viernes, 30 de noviembre de 2018

ENTRE DOS PELIS



(me gusta mucho el paisaje de entre dos aguas, el Guadalquivir entre el rio y el mar)

Entre dos aguas
Este es un film entre… Entre el documental y la ficción, entre el pasado y el presente, entre las dos orillas de  un rio, entre dos vidas paralelas, entre un hombre y una mujer y entre dos amigos. Documental, porque parte de personajes que existen y vidas que son reales (sobre todo la del bebé que vemos nacer al principio de la película); ficción, porque con esos personajes y esas vidas se construye una historia inventada que nada tiene que ver con la realidad pero es completamente real. Pasado, porque nace hace doce años, cuando Isaki Lacuesta y su compañera Isa Campo, rodaron en la Isla de San Fernando La leyenda del tiempo donde conocieron a Isra y a su hermano Cheíto entonces niños casi adolescentes y a los que recuperan ahora convertidos en hombres y con su propia familia. Las dos orillas del rio son las del Guadalquivir unido por ese puente desde el que se tiran peligrosamente al agua, paisaje único e inconfundible de las dos vidas paralelas de Isra y Cheito. Entre un hombre, Isaki y una mujer Isa, que juntos integran una figura creativa única donde no se sabe bien donde acaba uno y empieza otra. Entre dos amigos, Isaki /Isra, unidos ya en una amistad cimentada en el cine. Si Entre dos aguas solo fuera todo esto ya sería importante, pero hay más en este film desconcertante y sorprendente en el que los finos hilos de la historia se tejen como algas en el agua del rio. La belleza de sus paisajes, la riqueza de la música, los insólitos escenarios donde se ha rodado (el hospital, la cárcel, el barco), y sobre todo la alegría triste que desprende todo el film, son elementos indispensables del placer de verla. No es una película convencional, no se parece a nada, Entre dos aguas, es uno de eso films que no se olvidan.


(una de las ultimas fotos que me envío Chema, me gusta mucho la paz que se respira, como si Bertolucci mirara al horizonte sin ningún miedo)

Bernardo Bertolucci   
La noticia de la muerte de Bernardo Bertolucci no me cogió desprevenida. Llevaba mucho tiempo enfermo y estaba muy cansado. Que no me sorprendiera, no quiere decir que no lo haya sentido. Le conocía muy poco, alguna cena en Berlín, una tarde preciosa en Estoril, pero aunque no de una forma directa, si que sabia cosas de él. Bernardo era uno de los mejores y más antiguos amigos de Chema Prado (el ex director de Filmoteca Española) y Chema es uno de mis mejores y más antiguos amigos. Era él el que me contaba cómo estaba Bertolucci, me mandaba fotos de sus encuentros y me comentaba sobre sus proyectos. Por eso me ha dolido su muerte. Porque sé que Chema debe estar muy triste y lo siento por él. Esta situación me ha hecho pensar como una noticia que aparentemente no nos afecta de forma directa nos puede conmover porque sí afecta a alguien que queremos. Yo quiero a Chema y a Marisa (Paredes) y por ellos siento que Bertolucci haya muerto. También porque con él se  acaba una época del cine italiano y europeo. Una época que no volverá.


(el programa de la Filmoteca Nacional de España de marzo de 1978)

