Un estreno que no debe pasar desapercibido y
tres películas en plataformas (dos de ellas candidatas al Oscar que se otorga
este domingo) centran esta entrada tranquila, de
emoción y de aventura. Porque aunque no lo parezca, hay aventura en las cuatro
películas.
Los pequeños amores, de Celia Rico
Para vivir una aventura
no hace falta irse a la otra parte del mundo, para sentir una emoción no hace
falta que pase algo extraordinario. Celia Rico lo sabe muy bien, ya lo demostró
en su primear película, la exquisita Viaje
al cuarto de una madre donde se planteaba la relación callada y sutil entre
una madre y una hija. De esta película escribí en su momento: “Celia Rico nos
regala este cuento tierno y callado de una madre y una hija que son una sola
figura y que poco a poco se van separando para ser dos, pero igualmente unidas,
igualmente respetuosas. Lola Dueñas y Anna Castillo son la madre y la hija.
Lola no sale nunca de casa y es en ese piso minúsculo donde vive todo su viaje
a su propio cuarto que acabará por devolverla al mundo del que se había sentido
excluida al perder a su marido. Anna es la hija que sabe que tiene que salir
del piso sin dejar de viajar al cuarto de su madre y buscar fuera el aire que les
permitirá respirar. Las dos hablan, se quieren, están unidas por hilos: el de
la costura, tan importante, el del teléfono tan definitivo. Y las
dos sin ningún tipo de melodrama, sin perder la sonrisa, sin miedos
ni revueltas, nos invitan a viajar a ese cuarto de su mano y de paso, a
recordar cómo fueron nuestros propios viajes a los cuartos de nuestras madres.”
En su segundo trabajo, Celia Rico vuelve a las figuras de la madre y la hija.
Pero el espacio se ha ampliado, ya no es un cuarto, es una casa en el campo
donde vive Ani, la madre, una Adriana Ozores magnífica en su enfado permanente,
indómita, independiente, libre. Una casa a la que vuelve su hija Teresa, una
mujer de 42 años, frágil, aparentemente delicada que debe hacerse cargo de su
madre cuando ésta sufre un tonto accidente. Si en la primera película contaba
el proceso de separación de un cuerpo para ser dos, en esta, en cambio, vemos
como esos dos cuerpos tan distintos, casi antagónicos, se van acercando poco a
poco hasta volver a ser uno. En medio un
verano caluroso y sofocante, la agobiante presencia del dinero y un pintor que
literalmente pone patas arriba la casa para renovarla por fuera y por dentro,
como Celia pone patas arriba a sus protagonistas para renovarlas por fuera y
por dentro. Todo contado con tranquilidad, sin prisas, con pequeños detalles,
pequeños amores, pequeños momentos que van pintando, (como las paredes) un
nuevo paisaje emocional entre Ani y Teresa. Una película de las que se te quedan en la piel y en la
memoria.
Sauna, Anna Hints Filmin
La aventura en este
film es de dos direcciones. Una hacia dentro del alma, otra hacia fuera del
cuerpo, de los cuerpos mejor dicho. Porque este cálido film rodado en un bosque
y un lago nevados del sur de Estonia, es un viaje de descubrimiento de los
sentimientos más escondidos, esos que no se suelen dejar ver, al que se prestan
cinco mujeres acurrucadas en una sauna donde sus cuerpos desnudos, van sudando
liberándose de las toxinas físicas y de las toxinas emocionales. No era fácil
hacer este documental de observación y de respeto. Las mujeres son ellas
mismas, lo que cuentan son sus historias, la relación que establecen entre
ellas y con el bosque, el lago helado, el calor de la sauna, es la que fueron
viviendo día a día mientras se filmaba en ese espacio pequeño y brumoso en el
que el vapor a veces las convierte en fantasmas, a veces las difumina en un
dibujo al pastel y otras les da una corporeidad y una humedad muy física. Casi
sin planteárselo, van repasando los grandes temas de la vida: la infancia, la
relación con los padres, las parejas, el amor, el sexo, los hijos, la regla, la
menopausia, la muerte y la violencia. Pero sin enfatizar, sin alzar la voz, si
victimismo, con risas y humor, sintiendo el placer del calor, el contraste del
frío, la alegría de un rayo de sol, la caricia de una mano amiga. Sauna es, además, un film sobre la
belleza de los cuerpos no normativos, con sus arrugas, sus volúmenes fragmentados
como figuras abstractas, o mirados como cuadros barrocos. Sauna es una aventura sin duda.
