El 29 de marzo del 2015 publiqué un texto en el blog hablando del magnífico
documental Citizenfour de Laura
Poitras donde Edward Snowden explicaba el cómo y el porqué de su denuncia del
control de ciudadanos americanos por parte de su gobierno. Todo lo que decía allí
sirve como comentario del contenido de la película de Oliver Stone que ahora se
estrena, un biopic sobre Snowden construido a partir de la entrevista de
Poitras en Hong Kong que parece una traducción para el gran público de lo que
explicaba el documental.
No tengo nada que objetar a la idea de llegar a mas público con un film comercial. Aunque la verdad es que estoy un poco harta de Oliver Stone. Durante muchos años
fui una gran defensora de su cine (Platoon,
JFK, Doors…) pero hace tiempo ya, mucho tiempo, que me
cansa su discurso patriótico: los gobiernos de Estados Unidos son malísimos,
pero los americanos son los mejores ciudadanos del mundo. Es lo que dice Donald Trump más
o menos, Ya está bien de repetirlo. Me aburre hasta el infinito su crítica feroz contra
el gobierno americano en paralelo a su elegía insufrible de grandes
demócratas como Hugo Chávez o Fidel Castro. Ya me gustaría a mí que en la Rusia
de Putin, la Turquía de Erdogan o la Venezuela de Maduro hubiera un Oliver
Stone que denunciara sus abusos de poder como hace él en ese Estados Unidos tan malvado. Creo que todos estamos de acuerdo en que en estos países ni lo hay ni se le espera. A no ser
en la cárcel o con un tiro en la cabeza.
Para los que tengan curiosidad este es el texto que publiqué el 29 de marzo
del año pasado sobre el documental de Laura Potras.:
¿Hay alguien que crea todavía que tiene vida privada? ¿Queda alguien que
piense que puede tener secretos? Desde luego, si utilizas un móvil, escribes un
e-mail o usas cualquiera de las redes sociales, tienes que saber que tu vida
está expuesta en un escaparate virtual para que todo el mundo pueda acceder a
ella. Y entre ese todo el mundo, están los gobiernos de cualquier país,
(Estados Unidos, España, Rusia, China… todos tienen sistemas muy parecidos),
que pueden controlar a sus ciudadanos en una pesadilla orwelliana que ni
el propio Orwell se habría atrevido a imaginar.
Una vieja leyenda afirma que en la Montaña de las Almas en Salt Lake City,
uno de esos sitios cargados de misterio y energía negativa, se guarda la
memoria de todos los seres que han vivido en el mundo. Parece que esa leyenda
se ha hecho ya realidad y donde se guardan ahora es en una nube intangible que
tiene capacidad de espiarnos hasta el último escondrijo.
Esto es lo que denunció Citizenfour, es decir Edward Snowden,
en el año 2013 cuando fue consciente de la barbaridad a la que estaba
contribuyendo con su trabajo. Snowden sabía mejor que nadie que los mails se
controlan fácilmente por eso utilizo mensajes encriptados y un nombre clave
cuando se dirigió a Laura Poitras, una documentalista conocida por sus críticos
trabajos con el gobierno americano después del 11S, sobre todo en dos
importantes títulos Flag Wars y My Country, My Country.
Me parece muy interesante pensar por que Snowden no escogió a Michael
Moore para hacer su declaración de guerra al gobierno americano, sino a
Poitras. Seguramente Snowden, como mucha otra gente, sabía que Moore era
un farsante y un payaso, mientras que el trabajo de Poitras era realmente
serio.
Del encuentro entre Edward Snowden y Laura Poitras nace este magnífico
documental que tiene como centro vital una habitación de hotel en Hong Kong.
Durante ocho días, Poitras recogió las confesiones y conversaciones del joven
analista de la CIA y la NSA junto con el periodista de The Guardian, Glenn
Greenwald que fue el encargado de contarle al mundo lo que el Gobierno de Estados
Unidos hacía en una vigilancia ilegal de sus conciudadanos.
Lo que nos explica Citizenfour es más terrible que una
película de terror, parece ciencia ficción pero es pura actualidad y tiene más
suspense que un trhiller político. Pocas veces he visto un documental político
tan integrado en su forma y en su relato, y al mismo tiempo tan apasionante
como simple historia.
Estados Unidos es una sociedad muy especial, muy rara. Mientras por un lado
montan este descomunal sistema de control de sus ciudadanos y persiguen a
Edward Snowden y a la propia Laura Poitras, por otro nominan y premian el
documental Citizenfour con el Oscar al Mejor Documental. Hay
suficientes ejemplos de cómo se trata en otros países a periodistas y cineastas
críticos con la política de sus respectivos gobiernos como para no apreciar la
grandeza de ese extraño país que es Estados Unidos.
Normalmente no cito textos de otros en este blog, pero en este caso,
reproduzco un fragmento de la crítica de Jordi Costa en El País del
viernes que me parece resume perfectamente lo que es este documental:
Historia capturada en directo, una pieza maestra de
periodismo filmado que le da rostro, temblor y matiz humano a una figura que,
con su acto de confrontación con las mecánicas del poder, se ha convertido en
enemigo público número uno de esta era de paranoia y control donde la pérdida
de privacidad y libertades es el precio que buena parte de la comunidad está
dispuesta a pagar para su supuesta protección.
Está bien vista esa similitud entre Stone y Trump, tienes varios puntos en común, empezando por el patriotismo y la sutileza.
ResponderEliminarUn saludo.
Luis S.
gracias por tus comentarios Luis. Siempre son estimulantes
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