sábado, 2 de junio de 2018

PAISAJES (2)



Dede
La historia: En un remoto pueblo de Georgia perdido entre las montañas del Cáucaso y las nieblas de la Edad Media, una mujer intenta que la dejen ser ella misma. Estamos en 1992, pero la vida en estos remotos paisajes no ha cambiado mucho y Dina, la joven obligada por su familia a casarse con un hombre al que no quiere, se rebela contra la tradición que se impone sobre ella. Aunque no será  Dina la que desencadenará la tragedia, sino los tres hombres que la rodean en una especie de Bodas de sangre  caucásicas y apasionadas donde las elipsis juegan un papel importantísimo.
El paisaje: Las enormes y nevadas montañas del Cáucaso son un elemento fundamental en esta historia. Separan los pueblos, distancian las rivalidades, pero unen las secuencias. Las elipsis de la narración, se cuentan  con panorámicas sobre estos lugares extraordinarios que conservan la esencia de lo más antiguo.
Por qué hay que verla: Porque es un ejemplo de una cinematografía poco habitual, la georgiana; porque es la historia de una mujer contada por otra mujer, pero no cae en ningún cliché feminista. Porque podía ser un film folklórico o costumbrista y en cambio es un melodrama en toda regla, casi una tragedia. O simplemente, porque es muy hermosa.


 Camarón, flamenco y revolución
La historia: 25 años después de su temprana muerte a los 41 años, la figura de Camarón sigue siendo un referente para la música del último tercio del siglo pasado. Su vigencia es evidente, pero su historia, contada desde la ficción hace unos años, se iba desdibujando. Este documental que lleva el subtitulo de Flamenco y Revolución, quiere recordar quien era Camarón desde dentro. Utilizando las canciones como relato paralelo de su vida y usando materiales inéditos que no se conocían, el documental nos devuelve al gitano rubio y su voz rota en una narración que desgrana otra voz rota, la de Juan Diego, que a veces parece poseído por el propio Camarón.
El paisaje: La Isla de San Fernando, Cádiz, las marismas donde viven libres los caballos vistos desde el aire, imágenes que convierten el paisaje en un tapiz de colores y movimiento. Estas planos sirven de transición entre los tiempos de una vida que se fue haciendo a golpe de canción, de guitarra, de desgarro. Un paisaje sin el que no se entiende a Camarón y su influencia.
Por qué hay que verla: A pesar de que abusa un poco de los efectos estéticos de los propios paisajes o de unas animaciones que sobre el papel funcionan, pero en la pantalla rompen el ritmo y la emoción de las canciones, vale la pena ver este documental para recuperar un fragmento de la vida y la cultura de España. Una vida y una cultura que va mas allá de las marismas gaditanas y se hace universal cuando Camarón canta.


El hombre que mató a Don Quijote
La historia: Pretender contar la historia de esta película es casi tan imposible como vencer a los molinos. Cine en el cine, cine sobre el cine, cine y literatura, cine y sueño, cine y megalomanía, cine y folklore, cine y desmesura y barroquismo y caos. Y humor, aunque no siempre compartido. Y pasión, y locura. En definitiva Terry Gilliam luchando contra todos como Don Quijote, y acabando derrotado por la realidad, como Don Quijote.
El paisaje: El de la Mancha, of course. Los molinos, los campos de trigo, los pueblos perdidos, un lugar de la Mancha de cuyo nombre seguramente Gilliam querrá acordarse, porque conseguir acabar esta monstruosa versión del ingenioso hidalgo es  una proeza que no se olvida fácilmente. En blanco y negro y en color, con imágenes más turísticas que literarias, y usando el horizonte como línea divisoria del plano, el paisaje de La Mancha vuelve a ser protagonista de una aventura contra todo.
Por qué hay que verla: No es una película fácil, no es nada complaciente. Es barroca, desmesurada, larga. Es confusa y a veces irritante. Pero se ha de ver porque en estos tiempos de irritación y confusión en que vivimos, donde los gigantes no son molinos sino gigantes de verdad a los que hay que combatir, este Quijote de los Monty Phyton (se sienten en todos los poros del film) es el que nos merecemos.



Basada en hechos reales
La historia: Una escritora de éxito se siente bloqueada ante la página en blanco. En un momento de su vida en que está completamente desprotegida conoce a una misteriosa mujer que poco a poco se va apoderando de ella en una vampirizarían mimética y destructiva. Pero ¿es real o no es real este fantasma que la impulsa a volver a escribir?
El paisaje: En este caso es un paisaje mental más que físico. La mente de la escritora que interpreta Emmanuelle Seignier, es el paisaje que explora Polanski metiéndose en los últimos recovecos, sin dejar que nada se esconda. Es una autentica exploración de miedos, deseos, inseguridades  y sobre todo incapacidad de crear. No siempre es un paisaje agradable de ver. Es más bien austero, seco, y solo tiene un accidente en el horizonte: la figura de Elle, la mujer inventada o no, que interpreta una fría Eva Green.
Por qué hay que verla: No es el mejor Polanski, aunque si hay muchos elementos reconocibles de su universo creador.  Nos hace pensar en el Misery de Stephen King, aunque a veces recuerda el horror de la página en blanco de El resplandor. Las dos actrices se crecen una frente a la otra. No son suficientes elementos para hacer de la película un film importante, pero si para descubrir una autora, la escritora francesa Delphine de Vigan, sugerente y muy inquietante.

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