American fiction, de Cord Jefferson, Amazon Prime
Video
La película tapada de
los Oscar, la que nadie ha visto (o todo el mundo ha visto) la que no se ha
estrenado en los cines. La apuesta de las plataformas en los Oscar. American fiction es todo esto, pero
sobre todo es una crítica feroz y mordaz, cargada de ironía y mala leche sobre
la tan traída y llevada cultura Woke que Estados Unidos ha exportado a todo el
mundo. American fiction habla del
racismo y de los negros, pero la historia podría ser muy parecida con el tema
del feminismo, o las minorías, o con cualquier otra tendencia de las que
levantan irritaciones en las pieles sensibles de los twiteros (o xseros)
convertidos en inquisidores implacables. La historia es muy sencilla. Un
profesor de literatura de color planta cara a sus alumnos blancos porque le
reprochan que utilice la palabra prohibida, nigger negro. La Universidad decide
“darle unas vacaciones y Monk decide volver a su casa en Boston, casa de clase
media acomodada, mientras intenta que alguien publique una novela sobre un tema
universal que evidentemente no le interesa a ningún editor. En un arranque de
rabia, Monk escribe una novela basura sobre un negro marginal, llena de todos
los tópicos que los editores y los críticos y los lectores blancos quieren en
una novela escrita por un negro. Y no cuento más, porque en este punto empieza
la aventura de Monk en “wokenlandia”. La película podría ser más feroz, más
incisiva, mas critica, seguramente. A lo mejor le sobra un poco de contexto
familiar, quizás. A mí no me molesta la madre, ni la novia, ni el hermano. Son
accidentes en el camino de Monk hacia el descubrimiento de la solemne estupidez
humana. No sé qué pasará en los Oscar que se entregan esta tarde en Los
Ángeles, pero es probable que la ceremonia sea la consagración de lo que precisamente
pretende denunciar la película. La solución, mañana.
Nimona, Nick Bruno, Troy Quane,
Netflix
Esta si es una aventura
en toda regla. Sin subterfugios, sin coartadas. Netflix juega fuerte en los
Oscar en el apartado de animación con esta aventura medievalfuturista de caballeros andantes traicionados, reinas
malvadas, príncipes menos azules de lo esperado y un geniecillo adolescente y
travieso, la Nimona del título, capaz de transformarse en cualquier cosa y
sembrar el caos a su alrededor. Está basado en un atrevido y poco convencional cómic
de ND Stevenson protagonizado por una pareja inesperada, la que hacen la
traviesa y amoral Nimona y el elegante y digno excaballero Ballister. Pero la
verdad es que la historia con todo y ser entretenida y divertida y con una
clara reivindicación de la marginalidad y la diferencia y lo distinto, no es lo
mas importante. Lo mejor de Nimona es la imaginación desbordante de la
animación de un mundo que mezcla la edad media de los cuentos de hadas, con el
manga japonés; el mundo del futuro con los monstruos de las pinturas románicas.
Hay que dejarse llevar por su ritmo sin preguntarse demasiadas cosas y
disfrutar con la ira y la risa de
Nimona, una heroína que Disney no se atrevió a mezclar con sus más melifluos
personajes.
El regalo de esta
semana es uno de los primeros cuadros de Ramon, lo pintó antes de cumplir 20
años, que me evoca el ambiente tranquilo y de complicidad de la Sauna de Anna
Hints.
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