en un barrio de bosques y jabalíes que conviven con los
humanos con naturalidad. Els porquets,
les llama Mariana. Es esta naturalidad la que hace que se alternen los idiomas
con la misma fluidez y cotidianidad que cualquiera que viva en Barcelona
conoce. Partiendo de una idea de Sergi Cameron y Aina Clotet, dirigida a cuatro
manos por la propia Aina y Mar Coll, y protagonizado por Marcel Borras, su
pareja en la vida real y ella misma como Mariana, Esto no es Suecia es casi un documental de cómo se enfrenta una
determinada generación de treintañeros de clase media a los retos de la maternidad,
la paternidad, la profesión, la educación, la solidaridad, la comprensión y la
tolerancia. Un fresco urbanita en el que mucha gente se podrá reconocer.
EL
RINCÓN DE LA RAREZA
Robot Dreams, de Pablo Berger
Me acordé del libro Yo, Robot de Isaac Asimov mientras veía Robot Dreams de Pablo Berger. Cuando
llegué a casa, busqué el libro y en su primera página me encontré con
Las tres Leyes Robóticas
-Un
robot no debe dañar a un ser humano o, por su inacción, dejar que un ser humano
sufra daño.
-Un
robot debe obedecer las órdenes que le son dadas por un ser humano, excepto
cuando estas órdenes están en oposición con la Primera Ley.
-Un
robot debe proteger su propia existencia, hasta donde esta protección no esté
en conflicto con la Primera o Segunda Leyes.
Manual
de Robótica 56.ª edición, año 2058
Me pregunté si el delicioso
film de Berger, tan lleno de ideas visuales y de sentimientos, basado en una
novela gráfica para niños escrita por la norteamericana Sara Baron, cumplía
estas tres leyes. Y sí las cumple. Robot
Dreams cuenta la historia de una amistad nacida de la soledad. Dog/Perro,
vive solo y siente que le falta algo. Cuando descubre que puede tener un compañero
Robot no duda en comprarlo, construirlo y convertirlo en su mejor amigo. Robot
corresponde a esta amistad, protege y cuida a Perro y le acompaña en sus juegos
hasta una playa donde su destino se verá truncado. Las dos primeras leyes se
han cumplido. En esa playa donde Robot se queda varado, paralizado, sin energía,
entra en juego la tercera ley de Asimov. Mientras Perro intenta (inútilmente)
encontrar nuevos amigos, los osos hormigueros, Muñeco de Nieve, Pato, Robot, desde
su posición quieta y desvalida, sueña imposibles reencuentros con Perro, ve
cómo pasan las estaciones, llega la nieve, vuelve la primavera, y sufre las
consecuencias de su obligada inmovilidad. Pero el destino, por muy cruel que
parezca, encuentra un camino para que los amigos vuelvan a sentir que están
ahí, a través de la música, una canción ochentera pegadiza y bailable que Perro
y su nuevo amigo Robot, al que esta vez cuidará con más atención, escuchan en
la calle, música que Robot ha puesto para que Perro sepa que sigue vivo. Pablo
Berger se adentra en el territorio desconocido de la animación en 2D con la
misma intrepidez que hizo con el cine mudo y en blanco y negro en Blancanieves. Pero Robot Dreams no es exactamente cine mudo, es más bien un musical de
canciones y música, (Berger vuelve a contar con Alfonso de Vilallonga) en la
Nueva York de los años ochenta, con la silueta de las Torres Gemelas en el
horizonte, convertida en el tercer protagonista de la aventura de Perro y
Robot. Sin dejar de ser fiel a la historia de Sara Baron, Berger, con la colaboración
imprescindible de José Luis Ágreda como Director de Arte y Benôit Feroumont como Director de Animación,
dibuja una ciudad llena de animales humanizados, calles y tiendas, parques y
rascacielos, donde la historia de amistad y nostalgia de Perro y Robot
encuentra su mejor escenario. Y aprovecha de paso para hacer una serie de
homenajes al cine de todos los tiempos: Chaplin sin duda, pero también las
niñas de El resplandor, o Freddy
Krueger, Busby Berkeley o El Gran
Lebowski de los Coen (y seguramente muchas más que no he reconocido).
Robot Dreams se promociona como una
de esas raras películas que están hechas para un público que va de 9 a 99 años.
Es decir, todos.
(El mismo día que escribía este texto, leí en La Vanguardia un artículo titulado “En verano me casaré con mi novio holograma”, en el que se cuenta la historia de la artista catalana Alicia Framis que ha creado un holograma a la medida al que define como “Una herramienta contra la soledad”. Quizás sin saberlo, o quizás intuyéndolo, Sara Baron se adelantó con su historia a lo que ya es una realidad: la convivencia emocional entre humanos y seres artificiales.)
FILMTOPIA ALCANZA SU OBJETIVO
Hemos alcanzado el primer objetivo con la campaña de Verkami, estamos muy contentas, pero aun quedan quince días para conseguir un poco mas que nos ayude a hacer una web mejor y mas completa. !!!Gracias a todos por vuestro apoyo¡¡¡
Este es el enlace a la
web: https://glad-pictogram-226020.framer.app/
Este es el enlace a la campaña https://vkm.is/filmtopia
El regalo de esta semana es
uno de los retratos que Ramon hizo con Aina Clotet cuando preparaban el cartel
de Elisa K de Jordi Cadena y Judith
Colell
No hay comentarios:
Publicar un comentario