viernes, 21 de diciembre de 2012

INFANCIA



(aún hay niños felices)
Asistir a un pase de prensa tiene algunas ventajas. Una de ellas, si sabes escuchar, es ver cosas que no habías descubierto por ti mismo. Eso me pasó con Infancia clandestina. De entrada tengo que decir que no me gusta esta película, no me gusta esa música de piano insistente y omnipresente en los momentos mas inoportunos. Pero eso no quiere decir que no sea una buena película. No me canso de explicar a mis alumnos que una cosa es el “me gusta o no me gusta” y otra es el “está bien o está mal”. Y esta Infancia clandestina está bien. Lo está por algo que me hizo ver una charla postcine: porque nunca pierde el punto de vista. Y esto, no solo es muy difícil de mantener, también es muy difícil de justificar. En ningún momento perdemos la mirada de Ernesto/Juan, un niño de once años obligado a vivir una vida ficticia, dejando de lado sus anhelos y deseos de niño, su primer amor, sus ganas de vivir normalmente. Los niños fueron los grandes perdedores de la violencia setentera del cono sur. O bien se quedaron sin sus padres, muertos y desaparecidos; o bien fueron abandonados por sus padres, mas ocupados en hacer la revolución que en cuidarse de ellos. Unos y otros, todos perdieron. Infancia clandestina cuenta ésto muy bien y por eso, a pesar del horrible piano, pienso que es una película que hay que ver.
(una acotación)
Me pregunto si alguien hiciera una película dentro de 25 años sobre un niño barcelonés de ahora mismo como sería. ¿Sería el director capaz de mantener el punto de vista de un chaval de once años alucinado entre el desahucio de sus vecinos; su abuela enferma que no puede operarse porque no hay quirófanos; su hermana pequeña sin comida en la guardería; su padre en el paro y su madre cobrando cada vez menos porque es funcionaria? Mientras los que se suponen mandan, unos se dedican a buscar fechas para algo remoto, inútil e incomprensible, en lugar de arreglar las cosas mas inmediatas y necesarias;  y otros se empeñan en algo tan absurdo como impedir que le enseñen en su lengua en el colegio en lugar de hacer que la enseñanza, simplemente, sea mejor? Creo que ese hipotético niño, salvando todas las distancias, estaría tan traumatizado como el pobre Juan.

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