(el
festival se puede seguir en vivo y en directo a través de la web http://www.sansebastianfestival.com/es/)
Hoy
16 de septiembre empieza la 64 edición del Festival Internacional de Cine de San
Sebastián. 64 años son muchos años. Casi la edad de la jubilación que al
festival le llega con un equipo rejuvenecido y lleno de energía al que lo único
que se le puede pedir es que mire hacia adelante sin dejar de dar una ojeada
hacia atrás. Porque el futuro es el que este equipo querrá que sea, pero el
pasado, reciente y lejano, está ahí para explicar este presente. ¡Que filosófica
me ha salido esta introducción al festival! Lejos de mi querer ponerme solemne.
El festival es una fiesta, del cine, del público, de la prensa, de la
industria. Una fiesta para comprobar que el cine sigue vivo y ofreciendo muchas
posibilidades de disfrutar.
Y
para muestra un simple repaso a algunas de las películas que se han visto este primer
viernes de festival en Donosti.
Toni Erdmann
Empiezo
por la que quizás me gusta mas. Toni
Erdmann, de la alemana Maren Ade, Gran Premio Fipresci de este año. Historia
de un padre y una hija, de relaciones difíciles, de silencios, humillaciones y
bromas, interpretada por una pareja de actores estupendos. Pero si esta
película me gusta tanto es sobre todo por el subtexto que hay en ella. La hija es una joven ejecutiva agresiva y
feroz que trabaja para una de esas empresas multinacionales de calificación, es
decir, una de esas empresas que se dedica a decir donde se puede ganar más
dinero sea a costa de lo que sea. El padre es un viejo hippie que no ha
madurado del todo. Un hombre que juega peligrosamente con las bromas pesadas y
que roza el ridículo en muchas ocasiones. Su encuentro tiene lugar en Bucarest,
la capital de Rumanía. Y es este escenario el que le da sentido a toda la
historia. Una Europa rica y prepotente con derecho a decidir sobre el futuro de
una Europa pobre y humillada. Contraste de culturas que deberían ser similares
y que chocan en lo esencial: el respeto. La hija aprenderá a respetar a los
demás después de quedarse literalmente desnuda; el padre aprenderá a respetar a
su hija después de esconderse literalmente bajo un enorme disfraz. La Europa
rica nunca aprenderá a respetar a la Europa pobre, pero al menos este film le
ofrece una lección a recodar.
Neruda
Neruda, de Pablo
Larraín inaugura las Perlas de este año. Una inauguración de lujo con un film
que es cualquier cosa menos un biopic o una hagiografía o una vida de santo
comunista. Neruda es un impresionante retrato del gran poeta chileno hecho
desde el respeto pero no desde la veneración. Jugando con una ambigüedad en
todos los sentidos, Larraín utiliza el punto de vista de un policía de ficción
que se convierte en el espejo deformado del poeta. Neruda es un buen ejemplo de
intelectual comprometido y de izquierdas que quiere salvar al pueblo pero sin
renunciar a sus privilegios de clase y de posición social. Larraín en este
sentido es implacable: es muy cómodo ser de izquierdas siendo rico y famoso,
¡ni siquiera te detienen! Pero esta película es importante no solo por
atreverse a mostrar a Neruda de esta manera, lo es también por la forma que
utiliza, con una narración no lineal en la que un diálogo se prolonga en
distintos espacios y momentos, con una voz en off, la del policía, que no
adelanta la acción ni la explica y una puesta en escena que en ningún momento
busca la coartada de la poesía para justificarse. Una gran película sin ninguna
duda.
Manda huevos
Con Manda huevos, Diego Galán continúa su personal repaso de la
historia del cine español completando el díptico de género que inició hace un
par de años con el film Con la pata
quebrada. Tan interesante y necesario como aquel, esta mirada sobre el
universo masculino en el cine español desde la posguerra hasta ahora, es sin embargo
menos estimulante que el que realizó sobre el universo femenino. No por culpa
suya en absoluto. Lo que pasa es que lo que hacen y dicen los hombres en el
cine y en la vida es mucho menos interesante y variado que lo que les sucede a
las mujeres en el cine y en la vida. Por otro lado, la sorpresa y humor que
había en Con la pata quebrada, en Manda huevos ya no funciona igual,
puesto que sabemos lo que vamos a ver: un repaso de escenas de sesenta años del
cine español que conforman un retrato colectivo de la historia de España
absolutamente revelador de la enorme estupidez del hombre hispano
¡¡¡Cómo me gustaría estar allí...!!! Como no es posible, intentaré seguirlo con, entre otras referencias, las reseñas de tu blog. Un abrazo y buen festival.
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