viernes, 1 de enero de 2016

LA ACADEMIA DE LAS MUSAS


(seguro que esta "musa" le gusta a Guerín y al profesor)

El día que vi La academia de las musas, salí impresionada. “¿Entusiasmada?” me preguntó una amiga. También, pero sobre todo impresionada. Impresionada de la sensibilidad y la belleza del film de Guerín, impresionada del poder que otorga a la palabra, ese elemento casi siempre mal utilizado en el cine. Banalmente utilizado. Aquí no, aquí, la palabra se erige en ritmo, en lenguaje, en guía. La palabra en sus múltiples lenguas: castellano, catalán, italiano, sardo. La palabra con referente de imagen: amor. El amor es el elemento común dominador de este poema que no deja de ser una comedia romántica. Todo empieza de una manera casual: una clase de universidad donde un profesor, Raffaele Pinto, habla del poder de las musas en la creación, en especial en la  creación de la Divina Comedia. La cámara le observa, le mira y sobre todo, mira a los que le escuchan, sus alumnos, mejor dicho sus alumnas. Poco a poco la cámara se va fijando en los rostros de esas mujeres que escuchan. Las convierte en iconos, las interpela en su silencio. Hasta que empiezan a hablar. Es entonces cuando la película empieza a girar. Ya no es un documental sobre un profesor, empieza a ser una mirada sobre las musas. Y de pronto, un giro definitivo. Entra en escena un nuevo personaje, un nuevo espacio. No es fortuito que toda la conversación entre el profesor y Rosa, su mujer, se mantenga en un plano fijo vistas las dos figuras a través de un cristal donde se refleja la naturaleza, un árbol, el cielo.  Mientras la palabra era objeto de poesía, la imagen era la tangible de los rostros de las alumnas; cuando la palabra se convierte en objeto de vida, la imagen se retira para darle todo el protagonismo. Pero aun girará más este precioso documento. Girará hacia otros idiomas, primero el italiano, luego el sardo, más un sonido que una lengua; girará hacia otros paisajes, el de la isla de Cerdeña y sus pastores, el del lago Averno y la boca del infierno; hacia otro sentimiento, el pastoral, el amor infinito, el romántico. En este momento, La academia de las musas nos ha arrastrado ya hacia un punto muy alejado de su origen. Y aun nos queda lo mejor, cerrar el círculo con una conversación definitiva entre dos mujeres, Mireia y Rosa. Una conversación filmada en transparencia y desde muy cerca, casi perdiendo el referente.
La academia de las musas es inclasificable. No es un documental, no es una ficción, no es un documental de creación. Es un “trabajo” realizado con la palabra y la imagen. Un “trabajo” ligero, realizado en total libertad, que habla del poder del amor y la inspiración; del deseo como motor. Un regalo.



2
Cambio de tercio completamente para recomendar la lectura de una novela escrita el año 1993 que habla de Barcelona entre el 4 de octubre de 1934 y el 19 de julio de 1936. Una novela que parece el relato de nuestro presente, de lo que está pasando ahora mismo. De una lucidez y una claridad total. Se trata de La Rambla fa baixada, de Néstor Luján.  Lectura recomendada especialmente para los que, por razones muy comprensibles de edad, piensan que todo pasa por primera vez. Desgraciadamente no. Todo se repite y a veces, peor.

3
Una frase de Tolstoi que me parece muy adecuada en estas fechas, no por ser fin de año, sino por hablar de familia y patria. De familias y patrias estamos más que hartos en nuestro país. “La familia y la patria no son más que dos círculos englobados  en el círculo más amplio que es la humanidad. Quienes limitan los deberes únicamente a la familia y la patria enseñan un egoísmo peligroso para todos nosotros.” Creo que no hay que explicar a qué familia aplico esta frase.


1 comentario:

  1. Hola. No conozco la obra de Luján. La buscaré

    Por otra parte, Guerín me gusta como documentalista. Prefiero que las cosas tengan su nombre. Excelente blog, Nuria.

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