Acabo
de leer un libro precioso. Se llama El
bosque infinito y es de Annie Proulx, la autora de Brokeback Mountain. Es una historia de Estados Unidos y Canadá
desde el año 1693 hasta ahora mismo contada a través de dos familias vinculadas
a los bosques y la madera. Pero más que historia de Estados Unidos, debería
decir que es la historia de la destrucción de un mundo (entendiendo por mundo,
naturaleza y hombres) para construir una nación. Es terrible y aleccionador ver
la capacidad de devorar los bosques con el único objetivo de ganar dinero y
amasar grandes fortunas. Debo decir que leer este libro me ha hecho comprender
la figura de Donald Trump, su incultura, su salvaje desprecio al entorno, su
negacionismo respecto a la realidad actual. Hay una frase en el libro que me
parece resume este personaje. La dice un alemán que a mediados del siglo XIX
llega a los bosques de Michigan: “los
americanos solo tienen noción de tres años: el año pasado, el que estamos y el año
próximo”. El resto, el antes del año pasado, la historia, el patrimonio, la
experiencia y el después del año que viene, la herencia que dejaran a sus
hijos, el futuro del planeta, no les importa nada. NADA.
No
todos los americanos son así ni mucho menos, por suerte. Pero si lo es su
inmediato presidente. Y si lo son muchos de los que le han votado. Y si quieren
entender porque le han votado, no basta con leer el libro de Proulx, una
película que se estrena este viernes lo explica bastante bien. Se titula Comanchería y está dirigida por David Mackenzie. Comanchería es un western crepuscular y contemporáneo
que parece un remake de Tierra de audaces
(1939) de Henry King. Allí los dos hermanos Jesse y Frank James se dedicaban a
robar bancos en venganza contra la compañía del ferrocarril que los había desposeído
de sus tierras. En Comanchería, los
hermanos Tanner y Toby Howard se dedican a robar los bancos que les han
arrebatado sus tierras por no poder pagar las hipotecas y los prestamos. El
paisaje es parecido en las dos películas: pueblos polvorientos y semi
abandonados, granjas ruinosas, gentes empobrecidas y sin esperanza. Este ha
sido el caldo de cultivo de muchos de los votantes de Trump que se han creído
que el rubicundo magnate les iba a devolver la grandeza perdida. Una grandeza
conseguida a fuerza de destruir el país sobre explotándolo sin control. Comanchería es un film de aventuras del
siglo XXI, romántico y desencantado con dos héroes muy distintos: Tanner sabe
que no tiene lugar en ese nuevo orden que ha surgido de la crisis y acaba como
el Humphrey Bogart de El último refugio,
perdido en las montañas; Toby, en cambio, consigue triunfar gracias al
sacrificio de su hermano y acaba explotando la tierra sacando petróleo de ella.
El petróleo y el carbón que Trump en su
estrecha visión de un año antes y un año después, considera indispensable para
la economía. El futuro ¿a quién le importa?
Hola Núria! Enlloc d’acceptar el teu perdó per un “post tan personal” et dono les gràcies per obrir un nou vincle sobre el meu propi trajecte i fer-me reflexionar sobre el trist foscor on ens trobem ara a Europa i el món. Aniré a veure la peli amb la Núria Vidal de Llobatera. Salutacions!
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