Laya Films
Por motivos profesionales he leído hace poco un libro sobre la productora Laya Films, creada por el Comisariado de Propaganda de la Generalitat de Catalunya durante la guerra civil. Laya Films produjo noticiarios y documentales entre 1937 y 1938 que recogían la vida en el frente y en Barcelona. Todo el material rodado por Laya Films fue confiscado al final de la guerra y nunca se volvió a ver. Hasta el año 1978, cuando en el mes de marzo de ese año, la Filmoteca Nacional de España programó un ciclo en Barcelona y Madrid donde se pudo descubrir todo el material que existía de la productora, acompañado por una mesa redonda en la que se reunieron por primera vez los pocos trabajadores supervivientes de Laya Films. Fue un momento importante en el camino de recuperación de la memoria histórica colectiva. Pues bien, en un Epilogo del libro en cuestión, titulado Laya torna a Catalunya (Laya vuelve a Catalunya) el autor no solo no cita en ningún momento este ciclo, esta mesa redonda, este hecho, sino que explica que fue en 1983 cuando la recién traspasada Filmoteca de Catalunya se ocupó de reclamarlos a Madrid como si  nunca se hubiera hablado antes de Laya Films. No es la primera vez que me encuentro con noticias así, textos y discursos que olvidan que en Barcelona hubo una sala de proyección de Filmoteca Nacional de España desde 1972 y que en 1975 Barcelona se convirtió en sede de la Filmoteca con una colaboración muy estrecha con Madrid. Aquí se programaba, se editaban las publicaciones, se comenzó el embrión de un archivo y se empezó a construir una biblioteca. Todo eso mucho antes de que la Filmoteca fuera traspasada a la Generalitat en 1983. Porque si se pudo traspasar algo fue porque había algo construido con el trabajo y la ilusión de mucha gente que la historiografía oficial olvida sistemáticamente. Perdonen este largo texto, pero es que me he sentido muy mal al leer este Epílogo, sobre todo porque no es un ejemplo aislado de desmemoria histórica. A veces tengo la sensación de que en España y sobre todo en Catalunya, se ha instalado una especie de neofranquismo histórico y cultural. Franco decidió que nada de lo que se había hecho antes de que él ganara la guerra existía ni tenía ningún valor. Todo comenzaba con él. La Generalitat hace exactamente lo mismo muchísimas veces: nada de lo que sucedió antes de 1979, sobre todo la transición, pero también lo que se hizo durante el franquismo, merece ser recordado. Hace poco nos enteramos las ex alumnas del Instituto Verdaguer que se estaba haciendo un estudio sobre el Instituto. Y para nuestro asombro, nos dimos cuenta de que se pasaba de la etapa de la República a los años ochenta. Toda nuestra época y la de tantas otras niñas que estudiamos allí, no existía, como si nunca hubiera habido un Instituto en el parque de la Ciudadela. Bueno, no sigo y paso a la segunda película
Una aclaración.
Me ha escrito el autor del libro sobre Laya Films para decirme que en el texto se habla muchas veces del ciclo y la mesa redonda del año 1978. Yo no lo encontré cuando miré el libro, pero le creo y además le agradezco que me lo haya aclarado. Así que reconozco que aunque en el Epilogo no se hable, en el texto general si se cita.  Pero eso no cambia mi sensación de que se extiende un manto de desmemoria histórica sobre muchas cosas que pasaron antes de ... 



(Miriam)
Miriam miente
Miriam es una adolescente de quince años en la República Dominicana. Miriam es mulata, o mejor dicho, es negra. Miriam tiene una madre blanca que se casó con un hombre de color contra los deseos de su familia. Miriam vive en un barrio de clase media acomodada, y sus amigos son todos blancos. Cuando la conocemos, su madre está inmersa en la celebración de su fiesta de quince años, uno de los momentos más importantes en la vida de toda jovencita latinoamericana. Miriam tiene que encontrar un compañero para su baile de quince años, y cree tenerlo en un amigo que ha hecho en internet. Pero… no sigo para que la vean, pero ahí es donde empieza la mentira de Miriam que la llevará a vivir una angustia absoluta al ser incapaz de revelar lo que siente y la verdad de lo que le está pasando, Todo contado con desenfado, con humor, sin acritud. Denunciar los comportamientos racistas en una sociedad que presume de no serlo, no tiene porque ser un drama. Miriam miente es una comedia agridulce que hace pensar en cómo nos comportamos todos en la sociedad. Y lo hace sin tomar partido. En ese sentido, la secuencia de la fiesta es muy clarificadora. Miriam no es la única que miente y se miente, en cierto modo, lo hacemos todos casi sin darnos cuenta.



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