He vuelto a leer un libro y he vuelto a ver una película.
Del libro me acordaba bien, mas de las sensaciones que me produjo que del
argumento; de la película no me acordaba nada. Las dos cosas han sido
experiencias estupendas. No solo por recuperarlas y disfrutarlas. No. Lo mejor
ha sido descubrir que el paso del tiempo coloca las cosas en su sitio. Y que,
cuando algo realmente es bueno, no importa que haya sido escrito o filmado hace
muchos, muchos años.
Empiezo por el libro. Se titula Más que humano, es de Theodore Sturgeon y se publicó en 1953. Yo lo
leí en 1971 en una edición de Minotauro del año 1968. Es de ciencia ficción, aunque sería mejor
definirlo de filosofía ficción. Sorprende comprobar la vigencia de su relato. Y
la calidad de su escritura. Cuenta la historia de la formación de un ser que
está un paso por delante del Homo Sapiens, el siguiente eslabón en la evolución
de la humanidad. Un
ser compuesto de la suma de diversos seres que individualmente no son nada,
pero unidos configuran una nueva entidad. El libro en su primera parte cuenta
el difícil proceso de encuentro y coengranaje de estas partes. La segunda parte
es la toma de conciencia de su poder. La tercera, quizás la mas interesante, es
la que plantea que este nuevo ser necesita tener una Moral y una Ética. La
diferencia entre Moral y Ética es esencial. “Moral: código de la sociedad para
la supervivencia del individuo. Ética: código del individuo para la
supervivencia de la sociedad”. Aparte del placer de su lectura, de seguir con
Lone, Janie, Bonnie, Beanie, Gerry y Hip su camino de perfección, esta lección
de convivencia me parece de una actualidad absoluta en una sociedad en la que
cada vez hay menos moral y menos ética.
En cuanto a la película, es una película pequeña de John
Ford. Un divertimento, si hacemos caso de sus palabras. Se titula The Rising of the Moon, y es de 1957.
Son tres historias irlandesas, presentadas por Tyrone Power. Tres historias que
hablan, precisamente, de Moral y de Ética, sin perder en ningún momento el
sentido del humor y algo muy importante: el sentido de la belleza. Belleza
de los paisajes irlandeses en blanco y negro; belleza de las canciones que
puntúan las tres narraciones; belleza de los finales felices. La dignidad, la
solidaridad, la libertad acaban triunfando en cada uno de estos tres episodios
basados en cuentos y piezas de Frank O’Conner, Michael J. McHugh y Lady
Gregory. Es una película que recupera personajes, actores y situaciones de El hombre tranquilo, pero con la
ligereza de un cuento. O mejor, de una canción. La canción The Rising of the Moon.
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