Dede
La historia: En un remoto
pueblo de Georgia perdido entre las montañas del Cáucaso y las nieblas de la Edad Media, una mujer
intenta que la dejen ser ella misma. Estamos en 1992, pero la vida
en estos remotos paisajes no ha cambiado mucho y Dina, la joven obligada por su
familia a casarse con un hombre al que no quiere, se rebela contra la
tradición que se impone sobre ella. Aunque no será Dina la que desencadenará la tragedia, sino
los tres hombres que la rodean en una especie de Bodas de sangre caucásicas y apasionadas donde las elipsis
juegan un papel importantísimo.
El paisaje: Las enormes y
nevadas montañas del Cáucaso son un elemento fundamental en esta historia.
Separan los pueblos, distancian las rivalidades, pero unen las secuencias. Las
elipsis de la narración, se cuentan
con panorámicas sobre estos lugares extraordinarios que conservan la
esencia de lo más antiguo.
Por qué hay que verla: Porque
es un ejemplo de una cinematografía poco habitual, la georgiana; porque es la
historia de una mujer contada por otra mujer, pero no cae en ningún cliché
feminista. Porque podía ser un film folklórico o costumbrista y en cambio es un
melodrama en toda regla, casi una tragedia. O simplemente, porque es muy
hermosa.
La historia: 25 años después
de su temprana muerte a los 41 años, la figura de Camarón sigue siendo un
referente para la música del último tercio del siglo pasado. Su vigencia es
evidente, pero su historia, contada desde la ficción hace unos años, se iba
desdibujando. Este documental que lleva el subtitulo de Flamenco y Revolución, quiere recordar quien era Camarón desde
dentro. Utilizando las canciones como relato paralelo de su vida y usando materiales
inéditos que no se conocían, el documental nos devuelve al gitano rubio y su
voz rota en una narración que desgrana otra voz rota, la de Juan Diego, que a
veces parece poseído por el propio Camarón.
El paisaje: La Isla de San
Fernando, Cádiz, las marismas donde viven libres los caballos vistos desde el
aire, imágenes que convierten el paisaje en un tapiz de colores y movimiento.
Estas planos sirven de transición entre los tiempos de una vida que se fue
haciendo a golpe de canción, de guitarra, de desgarro. Un paisaje sin el que no
se entiende a Camarón y su influencia.
Por qué hay que verla: A pesar
de que abusa un poco de los efectos estéticos de los propios paisajes o de unas
animaciones que sobre el papel funcionan, pero en la pantalla rompen el ritmo y
la emoción de las canciones, vale la pena ver este documental para recuperar un
fragmento de la vida y la cultura de España. Una vida y una cultura que va mas allá
de las marismas gaditanas y se hace universal cuando Camarón canta.
El
hombre que mató a Don Quijote
La historia: Pretender contar
la historia de esta película es casi tan imposible como vencer a los molinos.
Cine en el cine, cine sobre el cine, cine y literatura, cine y sueño, cine y
megalomanía, cine y folklore, cine y desmesura y barroquismo y caos. Y humor,
aunque no siempre compartido. Y pasión, y locura. En definitiva Terry Gilliam
luchando contra todos como Don Quijote,
y acabando derrotado por la realidad, como Don Quijote.
El paisaje: El de la Mancha, of course. Los molinos, los campos de
trigo, los pueblos perdidos, un lugar de la Mancha de cuyo nombre seguramente
Gilliam querrá acordarse, porque conseguir acabar esta monstruosa versión del
ingenioso hidalgo es una proeza que no
se olvida fácilmente. En blanco y negro y en color, con imágenes más turísticas
que literarias, y usando el horizonte como línea divisoria del plano, el
paisaje de La Mancha vuelve a ser protagonista de una aventura contra todo.
Por qué hay que verla: No es
una película fácil, no es nada complaciente. Es barroca, desmesurada, larga. Es
confusa y a veces irritante. Pero se ha de ver porque en estos tiempos de
irritación y confusión en que vivimos, donde los gigantes no son molinos sino
gigantes de verdad a los que hay que combatir, este Quijote de los Monty Phyton (se sienten en
todos los poros del film) es el que nos merecemos.
Basada
en hechos reales
La historia: Una escritora de
éxito se siente bloqueada ante la página en blanco. En un momento de su vida en
que está completamente desprotegida conoce a una misteriosa mujer que poco a
poco se va apoderando de ella en una vampirizarían mimética y destructiva. Pero
¿es real o no es real este fantasma que la impulsa a volver a escribir?
El paisaje: En este caso es un
paisaje mental más que físico. La mente de la escritora que interpreta
Emmanuelle Seignier, es el paisaje que explora Polanski metiéndose en los
últimos recovecos, sin dejar que nada se esconda. Es una autentica exploración
de miedos, deseos, inseguridades y sobre
todo incapacidad de crear. No siempre es un paisaje agradable de ver. Es más
bien austero, seco, y solo tiene un accidente en el horizonte: la figura de Elle, la
mujer inventada o no, que interpreta una fría Eva Green.
Por qué hay que verla: No es
el mejor Polanski, aunque si hay muchos elementos reconocibles de su universo
creador. Nos hace pensar en el Misery de Stephen King, aunque a veces
recuerda el horror de la página en blanco de El resplandor. Las dos actrices se crecen una frente a la otra. No
son suficientes elementos para hacer de la película un film importante, pero si
para descubrir una autora, la escritora francesa Delphine de Vigan, sugerente y
muy inquietante.
😀
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